Debate presidencial resultó sin "heridos de gravedad"

Frei Piñera debate anatelEl último debate presidencial, transmitido anoche por Anatel, tuvo una extendida duración, separada en bloques, entre los que los candidatos pudieron expresarse con más holgura que en situaciones anteriores. Los “veinte años de Concertación” fueron la crítica permanente de Piñera, mientras que el «leimotiv» de Frei fue la alusión al período dictatorial. Vestidos casi igual, los candidatos no demostaron mayores diferencias de fondo en sus propuestas. Un anticipo de lo que será el próximo gobierno.

Cada contendor se concentró en presentar una síntesis de sus propuestas más importantes, dejando de lado la etapa confrontacional de la campaña, enfrentando así el debate como caballeros. El desempleo, la pobreza, la corrupción y la batalla contra la delincuencia fueron así las cartas de Piñera. Reforma laboral, educación, protección social y más cultura fue el cariz del discurso de Frei. 

Inquisición periodística 

Si en un comienzo se habló de la mala calidad de algunas intervenciones de los periodistas en el primer debate de Anatel, anoche fue posible apreciar más preparación y criterio. Sin embargo, los presidenciables discutieron más con los profesionales que entre sí, debido a un temple periodístico que, en más de una ocasión, pudiera ser interpretado como egocentrismo. En general, las preguntas dieron lugar al debate real y sobre temas necesarios.

 Altibajos y réplicas 

El punto más débil de Piñera fue la reiterativa vinculación que Frei pudo mostrar de su sector político para con la dictadura militar, explicando Piñera que parte de mi sector ha cometido errores en esta materia y lo han reconocido”. Además, el candidato de la Coalición por el Cambio fue acorralado por sus oscilaciones en materia de la elección de personeros de un futuro gobierno suyo, en que algunas figuras podrían haber sido funcionarios de segunda fila del gobierno militar. 

Por su parte, Piñera, quien aseguró condenar desde siempre las violaciones a los derechos humanos, criticó a la Presidenta Bachelet y al gobierno por no haberlo invitado a la inauguración del Museo de la Memoria. Además, se encargó de enrostrarle a Frei el caso de las casas Copeva, que habrían sido un emblema de la improvisación de algunas medidas de Eduardo Frei, así como el mal manejo de la crisis asiática. 

Los puntos de discusión que obtuvieron más resonancia fueron, por ejemplo, la demanda marítima de Bolivia, frente a la que Frei manifestó voluntad de discutir y negociar hacia el futuro, mientras que Piñera aseguró no ceder ni territorio ni mar. Otro aspecto fue la muerte del ex Presidente, Eduardo Frei Montalva, de la que derivó fuego cruzado sobre proyectos que, desde ambas veredas, habrían buscado conciliación en cuanto a la responsabilidad de la violación de los derechos humanos. 

Frente a la opinión de gobiernos como Cuba o Venezuela, ambos candidatos no reconocieron la existencia de un gobierno democrático en los mentados países, lo que da pistas sobre el actuar internacional en el próximo período gubernamental de Chile. 

En general el debate tuvo espacios para reproches, ironías y momentos de humor, demostrando que la recta comienza a finalizar. Sin embargo, aún queda franja, comandos, comunicados y declaraciones de prensa que prometen una última batalla por llegar a la Moneda.

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