Miguel Reyes: Trending topics (o el vestido nuevo del emperador)

Uno de los elementos que sostienen la peligrosa proliferación de sitios falsos en internet que difunden noticias de igual tenor es la escasa capacidad crítica que tienen las audiencias de distinguir lo real, mejor dicho razonable, de aquello que desafía la lógica más elemental.

Por Miguel Reyes Almarza*

Los medios tradicionales, al ojo desinteresado y cansado, pesan lo mismo que cualquier página alojada de forma parásita en redes sociales y esto es el caldo de cultivo para hacer de una idea posible, mas no cierta, un fenómeno de masas.

Así como alguna vez fue la TV garantía de veracidad –“Lo dijeron en la tele”– hoy son las redes sociales en todo su abrumador espectro. Nadie cuestiona si la ‘noticia’ vino de la BBC o de mentiras.cl, el medio, como bien anticipó McLuhan, es el mensaje y esto significa que solo porque se soporta en el mundo virtual y tiene la forma de noticiero, vale igual para tales efectos.

La escasa capacidad de control de lo que se publica en internet ha servido como trinchera para una serie de cuentas troll –falsas muchas veces– ya sea para alabar o desprestigiar modos de pensar y que pueden ser controladas a voluntad por el mandante para hacer coincidir un discurso de cambio con los anhelos imposibles del público. Comentarios ‘honestos’ de cuentas alojadas en las partes más recónditas del mundo, adhieren con fervor a extrañas formas de ver la realidad. Mejor aún, pueden poner en movimiento una idea a todas luces reñida con la razón, ‘Chilezuela’ es un buen ejemplo, y esperar que el tiempo la sedimente como algo posible y por tanto digno de consideración y temor.

En el fondo aplica el clásico gesto de pretensión de saber que es la figura central del famoso cuento de 1837 “El vestido nuevo del emperador” del poeta y cuentista danés Hans Christian Andersen donde el miedo a la ignorancia tiende irremediablemente al absurdo. Las audiencias temen quedar fuera de lo público y para esto deben asumir de forma inmediata posiciones respecto a lo que los medios solicitan no importando el grado de verosimilitud que esto implique. Ante la escasa voluntad de crítica –requiere de tiempo y algo de esfuerzo– es mejor seguir a las mayorías. Participar de las tendencias ‘virales’ o ‘trending topics’ nos hace ver como parte activa de la opinión pública.

Aplica entonces la gran falacia popular donde la mayoría es sinónimo de lo razonable. Si el gran público de internet ve el vestido nuevo del emperador –aun cuando la evidencia arroje que va desnudo– es mejor sumarse a la tendencia y verlo también, es más, si el discurso es político y su complejidad –si existe– puede dejar de manifiesto nuestras carencias ante semejante tópico, con mayor razón sumarnos a la candidez de la masa nos defiende del escarnio público y nos catapulta al saber garantizado por el consenso. Mantendremos, entonces, nuestra posición vacía de razonabilidad incluso cuando la tendencia nos pida ver un inminente apocalipsis mientras hacemos fila para obtener unos cuantos gadgets de última generación en el Black Friday de turno.

 

*Periodista, Investigador en pensamiento crítico.

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