Voto obligatorio ¿?

arrepentimientoNo estoy de acuerdo que se vuelva al voto obligatorio. Uno tiene una conciencia ciudadana libre. Uno elige o vota por el candidato que está de acuerdo con sus principios y su conciencia. Por eso estoy de acuerdo con el voto voluntario.

Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+

Incluso en la situación actual de Chile, donde no existe una institucionalidad legítima; donde se impuso a la fuerza un Plebiscito por una Constitución de 1980, hecha a espaldas del pueblo, por una élite dictatorial, donde no hubo intervención del pueblo, que es el único y verdadero soberano; donde uno de los integrantes redactores de Constitución se retira: Don Jorge Alessandri Rodríguez, porque una minoría dictatorial, que lo acompañaba en la confección de Constitución, prácticamente estaba cometiendo un secuestro a la democracia; donde los Obispos de aquel tiempo dijeron: “que si no se daban las garantías mínimas, la Constitución no gozaría de ninguna autoridad moral”, donde el pueblo soberano ni siquiera tuvo tiempo prudencial para imponerse del contenido constitucional; donde el Plebiscito se dio sin garantías y sin Registros Electorales, así, se llegó a decir “que en Punta Arenas habían votado hasta las guaguas”; donde se actuó con dolo y mentira; donde posteriormente al fraude del Plebiscito, la dictadura siguió imponiendo a la fuerza la institucionalidad ilegítima, nadie, ni los políticos actuales, que con casi 27 años de gobierno, han seguido de hecho, “legitimando” lo ilegitimo, me pueden obligar a votar.

Hay políticos, que sabiendo que el pueblo los rechaza y los desaprueba por su negociación con la dictadura en Calera de Tango; los rechaza porque eso de “gobernar en la medida de lo posible”, más bien es gobernar de acuerdo a la negociación con dictadura; el pueblo soberano fue convocado a protestar pacíficamente para que se acabara la dictadura y volviera la democracia; el pueblo tiene muertos, mártires por la democracia. El pueblo fue traicionado, por políticos ansiosos de poder, con la negociación con la dictadura. Se fue el dictador, y de hecho, ha quedado hasta hoy, una institucionalidad ilegítima y dictatorial. Los políticos, por negociación, pasaron a convertirse en administradores de herencia de dictadura. El pueblo sabe que no hay verdaderamente una democracia en Chile. Una minoría de privados, grandes empresarios, ahora coludidos con clase política, están protegidos y privilegiados por la institucionalidad que, con ese fin ideó Don Jaime Guzmán, ideólogo de la dictadura y de la Constitución ilegítima. Eso lo saben los políticos que han detentado el poder por casi 27 años. Lo sabe el pueblo, que se siente engañado y traicionado por los políticos. Por eso no votan; porque los rechazan y no quieren más con ellos. Y ésta es la verdad de todo, por eso se quiere volver al voto obligatorio. Ahora recién, en primarias municipales sólo votaron 280 mil y un poco más de ciudadanos. El pueblo se aburrió con gobiernos y políticos después de dictadura. Y los políticos sabiendo que no tienen el respaldo del pueblo soberano, quieren obligarlo a votar, porque no se conforman, porque idolatran el poder. Algunos dicen que es una obligación ciudadana. No, señores. Nadie puede obligarme a ir contra mi conciencia. Hacerlo sería un acto dictatorial de políticos actuales.- Libres somos. Tenemos principios todos los que formamos el pueblo soberano. ¡No queremos más abusos ni mentiras! ¿Qué decir de la prueba más palpable de la protección y privilegio institucional ilegítimo, que hace una mentira e inmoralidad, negociando los políticos con ricos empresarios? Ha habido corrupción en elecciones: el poderoso pagó  campañas electorales de los políticos actuales, con la condición de boletas falsas, evadiendo impuestos: dinero de todos los chilenos, y protegiendo en Parlamento los intereses de la minoría poderosa. En Chile no ha llegado la democracia. Una minoría protegida por una institucionalidad ilegítima tiene secuestrada a la mayoría. El pueblo ha dicho basta ante tamaña mentira y traición. Se miente cuando se dan muchos argumentos para volver al voto obligatorio. Todos sabemos, que políticos, a pesar del recado que le manda el pueblo no votando, se hacen los desentendidos, llamando al voto obligatorio. “No hay peor sordo que el que no quiere oír”. Lo preocupante es hacia dónde vamos a llegar con esta crisis del Chile político. Yo diría, porque: “Sólo la Verdad nos hará libres”, que esta sordera, que obliga a políticos a exigir voto obligatorio, es una mentira más: es una inmoralidad y repito: sería un acto dictatorial.

Lo mismo pasa con el llamado a una Reforma Constitucional de Sra. Bachelet. Es una llamada inconducente, desordenada, sin tomar en cuenta de verdad al soberano pueblo, pues finalmente todo va a terminar en manos de ella, para después en un proyecto, llegar al Parlamento. ¡Basta ya! Si los chilenos no queremos más que nos manipulen los actuales políticos y los gobiernos “en la medida de lo posible”.

Se trata de un “cambio” de Constitución y no de reforma. Hay que acordarse de que Sr. Lagos firmó una nueva Constitución en año 2005. Y fue una “reforma” cosmética sobre el armatoste de la Constitución de Pinochet. Fue, queriéndolo o no, un nuevo engaño. Hay que elegir una Asamblea Constituyente. Podría ser en una Elección Libre y Democrática, eligiendo constituyentes de todas las Regiones, de Organizaciones propias de pueblo. A los elegidos en Asamblea Constituyente podrían asesorarlos abogados constitucionalistas probos y honestos, elegidos por la misma Asamblea Constituyente. No queremos que ni los políticos y Partidos Políticos actuales participen en este gran desafío. No queremos más Constituciones elitistas y de intereses egoístas. Queremos una Nueva Constitución donde realmente participe el pueblo representado por los constituyentes elegidos democráticamente.

Por último, me preocupa que no se entienda la demanda del pueblo; puede suceder cualquier cosa en Chile, porque ya no se aguanta ni soporta más esta situación causada en contra de la participación y comunión del pueblo. Como sacerdote, al igual que Mons. Goic, me preocupa que al no quererse entender esto, después de más de 40 años, querámoslo o no,  puede producirse un estallido social. Yo amo a mi patria y no quiero que haya violencia ni corra más sangre en tierra chilena.

¡Es responsabilidad de esa minoría que secuestra a la mayoría¡ ¡No más, en Nombre de Dios!

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