Efecto WhatsApp: ¡Adiós SMS…!

En Chile, al igual que en muchas partes del mundo, la aplicación que permite enviar mensajes de texto gratis, crear grupos y adjuntar archivos está produciendo furor. Es la crónica de una muerte anunciada para los mensajes de texto.

Por Daniel Fajardo

Más de 10 millones de dólares en inversiones ha recibido la empresa WhatsApp Inc. en su corta vida. Fue fundada por un ex funcionario de Yahoo y está ubicada en La Meca de la informática: Silicon Valley.

Si bien estos datos por sí solos no son el secreto de su éxito, es un antecedente no menor. WhatsApp se ha transformado en una de las aplicaciones más descargadas en los sistemas operativos Android y iOS (iPhone). Su funcionamiento no es nada nuevo. Mezcla un poco de SMS, con un ingrediente de mensajero instantáneo. Una pizca de creación de grupos, emoticones, envíos de videos, fotografías, audio y el trago está listo. Incluso se le pueden agregar unas gotitas de localización mediante GPS.

Pero no está disponible en cualquier restaurante. Sólo se sirve en las barras de los smartphones con conexión a internet. Sin embargo tiene un toque especial al cual le debe gran parte de su éxito: El envío de mensajes de texto es gratuito. Así se asegura una masividad imparable. Especialmente en Chile. País ya conocido por ser “early adopter” en estas materias.

Hasta el mismo nombre “WhatsApp” es tremendamente acertado. Si bien una “App” es la abreviatura de “Aplication” (Aplicación), la mezcla de palabras evoca a la coloquial frase angloparlante “What’s Up?”. En una traducción libre al español significaría “¿Qué pasa?”, “¿Qué onda?” o “¿Qué hay de nuevo?”.

Adicción

El software está disponible prácticamente para todos los sistemas operativos. Aparte del de Google y Apple, se puede descargar para BlackBerry, Symbian, Nokia y Windows Phone 6. Por algo es actualmente la aplicación más famosa en el mundo en más de 40 países.

Se estima que 500 mil personas las descargan diariamente. Sus usuarios generan alrededor de mil millones de mensajes al día. Si bien no existen aún cifras exactas de sus descargas en Chile, está claro que su uso es bastante transversal y un gran porcentaje de quienes tienen smartphones ya lo usan. Claudia Zabaleta, una ejecutiva de ventas que trabaja en el centro de Santiago comenta que el uso de WhatsApp ya superó con creces a los llamados tradicionales. “Estoy en continua comunicación con mi familia, amigos e incluso con varios clientes. Una de las cosas más entretenidas es poder crear grupos. Así no tienes que estar enviando mensajes a cada persona de forma separada”, indica.

Justamente, uno de los efectos inmediatos de la moda de esta aplicación para los operadores de telefonía móvil es una baja en el uso de mensajes de texto cortos o SMS. Cuando un usuario de smartphone contrata un plan multimedia (o sea, que le permite navegar por internet), su nivel de envío de SMS baja considerablemente, ya que usa WhatsApp. Si no tiene contratado un plan de este tipo, lo más posible es que apenas encuentre una WiFi disponible, se conecte a ella y use el popular software para comunicarse con sus amigos.

Según Roberto Arancibia, profesor de Publicidad Interactiva, Social Media y Marketing Digital de la Universidad del Pacífico, el éxito de WhatsApp en nuestro país se debe sobre todo a lo rápido y fácil de su instalación.

Además de la posibilidad de usarlo de inmediato gratuitamente. “La experiencia de uso es tremendamente grata. Se agregan contactos y se disfruta rápidamente. Se pueden agregar imágenes, fotos nuevas o existentes en tus álbumes. Así como compartir contactos, ubicaciones, notas de audio. ¡Una suite fascinante!”, comenta Arancibia.

El publicista indica además un tema no menor: “El respeto a la privacidad que ha demostrado la compañía. Ni siquiera te pide datos, tu edad, o tu dirección. Bajas la aplicación, la instalas y ya”.

Justamente este factor le ha significado una serie de críticas con respecto a la seguridad. Su crecimiento ha sido tan explosivo y transversal, que muchas empresas de seguridad informática han recomendado que se utilice con cautela. Especialmente cuando un usuario se conecta a una WiFi pública (ver recuadro). Se considera igual o más peligroso -en términos de virus informáticos-, como el correo electrónico.

En el trabajo

Si bien aún hay varios temas de seguridad que mejorar, muchas organizaciones ya están utilizando WhatsApp para el trabajo diario. Especialmente en lo referente a la creación de grupos cerrados.

Por ejemplo, el Ayuntamiento (Municipalidad) de Santa Cruz de Tenerife en España, ordenó desde el año pasado a todos sus concejales y funcionarios municipales a utilizarlo, con el objetivo de ahorrar en la factura de telefonía móvil. La ordenanza oficial detalla: “La Dirección General de Recursos Humanos y Tecnologías ha dado instrucciones para minimizar al máximo posible los gastos en telefonía móvil. De esta forma, el personal que tiene asignado un terminal de telefonía móvil como herramienta de trabajo deberá realizar el envío de los mensajes a través de la aplicación WhatsApp Messenger en lugar de mensajes vía SMS”.

Según Roberto Arancibia: “Será cosa de tiempo ver si la empresa se decide por orientar algunos servicios al mundo corporativo, la posibilidad de crear grupos y compartir contenido sin duda tienen ventajas para las empresas”, comenta el académico.

Eso sí hay que tener algo claro. Tanto los dueños de WhatsApp como sus inversionistas tienen claro que están creando una necesidad. Sumando millones de usuarios en el mundo. Pero en cualquier momento dejará de ser absolutamente gratis. Aproveche de usarlo.

RECUADRO:

Consejos de seguridad

WhatsApp es un software bastante abierto y es muy fácil que hackers puedan ver las conversaciones de terceros, ya que los mensajes no están encriptados. Se recomienda lo siguiente:

– Utilizar de preferencia la red 3G del proveedor de Telefonía Móvil

– Utilizar redes WiFi 100% conocidas y seguras.

– No utilizar redes de WiFi abiertas de lugares públicos.

– No enviar fotografías o documentos importantes en aspectos laborales o personales, ya que pueden ser interceptados.

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