Los Topos vuelven a escarbar en México con la esperanza de hallar vida entre escombros

Los rescatistas voluntarios bautizados Los Topos en el sismo que devastó la Ciudad de México en 1985, reaparecieron tras el terremoto del martes, con la esperanza de salvar vidas, concentrados en una escuela del sur de la capital, donde hay decenas de niños atrapados.

«Hemos trabajado toda la noche, aquí podemos encontrar unos 35 niños y maestros que pueden estar con vida», dijo uno de los jóvenes ciudadanos que trabajaron desde el martes, José Roberto, junto con los rescatistas profesionales.

Los voluntarios y un grupo de veteranos de Los Topos, que han sido el emblema de México en sus brigadas de auxilio enviadas a tragedias en otros países, se volcaron sobre ese centro de educación primaria, luego de que el presidente Enrique Peña Nieto acudió al lugar la noche del martes, y anunció la muerte de 22 personas en la escuela Enrique Rébsamen.

«Se han encontrado 22 cuerpos; hay 30 niños y ocho adultos desaparecidos, lamentablemente niños muy menores, de segundo de primaria y algunos de secundaria, fallecieron», dijo emocionado el mandatario a periodistas, en un recorrido por la escuela, en la zona de Coapa, en el sur de la capital.

Ese anuncio fue suficiente para que cientos de voluntarios acudieran a la escuela, «algunos no tenemos experiencia, solo queremos ayudar», dijo el voluntario por teléfono a esta agencia.

Esta mañana, la cifra de muertos había ascendido a 25 en la escuela, 21 niños y cuatro adultos, según el reporte del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño.

Sin embargo, horas más tarde los rescatistas lograron localizar con vida a una niña, quien pidió agua, y todos los esfuerzos se dirigieron a intentar remover la loza que la mantenía atrapada.

Los hombres de complexión fuerte y generalmente pequeña estatura para arriesgar la vida colándose entre las rendijas de los escombros, con trajes rojos, algunos ya raídos en otras batallas, llenan de esperanza a cientos de familiares que están en los alrededores.

Al lugar llegaron casi 20 ambulancias de recate desde la ciudad de Guadalajara; «trajeron gatos hidráulicos, pero el trabajo lo hacemos a mano, no se debe utilizar maquinaria pesada, hay niños allí con vida», dijo el rescatista.

Los Topos saben que la esperanza puede extenderse hasta cinco días y a veces incluso más.

Algunos recuerdan la emoción colectiva que causó el rescate de bebés recién nacidos del Hospital General de la Ciudad de México, uno de los 4.000 edificios derrumbados en 1985, cuando murieron al menos 20.000 personas.

«Se necesita atención médica y expertos en estructuras. Asiste al más cercano», dijeron estos voluntarios en su cuenta oficial de Twitter @topos.

A pesar de que la movilización espontánea refleja un sentido de solidaridad colectiva, en sus redes sociales Los Topos hicieron una advertencia para evitar a los excesos que estorban.

«Los demás voluntarios abstenerse por seguridad de todos», suplicaron los voluntarios en las cruciales primeras horas para salvar sobrevivientes.

LA ESPERANZA NUNCA MUERE

Junto con socorristas experimentados de la Cruz Roja, los veteranos Topos que comenzaron en la zona de los viejos edificios multifamiliares de Tlatelolco, hace 32 años, vuelven a rascar entre los escombros.

Exigen algo que la experiencia les dice que es casi imposible en las tragedias: «¡silencio!», para escuchar algún indicio de vida.

«Estamos buscando a unos 35 niños o maestras adultas, no sabemos cuántos se han llevado en las ambulancias a los hospitales», dijo en voz baja José Roberto.

Una profesora se refugió con sus niños en la parte posterior del colegio, la más destrozada, «tenemos que entrar con mucho cuidado allí, tengo que volver», se despidió con cortesía.

Varios medios de comunicación reportaron que en la madrugada, una  maestra llamó por celular a su familia, y la comunicación fue colocada en altavoces para orientar a los escarbadores que siguen la búsqueda.

En otros sitios de los casi 39 edificios más grandes colapsados en la Ciudad de México y un centenar más en los estados de Puebla y Morelos, se viven situaciones similares.

Un edificio de cuatro pisos se derrumbó en la colonia Linda Vista, en el norte de la capital, y solo cinco personas pudieron ser rescatadas, mientras otras 15 están entre las ruinas, reportó radio Fórmula.

Un edifico más se derrumbó en el Eje 7 Emiliano Zapata y calle Petén, en la colonia Del Valle, sur de la capital, donde una multitud se volcó a escarbar en busca de decenas de personas atrapadas.

Otra escena dramática fue transmitida por la televisión en la Colonia Roma, en la delegación Cuauhtémoc, donde cientos de familiares se interpusieron al paso de maquinaria pesada, por el temor a que dañen a sus parientes atrapados.

«Aunque esté muerto quiero su cuerpo completo», clamaba un madre.

Los sismos de 1985 paralizaron al Gobierno del entonces presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), que tardó tres días en enviar un mensaje a la nación.

Las autoridades aprendieron la lección, y esta vez el presidente fue el primero en acudir al lugar más triste a dar el primer balance.

La sociedad civil resurgió en 1985 del letargo en el que estaba desde las luchas estudiantiles de 1968, con miles de brigadas espontáneas y juntas de vecinos.

Aquel año es considerado fecha de nacimiento del movimiento ciudadano independiente actual.

La memoria del dolor y la esperanza resurge: «La población civil se vuelca a las calles a ayudar como hace 32 años, se reportan múltiples edificios caídos», clamaron en las redes sociales Los Topos.

Este miércoles el saldo trágico subió a 225 fallecidos: 94 en la Ciudad de México, 71 en Morelos, 43 en Puebla, 12 en el Estado de México, 4  en Guerrero y 1 en Oaxaca. (Sputnik)

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