Sebastián Piñera, El candidato inversionista

REIVINDICACIÓN HUILLICHE

Los cuatro fundos forestales al surponiente de la Isla Grande de Chiloé, en el extremo austral del país, que Sebastián Piñera adquirió el año 2005, estaban en manos del multimillonario norteamericano Jeremiah Henderson, quien pretendía efectuar explotaciones de los árboles nativos. La negociación con Henderson se inició a fines de 2003. El candidato ha contado que unos años antes, cuando sobrevolaba en helicóptero esa zona, se percató de la belleza de esos territorios y esos mares, y decidió la compra.

Finalmente, el antiguo dueño determinó vender la mayor parte de sus propiedades y se quedó sólo con diez mil hectáreas. Piñera adquirió 118 mil, lo que equivale a un quinto del total de la superficie de la isla. Nunca se conoció con exactitud el monto de la transacción, aunque en la prensa se habló de sumas que iban entre seis y ocho millones de dólares.

El predio de mayor tamaño es Inío Quilanlar, constituido por 82 mil hectáreas; los otros son Asasao, Yaldad y Coldita. La operación comercial estuvo rodeada de una fuerte crítica, porque comunidades huilliches -o williches en mapudungún- reclaman la propiedad ancestral de esos territorios, en nombre del Tratado de Tantauko -en la ortografía de los pueblos originarios- de 1890. Acusan al Estado de Chile y a los sucesivos “propietarios” de haberles usurpado parte importante de las tierras adquiridas por Piñera y así se lo hicieron ver en una carta abierta firmada por el lonko mayor Carlos Orlando Lincomán y el lonko secretario general Armando Llaitureo Mankemilla, en agosto de 2005.

Además de defender sus “derechos ancestrales”, el Consejo General de Caciques Williche de Chiloé reclamaba por el nombre que le dio Piñera a los territorios de Inío: “Parque Tantauco, lo que constituye una provocación y una ofensa para nuestro pueblo, en tanto es precisamente el nombre que tiene el Tratado que resguarda nuestros derechos conculcados”.

Piñera no se agitó públicamente con las palabras de los dirigentes indígenas. Pero le molestó mucho un reportaje del diario El Mercurio -publicado también en agosto de ese año- que dio cuenta de un informe sobre la compra y las repercusiones en la zona, efectuado por la Policía de Investigaciones, sobre los eventuales conflictos con comunidades locales que podría acarrear la operación comercial. Como en tiempos del Piñera Gate, el inversionista se sintió “espiado” y reclamó ante el Ministerio del Interior, del cual depende la policía civil. Agravó la situación que una de las autoras del artículo fuera la periodista Paula Afani, quien había trabajado en el comando de su ex rival Joaquín Lavín en la campaña presidencial anterior. Ella era pareja del ex subprefecto de Investigaciones Rómulo Aitken, su probable fuente de información privilegiada.

“Estoy absolutamente sorprendido y también indignado. El parque de Chiloé es una maravilla, un verdadero paraíso terrenal en la Tierra, con bosques milenarios, lagunas y ríos cristalinos, santuario de la ballena azul y abierto a todos los chilenos”, señaló Piñera el mismo 21 de agosto a Radio Cooperativa.

El “paraíso terrenal” en Chiloé Tantauco pertenece a la Fundación Futuro, que creó Piñera en 1993 y preside desde entonces. Oficialmente ha planteado que “se propone construir un polo de desarrollo para la conservación de ecosistemas únicos en el mundo, junto con potenciar la comunidad de Quellón y la provincia de Chiloé”. Entre los objetivos declarados está conservar las especies de la isla y el territorio marítimo, donde aún viven las míticas ballenas azules.

pineraEN DIMENSIÓN VERDE

Con esas extensas propiedades insulares en su poder, el inversionista reveló una dimensión “verde” desconocida antes de descubrir la Isla de Chiloé.

