Independentismo catalán llamó a movilizar este sábado antes de negociar con el gobierno

Esta marcha por la Diada del 11 de septiembre, celebración convertida desde 2012 en una jornada de defensa de los derechos y las libertades del país, y en un acto de reafirmación del carácter propio de Cataluña y de su identidad como nación, se produce en plena controversia con el gobierno nacional.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) pondrá a prueba el sábado próximo su capacidad de movilización en la tradicional manifestación separatista por la fiesta regional de Cataluña, que en plena escalada en 2014 llegó a congregar a 1,8 millones de personas pero que en los últimos años perdió fuerza, y a pocos días de retomar las negociaciones con el Gobierno español en un clima de renovada tensión.

Esta marcha por la Diada del 11 de septiembre, celebración convertida desde 2012 en una jornada de defensa de los derechos y las libertades del país, y en un acto de reafirmación del carácter propio de Cataluña y de su identidad como nación, se produce en plena controversia con el gobierno nacional.

El miércoles pasado Madrid decidió suspender la ampliación del aeropuerto de Barcelona, alegando falta de confianza en el ejecutivo catalán, luego de que en agosto pasado ambas partes pactaran la inversión de 1.700 millones de euros en este proyecto, rechazado por ecologistas.

«Con la decisión de ayer, el gobierno del Estado constata que no tienen voluntad de diálogo», denunció hoy el presidente catalán, Pere Aragonès, sobre esta medida que calificó de «chantaje».

«Nunca han tenido la voluntad de invertir en Cataluña», agregó, recogiendo una de las reivindicaciones constantes del independentismo, citó la agencia de noticias AFP.

Sin embargo, el presidente catalán, de perfil más moderado y partidario del diálogo con el Estado, afirmó que este último choque no condiciona el futuro de la mesa de negociación que debe reanudarse la próxima semana.

Pero a pocos días de reunirse, todavía no se conoce ni la fecha exacta del encuentro, ni si el presidente Pedro Sánchez asistirá.

Lo que sí se sabe es que el gobierno español no contempla aceptar las dos demandas clave del independentismo: la celebración de un referendo de autodeterminación, que requeriría modificar la Constitución, ni una amnistía para los encausados por participar en el desafío secesionista de 2017.

En 2017, el gobierno catalán declaró una efímera independencia que acabó con su autonomía intervenida y sus líderes presos o huidos, y dio paso a una etapa de decepción entre los separatistas, enfrentados sobre qué estrategia adoptar ahora.

Tampoco ayuda a reactivar el fervor el delicado equilibrio del nuevo ejecutivo autonómico, donde son frecuentes las fricciones entre la gobernante Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) de Aragonès y las alas más radicales del secesionismo, que no renuncian totalmente a la vía unilateral.

Se prevé que el sábado 11 en la Fiesta Nacional de Cataluña se congreguen menos de las 600.000 personas que asistieron en 2019, la menor cantidad de los últimos años.

En tanto, en 2020, las restricciones sanitarias obligaron a celebrar una versión reducida que no alcanzó los 60.000 asistentes.(Télam)

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