Sergio Urrutia: Chile, país endeudado

Se sabe que la disponibilidad del crédito es un motor del crecimiento porque impulsa la demanda, el consumo y la inversión, pero sus beneficios a corto plazo se transforman en un problema cuando el endeudamiento es demasiado alto, como pasó con las hipotecas subprime hace una década.

Sergio Urrutia, Académico de la Facultad de Economía y Negocios, U. Central

Chile es el país con los hogares más endeudados de América Latina, su deuda alcanza el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que también señala que esta tendencia al alza se produce en momentos en que la inflación se mantiene baja y a los salarios les cuesta subir.

Es más, el FMI advierte de los peligros de esta situación a mediano plazo porque eleva la inestabilidad financiera y las probabilidades de que se desencadene una nueva crisis bancaria, por lo que emplaza a las autoridades a adoptar medidas para mitigar estos riesgos.

Por su parte el Banco Central, en su último Informe de Estabilidad Financiera correspondiente al segundo semestre del presente año, si bien es cierto arroja que  los  indicadores financieros de los hogares  se mantienen, observó  un mayor uso de líneas de crédito y rotativos, lo que refleja una mayor estrechez para algunos hogares.  Respecto de los indicadores de incumplimiento, están estables para créditos hipotecarios pero han crecido para los  créditos de consumo,  se han incrementado los castigos de consumo en la banca y la morosidad en créditos otorgados por casas comerciales.

También la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF) en un informe,  alude al crecimiento sostenido de  los hogares que tienen deuda informal, es decir, aquella que  proviene  de fuentes no reguladas tales como préstamos de parientes,  amigos o de prestamistas y que ha registrado un aumento, pasando de 10,5% en el tercer trimestre del 2016, a 15,8% en el mismo período del 2017.

Teniendo en cuenta un escenario de bajo crecimiento  en el que no se generan muchos empleos asalariados, pero existe un permanente  aumento de los trabajos por cuenta propia, que en la mayoría de los casos generan ingresos precarios, que sólo cubren las necesidades básicas, opera entonces la postergación de compromisos financieros contraídos con anterioridad.

Entonces, a la luz de todos los informes, a los que se suma recientemente el de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) que advierte este  mayor endeudamiento de los hogares, renace la real preocupación  por nuestras carencias en educación y responsabilidad financiera.

Los jóvenes y adultos mayores son los más vulnerables frente a un mercado altamente consumista y que tiene enormes y tentadoras ofertas de productos y servicios, pero que una vez adquiridos hay que pagar con futuros ingresos disponibles. Aquí puede estar la falla al momento de hacer un presupuesto personal.

Se sabe que la disponibilidad del crédito es un motor del crecimiento porque impulsa la demanda, el consumo y la inversión, pero sus beneficios a corto plazo se transforman en un problema cuando el endeudamiento es demasiado alto, como pasó con las hipotecas subprime hace una década.

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