Sebastián Piñera, El candidato inversionista

Su amplia oficina en el piso 18 del denominado barrio “Sanhattan” -en alusión al Manhattan neoyorquino- tiene una espectacular vista desde donde domina la ciudad. Cada inmenso ventanal es un cuadro por el que se aprecia la metrópolis en sus cuatro puntos cardinales. Adentro hay de todo: libros, fotografías familiares, colecciones de figuras de caballos, rinocerontes y una serie de réplicas de aviones de las compañías que fue comprando -Ladeco y Lan-, hasta llegar a ser el principal accionista de la mayor empresa aérea de América Latina.

-¿Le gustaría llegar hasta la Presidencia de la República? -le pregunté en una entrevista publicada en La Nación ese verano, hace ya casi quince años.

-He aprendido a golpes y porrazos que no hay que planificar tanto la vida. Es mejor tener una actitud más humilde y recordar de que el hombre propone y Dios dispone -fue su respuesta.

El hombre propuso en 2005, irrumpió en el escenario y sobrepasó a su compañero de la Alianza, el UDI Joaquín Lavín, quien llegó tercero. Pero en la segunda vuelta, en enero de 2006, Michelle Bachelet lo derrotó. Piñera no se amilanó y desde ese mismo día inició su campaña en un segundo intento por llegar a La Moneda. O en realidad un tercero, si se cuenta su primera aproximación a la idea al comenzar los noventa cuando era senador, pero su aspiración fue abortada por el Piñera Gate en 1992, la noche en que Ricardo Claro hizo funcionar su Kioto en Megavisión.

Siguió entonces en los negocios. Y aunque en 1995 ya era un hombre poderoso dueño de acciones en importantes empresas, su fortuna no alcanzaba a ser un cuarto de la que se le calculaba al comenzar 2009, cuando arreciaron las críticas por no separar sus negocios de la política.

Intentó volver al Senado en 2001, pero apareció en su ruta un potente obstáculo. Había inscrito su candidatura a senador por la Quinta Región Costa, en Valparaíso, cuando el entonces comandante en jefe de la Armada Jorge Arancibia, un incondicional de Augusto Pinochet, se entusiasmó con la idea de ser senador y se lanzó tras el cupo con el apoyo de la UDI.

Arancibia renunció a su alto cargo en la Marina y la presión de los “aliados” de Piñera fue tal que, pese a ser presidente de Renovación Nacional, dio un paso al lado y renunció a la postulación. El día antes de retirar su nombre en el Registro Electoral, una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) lo daba como el segundo político con más futuro, después de Joaquín Lavín, el entonces candidato a la Presidencia de la coalición opositora.

El misterio sobre las verdaderas razones que tuvo Sebastián Piñera para tan particular decisión no se aclaró.

Se mantuvo a la cabeza de RN hasta marzo de 2004. Dejó el cargo tras el pedido de Joaquín Lavín y del senador Andrés Allamand -un antiguo amigo-, quienes le solicitaron, lo mismo que a Pablo Longueira, senador de la UDI, que abandonaran la presidencia de sus respectivos partidos para limar las tensiones dejadas por el caso Spiniak.

DESPUÉS DE UNA DÉCADA

Tuvieron que pasar diez años antes de que Sebastián Piñera cumpliera su sueño del canal propio. En 1995, el magnate venezolano Gustavo Cisneros, cabeza del grupo Claxson, se le anticipó en la compra de Chilevisión. Finalmente, el 15 de abril de 2005, cuando Piñera estaba ya en campaña presidencial, llegó su hora en la televisión.

Tras medio año de negociaciones con Cisneros, adquirió el ciento por ciento de las acciones del ex canal de la Universidad de Chile. Pagó al grupo venezolano 24 millones de dólares. En esta ocasión, Piñera le ganó la mano a Agustín Edwards, otro de los interesados.

La operación quedó registrada en el Diario Oficial el 16 de julio de 2005. Una escritura pública del 19 de mayo de 2005 da cuenta de la división de la Red de Televisión Chile S.A. en dos sociedades anónimas cerradas: una continuadora de la existente con su misma personalidad jurídica y otra nueva denominada CGTEL S.A., “que se constituye como consecuencia de la división”. Se estipuló que el acuerdo tendría efecto retroactivo: a partir del 1 de abril de 2005.

La escritura que informa sobre una junta extraordinaria de socios de Red de Televisión Chilevisión S.A., señala que tanto la sociedad original como CGTEL mantienen los mismos accionistas: Bancard Inversiones Limitada e Inversiones Bancorp Limitada, esto es, dos de las sociedades madres de Piñera.

La gerencia general de Chilevisión se la entregó a Ana María Délano Abbot, quien, pese a mantener un bajo perfil público, figura nada menos que como gerenta de Axxion, “el brazo armado” del empresario en sus operaciones bursátiles, durante los últimos años. Ex alumna de las Monjas Inglesas y de Ingeniería Comercial en la Universidad Católica, Ana María es hermana de Carlos Alberto Délano, ‘el Choclo’, uno de los dueños del grupo Penta y amigo muy cercano de Sebastián Piñera y de Joaquín Lavín, de quien era uno de sus samurái.

Ana María Délano desempeña cargos de máxima confianza en todo el entramado de sociedades del candidato inversionista y fue la primera mujer del ex presidente de la Sofofa Felipe Lamarca, con quien tuvo cinco hijos.

En la presidencia de Red Televisión Chilevisión, Sebastián Piñera instaló por un tiempo a su hermana Magdalena y designó como directores a Juan Luis Rivera Palma, hasta ese momento gerente de Bancard y considerado su lugarteniente en esa época; al director ejecutivo Jaime de Aguirre; y a su cuñado Gustavo Valdés Valenzuela, casado con Magdalena. Con posterioridad integró también a su amigo de toda la vida Fabio Valdés Correa, cuñado de Manuel Cruzat Infante.

Ex presidente de Icare, supernumerario del Opus Dei, Fabio Valdés es gerente general del Consorcio Financiero, la sociedad de los grupos Fernández León y Hurtado Vicuña que opera en el mercado de los seguros, y miembro del directorio de la Isapre Cruz Blanca y de la Clínica Santa María.