Grupo argentino Clarín: El ADN de un interesado en el canal del Presidente

¿MONOPOLIO?

A pesar de la diversidad de medios que pareciera existir en Argentina, igual se habla del monopolio de Clarín. Ello porque, desde los 80 en adelante, el grupo logró posicionarse y expandirse en todos los soportes.

Es así como controlan desde las radios más escuchadas, hasta el canal más visto, están en la TV por cable e incursionan en todo lo relacionado con las telecomunicaciones.

Poseedores del 50 por ciento de Papel Prensa, planta que produce los insumos para todos los periódicos, la gente de Clarín además sería dueña en las sombras de Página 12, un diario de corte progresista que mantiene sus formas y estilos a pesar de que fue comprado hace más de una década por la viuda de Noble y su hombre fuerte, Héctor Magnetto, quienes poseen el 82 por ciento de las acciones del holding.

El grupo, sin embargo, rechaza la calificación de monopolio e, incluso, usó el editorial del diario cuando la Presidenta Fernández lo definió así.

“Cualquier persona que conozca los puestos de venta de diarios y revistas, sintonice la radio o recorra la oferta de canales de televisión, puede comprobar que dispone de una amplia oferta de medios con los más variados estilo, temática y rango de opiniones. Esto incluye algunos medios privados oficialistas en los que participan empresarios cercanos al kirchnerismo”, fue la respuesta que encontró la mandataria cuando abrió las páginas del matutino en su edición del 26 de febrero de 2010.

Ello porque, según Clarín, “en prensa gráfica se contabilizan 13 diarios nacionales pagos de información general, entre los cuales figura Clarín; en el mercado radiofónico existen 550 licencias en Capital Federal y el Gran Buenos Aires y 5.500 en el país, de las cuales el Grupo Clarín tiene 2 y 9 licencias respectivamente; en televisión abierta, el Grupo tiene un canal de los 5 existentes en Capital y el Gran Buenos Aires, y 4 de los 44 que operan a nivel nacional. En canales de noticias hay 5 señales nacionales, de las cuales Clarín tiene una”.

“La utilización del término monopolio para referirse al Grupo Clarín debe considerarse, por lo tanto, como un recurso más del oficialismo para distorsionar la realidad y tratar de engañar a la ciudadanía en su campaña de agresión a la prensa independiente”, finaliza el editorial.

Los desencuentros, que no siempre fueron tales, se encuadran en una lucha de poder entre los Kirchner y Clarín que ha tenido todo tipo de artillería. Incluso el episodio que involucra a los hijos adoptivos de Ernestina Herrera, quienes serían de personas detenidas y desaparecidas durante la última dictadura militar, ha llegado a ser parte de este enfrentamiento. Los dos jóvenes se han negado a realizarse la prueba de ADN en un recinto estatal porque temen que los resultados sean manipulados por el gobierno de Cristina.

Pero no fue con esto, sino con la sola amenaza en 2008 de aprobar una nueva ley de radiodifusión que obligaría a Clarín a repartir su propiedad lo que generó el conflicto entre las partes. Luego, otras actitudes de los K, como invitar al grupo español Prisa a instalarse con un diario en Argentina, que no prosperó; apoyar una campaña de afiches en Buenos Aires con la leyenda “Clarín miente”; la ayuda financiera a medios de la competencia y hasta el envío de casi 200 inspectores de impuestos a revisar los libros de Clarín, han formado parte de la escalada de enfrentamientos que hoy complica el sueño del Presidente Piñera para vender CHV a Clarín.

CLARÍN y EL ESTADO

Casi al terminar la dictadura (1976-1983), tras la derrota en Malvinas, el diario Clarín y luego de haber sido extremadamente complaciente con las autoridades militares, aumentó su influencia y se abrió a la compra de medios.

A pesar de que la ley de entonces prohibía a un dueño de un diario incursionar en otros soportes, como la radio y la TV, el grupo se las ingenió para comprar Radio Mitre y amplió sus acciones en la Agencia Diarios y Noticias.

Al reformarse la ley, no sólo pudo blanquear su participación en la radiodifusión sino que, además, se adjudicó Canal 13. Esta adquisición, en tiempos de Carlos Menem, fue lo que catapultó al holding a lo que es hoy.

En 1992 sumó a sus medios los negocios de la telefonía móvil y de la televisión por cable, convirtiéndose en el principal operador de Argentina y de América Latina.

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