Carlos Peña y los reparos al grupo Penta: "Lo malo no es haber financiado a la derecha. Su problema aparente es haberlo hecho mediante simulaciones, al margen de la ley"

carlos_pena_gEn su tradicional columna de los domingo, el abogado y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, analiza en El Mercurio las denuncias que pesan sobre el grupo Penta de financiar candidatos de la Unión Demócrata Independiente y se pregunta, entre otras cosas, quién, salvo un «ingenuo irredento» podría considerar inédito o sorpresivo que Carlos Eugenio Lavín o Carlos Alberto Délano, fueran financistas de la UDI.

El abogado y rector de la UDP, Carlos Peña, sostiene hoy en su columna de El Mercurio, al referirse a las revelaciones de esta semana sobre el financiamiento del grupo Penta a candidatos y dirigentes de la UDI, que en ello «no parece haber nada sorprendente». Y se pregunta: «Después de todo, ¿quién, salvo un ingenuo irredento, podría considerar inédito o sorpresivo que Carlos Eugenio Lavín o Carlos Alberto Délano, cuyo apodo, el Choclo, es de esperar no se convierta, quiera Dios, en un alias, fueran financistas de la UDI?»

Peña sostiene que «sorprenderse porque un grupo financiero apoye a la derecha es tan estúpido como desorbitar los ojos a la vista de la negrura del hilo negro. ¿Qué se esperaba? ¿Qué un grupo de personas con vínculos sociales y de clase con parte de la dirigencia de la UDI y cuyos intereses objetivos estaban alineados con el partido que fundó Guzmán, apoyara al PPD o al PS? No, no cabe duda. No hay nada de notable en los vínculos entre el grupo Penta y el partido que fundó Jaime Guzmán».

Y luego, incluso, las defiende: «La reserva en las donaciones es plenamente conforme al derecho vigente. Desde el punto de vista del derecho, los aportes a las candidaturas pueden, perfectamente, ser reservados, y no es del todo malo que sea así».

Para el abogado, que escribe semanalmente para el diario de Edwards, «una donación reservada es una en que el donatario, es decir, el candidato, no sabe quién le donó ni cuánto. Se beneficia; pero carece de la certeza respecto del beneficiario. Las donaciones reservadas permiten así que los particulares -por ejemplo, Délano o Lavín- donen al candidato de su preferencia; pero que este último no tenga certeza de que la donación fue efectuada. De esta forma, la reserva en las donaciones libera al candidato electo de cualquier compromiso. En otras palabras, la reserva en las donaciones cumple la misma función que el secreto del voto: así como este último tiene por objeto evitar el cohecho, es decir, que los más ricos puedan comprar el voto, las donaciones reservadas persiguen evitar que quienes tienen dinero, Délano o Lavín, o como se llamen, puedan financiar una campaña a cambio de apoyo. Como el candidato no sabe quién le donó y cuánto, nunca se sentirá obligado frente a aquel que aportó a su campaña».

Sin embargo, luego, las emprende contra lo revelado porque, en el caso Penta sí hay reparos. «Lo que se reprocha aquí es haber simulado boletas de honorarios o de prestación de servicios a fin de transferir recursos a candidatos -no solo de derecha, puesto que, todo hay que decirlo, también fue mencionado Andrés Velasco- fuera de las reglas legítimas de financiamiento electoral. En vez de efectuar donaciones reservadas, empresas del grupo habrían transferido dinero a los candidatos y, luego, habrían justificado el egreso de esos recursos con boletas de honorarios o de servicios que nunca se prestaron».

Y entonces, ya habla derechamente de «fraude» porque las operaciones conocidas «ayudaría a eludir el límite de gasto que pesa sobre las campañas e inflaría el gasto de las empresas, burlando así sus obligaciones tributarias». Pero cree, según escribió, que «no hay que dirigir todo el reproche hacia el grupo Penta» porque lo que ocurre en este caso -el empleo de argucias de diversa índole para burlar la ley y lograr que el dinero impere sobre la voluntad de los ciudadanos- «debe repetirse también en otros sectores políticos». «Ni el Choclo Délano -Dios quiera que ese apodo no se convierta en alias- ni Lavín son casos aislados o únicos en la política chilena y, por lo mismo, pensar que los defectos en el financiamiento de las campañas están nada más que del lado de la derecha, es un error de proporciones», argumenta.

Y concluye: «Lo malo de Carlos Délano y Carlos Lavín -¡qué tocayos!- no es haber financiado a la derecha. Su problema aparente es haberlo hecho mediante simulaciones, al margen de la ley».

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