¿Quién ayuda a quién?

Foto Elza WVEscribe Elza Fagundez*

Enfrentar el que probablemente será el invierno más frío en décadas es una preocupación para todos los sureños. Aún más para los que viven en frágiles casas de emergencias con aislamiento precario. Y allí viven recién nacidos, niños pequeños y escolares que tienen que asomarse desde el frío de sus viviendas a un mundo gélido para poder estudiar. Son gente que no sólo han vivido el terremoto, muchos de ellos el tsunami, y ahora el frío inmisericorde. Felizmente, va a ser un año con menos lluvias de lo normal debido al fenómeno de “La Niña”. Pobre alivio para los damnificados, porque el precio son cosechas pobres y escasez o carestía de los alimentos.

World Vision está haciendo un llamado a patrocinar más niños, a acogerlos en este frío invierno, que en el sur, hasta el momento, ha mostrado las temperaturas más bajas de los últimos 30 años. Para que niños que lo han perdido todo sepan que hay una persona en especial que se preocupa de él o de ella, de su bienestar físico, sicológico y espiritual. Alguien con un rostro, un nombre y una historia. Alguien de su mismo país que comparta, aunque sea parcialmente, la misma experiencia.

Al hablar con innumerables patrocinadores, he encontrado una constante: parecen olvidar lo que dan para quedar deslumbrados con lo que reciben. Asombra la variedad. A partir del terremoto, muchos tienen la gratificante sensación de estar participando activamente en la reconstrucción del país.

Algunos sienten que han encontrado una familia amiga. Es frecuente que el patrocinar se transforme en un proyecto familiar en que padres e hijos encuentran una gratificante tarea en común que une más a la familia. Gente sola, muy sola, descubre que “tienen” a alguien. Los ejemplos son innumerables y variados pero el denominador común es el de una enorme satisfacción. Ambos, patrocinador y patrocinado reciben un tesoro intangible no definido ni considerado. Cuando se diseñó esta forma de relación y de desarrollo, hace más de medio siglo, nadie pensó en este “extra” sorprendente que ha sido quizás lo que ha generado la continuidad de estos lazos que, a nivel mundial, son varios millones y que, en Chile, hacen mucha falta, como un bálsamo para un país herido.

*Directora Nacional World Vision

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