Concertación: Hora de cambiar el nombre

columnistas Quintana pagina 17Escribe Jaime Quintana Leal*

Hay algo que nos ha acompañado desde la época de las cavernas y nos ha permitido, conocernos, comunicarnos, construir identidad y transformar la realidad. Es esa  humana costumbre de poner nombre a las cosas, del bautizo no como acto religioso, sino como un momento cultural que permite abrir la conversación, es ese acto de decirle a tu hija Leonor y a tu mascota Luna, de regocijarnos en ver en el “nombre”, la identidad de  aquello que sabemos, tiene algo de nosotros. Es la importancia de llamarse Ernesto y de llamarse Concertación.

Los nombres tienen entonces un sello fundacional, donde siempre hay un padre y una madre y donde también alguien deja caer un agua mágica sobre la criatura. Muchos llegan a la fiesta y celebran al nuevo visitante. La algarabía dura a veces una semana y en singulares casos, 20 años.

Quien o quienes hayan sido los padres y madres del nombre “Concertación”, deben estar preocupados por la crisis adolescente de esta muchacha política. Ha crecido, ha hecho de lo bueno y de lo malo, ha tenido resultados espectaculares y otros desastrosos. Recientemente se ha rodeado de amigotes, que le siguen diciendo lo hermosa y guapa que es. “Haga lo que haga, su nombre es tan bello que nadie dejará de quererla”. Le susurran al oído.

Lo cierto es que esta muchacha está sintiendo que su nombre ya no genera la atención de los más jóvenes y día a día sus bonos pierden poder en el mercado de las adhesiones políticas. Le han sugerido que cambie de ropa, se haga una liposucción cultural y los más atrevidos le piden que se extraiga grasa de la izquierda, mientras otros reclaman que ya no le miran, por la gordura de la pierna derecha.

Lo importante es que ella ha concluido que ya no es la misma. El país ha transitado demasiado rápido desde Tevito a la televisión digital, la juventud hace rato que dejó de escuchar “una mujer con sombrero” y el stencil con el que se escribía su nombre hoy es reemplazado por los 140 caracteres de Twitter.

Hay algo en el nombre que no está sucediendo. La muchacha ha crecido y por más que intenta, no puede interpretar a quienes le dejaron de querer. En su intento de volver a aquello que la llevó a la gloria, viaje épico y peligroso, deberá escuchar a los peatones y mirar más allá de Santiago. En ese caminar iniciático, se dará cuenta que la gente ya le puso otro nombre. Es el nuevo bautizo que Chile está esperando.

*senador PPD de la Araucanía

1 comentario
  1. Gonzalo Chavez dice

    No solo hay que cambiarle el nombre, tambien hay que cambiarle el norte……………….el actual anclado en el neoliberalismo extremmo ya no da más, Chile requiere democracia, empecemos con una Nueva Constitución que salga de una Asamblea Constituyente y de ahí hablamos……….

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