Grupo Prisa apuesta a Latinoamérica para paliar su crisis en España y Portugal

cebrianJuan Luis Cebrián, presidente del grupo, reconoció que ya el 60% de la facturación de la propietaria de El País y de Santillana viene de la región. «Es el mejor mercado imaginable» ante la situación europea, dijo. Difícil renegociación de su abultada deuda.

Por INFOnews

El presidente ejecutivo del grupo español Prisa, editor del diario El País y propietario en Chile de la cadena de radio Iberoamerica, que incluye ADN, más la editorial Santillana, afirmó que «para paliar los efectos de la prolongada crisis en España y Portugal», pusieron a Iberoamérica como foco principal de sus actividades.

En su intervención ante la Junta de Accionistas de Prisa celebrada en Madrid, y en la que se trata la refinanciación de su abultada deuda, Juan Luis Cebrián señaló que las radios latinoamericanas supondrán en 2013 más del 60% de la facturación y del beneficio bruto del total de la división. De hecho, puntualizó, la colombiana Caracol es más rentable que la cadena SER.

Por otro lado, dentro de la división Santillana, Cebrián anunció la puesta en marcha de un sistema de enseñanza digital en Brasil, México y Colombia y este otoño su nave insignia, El País, lanzará una edición digital en portugués destinada fundamentalmente al mercado brasileño.

Cebrián indicó, por otro lado, que seguirá en su cargo hasta diciembre de 2015 y aseguró a los 705 accionistas que acudieron a la asamblea –el 43% del capital societario– que la viabilidad del grupo «se verá garantizada» si se aprueba el plan presentado la semana pasada y que ya fue ratificado por el 70% de sus acreedores financieros. El nuevo plan incluye desinversiones en el área audiovisual «para garantizar la viabilidad del grupo como institución, sin dañar su crecimiento, y a la espera de la recuperación económica», dijo.

Agregó luego que las «mermas» de la facturación de Prisa en Portugal y España obligó a Prisa a «severos ajustes en los gastos, incluidos los de personal». Esa situación creó una «considerable tensión interna y externa», con descalificaciones y llegándose a poner en duda «la pérdida de independencia o de calidad de la editorial» que ha podido causar –abundó– un «grave daño a la imagen y credibilidad de El País».

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