La preocupación por conservar la naturaleza contribuye a la imagen positiva de un candidato, pero a la vez se trata de un territorio rico en agua dulce, bosques nativos y paisajes únicos; sin duda, es una excelente inversión. Sólo la posibilidad de explotación del observatorio ballenero puede ser un negocio muy rentable en términos internacionales. Eso, sin contar las perspectivas de los “bonos verdes” que se transan en el mercado mundial y que están muy en boga entre los grandes inversionistas. Además, las tierras plantadas con bosques nativos están exentas de pago del impuesto territorial que afecta a los contribuyentes comunes y corrientes.

En los últimos años, el candidato que prefiere que lo califiquen de “emprendedor” en lugar de “rentista”, ha cultivado amistad con su vecino en la Isla Grande de Chiloé, el estadounidense Douglas Tompkins, dueño de cuatrocientas mil hectáreas en el Parque Pumalín, quien le recomendó comprar los territorios de Quellón al sur.

La cercanía entre ambos quedó en evidencia con la participación de Kristine McDivitt, la esposa de Tompkins, en el encuentro del grupo Tantauco en enero de 2009.

Más allá del entusiasmo por la preservación del ecosistema, la adquisición de un quinto de la Isla de Chiloé parece ser una inversión estratégica de marca mayor con visión de “futuro”, como lo dice el propio nombre de la Fundación. Algo similar a la de Tompkins en

Pumalín. Los seis u ocho millones de dólares de la compra parecen bien invertidos.

En el sitio web del Parque se difunde con orgullo una noticia: “Sebastián Piñera dentro de los 50 empresarios mundiales inversores en Proyectos Verdes”. Y agrega que “gracias al Parque Tantauco, de Chiloé”, aparece en el puesto 46 del ranking de los cien millonarios “verdes”, elaborado por el diario británico The Sunday Times.

Anota la información que encabeza esa lista el estadounidense Warren Buffet, seguido por su compatriota Bill Gates.

Sebastián Piñera ha reiterado que su parque es una de las propiedades de las que no se desprenderá aunque sea elegido Presidente de la República. Ha dicho que lo concibe como un proyecto familiar.

Pero no es -hasta ahora- su lugar de vacaciones. Al menos no el único. Para eso tiene su nueva casa junto al lago Ranco, las “cabañas” del lago Caburgua -adonde va cada vez menos y en los veranos las arrienda- y la confortable casa estilo Georgian en Cachagua, con excelente vista al mar. Para el invierno, dispone de su departamento en Farellones en la cordillera de la zona central, a pocos kilómetros de Santiago.

“EL HOMBRE PROPONE…”

En el verano de 1995, Sebastián Piñera era senador, dueño principal de LAN, Bancard Inversiones y de empresas inmobiliarias. Por esos días inauguró su casa en Cachagua, su “tercera vivienda”, que se sumaba a la de Santiago en el Camino del Otoñal en Las Condes -donde vivía antes de trasladarse a la de San Damián- y a la del lago Caburgua en el sur del país.

3 Comentarios
  1. manuela dice

    Ahora, para todos quienes creen que sería buena la alternancia, por la transparencia, porque la corrupción en la concertación y bla bla bla… a ver si se les aclara el panorama!! Es imposible ponerle límite cuando uno piensa en cómo podría hacer cochinadas este caballero siendo presidente, viendo cómo es de sucio en cada uno de sus negocios.

  2. SARA ESCOBAR dice

    He leido pacientemente todo- por supuesto lo encuentro terrible- como increible, pero de todo de todo lo que más me ha impresionado es el tema Parque Tantauco más aún por los momentos que viven nuestros pueblos originarios. Pero, que el que en este momento es el Presidente de Chile haya hecho esto es imperdonable.

  3. victor mix dice

    Sarita: a mi me parece imperdonable que la gente aun crea que Piñera actua basado en el bien comun y no en sus oscuros intereses economicos.
    Ahora se viene un verdadero conflicto de interes al cual le costara mucho sacarle el hombre, pues el Estado de Chile debe reintegrar esas tierras a sus legitimos dueños, por los derechos ancestrales que poseen y el estado estarà representado por el actual poseedor de los territoriosd reclamados. ¿ interesante no?.
    ¿ Primara el bien comun o sus inetereses personales?
    como buena teleserie solo podemos asegurar: CONTINUARÀ …

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