Andrés Allamand en el ministerio de Defensa: No todo lo que brilla es oro

Aunque la campaña mediática y de imagen que lleva adelante para posicionarse como presidenciable ha tenido relativo éxito, ello se debe en parte al desconocimiento y la desinformación que predomina en la opinión pública respecto a su desempeño en el gabinete. En los poco más de diez meses que lleva en la cartera de Defensa ha sido mucho menos brillante y eficiente de lo que se cree, con claros retrocesos en la modernización del ministerio y la reforma del sistema de financiamiento castrense, además de ningún avance en cuanto a los cambios en la justicia militar.

Andrés Allamand es el mascarón de proa del Ministerio de Defensa Nacional. Es el protagonista central de muchas apariciones públicas y mediáticas, en una agenda marcada por visitas regulares a unidades y reparticiones castrenses a lo largo y ancho del país, al igual que de cada vez más frecuentes viajes al exterior.

En su más reciente salida al extranjero visitó Francia, donde firmó un acuerdo para profundizar la cooperación militar y formalizó la compra de un buque de transporte anfibio para la Armada. Esos movimientos son respaldados por un equipo de cinco periodistas, cuya misión es garantizar que las apariciones del presidenciable tengan la mayor cobertura y el mayor eco en los medios de comunicación, como ocurrió cuando el ministro se trasladó al archipiélago Juan Fernández, supuestamente para dirigir las operaciones de búsqueda y rescate de los restos del avión de la Fuerza Aérea siniestrado allí y de sus desafortunados ocupantes. La inverosímil explicación sugería que el ministro estaba más calificado para dirigir esos esfuerzos que los jefes enviados al lugar de la tragedia por la FACH y la Armada.

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