El chileno winner

Jorge Abasoloabasolo-caric

Se trata del nuevo fenotipo chileno. Valoran el éxito por sobre todo y lo exhiben sin sentimientos de culpa. El winner es el nuevo prototipo después del jaguar de los noventa. O la versión chilensis de los tigres asiáticos, si usted quiere.

Muchos de ellos confunden el éxito con el mérito, pero ahí están: envidiados, odiados, apostrofados, pero siempre en calidad de inamovibles. El chileno winner eleva el materialismo a la máxima potencia.

Conocí a un par de éstos en un almuerzo, cuando me tocaron de vecinos. Uno le dio la noticia al otro: -Ayer murió el guatón Valdivieso… -Hummm… ¿y qué tenía? -Unas pocas acciones en la Bolsa, pero nada realmente de valor. Los winners no son patrimonio exclusivo de un estrato socioeconómico. También están enquistados en la clase media… y en la media baja. Dicho de otro modo, existen los winner tipo A y tipo B. Todos son exitosos, y la diferencia estriba en la parte cultural.

Supe de un winner que se compró un par de esquíes acuáticos y para inaugurarlos andaba buscando un lago con pendiente. Estos detalles hacen que el sector alto los mire con ese desdén propio de perro de hacienda. Los winner lo miden todo con el cartabón del Dios dinero.

Aseguran que para casarse con una estupenda mujer hay que tener plata, que para unas excelentes vacaciones hay que tener plata y que para ascender socialmente hay que tener plata. Y lo que da rabia es que muchas veces tienen razón. Caminan orondos por la vida, seguros de sí mismo y sacando más pecho que un curco al revés. Convencidos de que el dinero no hace la felicidad, pero la financia, son capaces de iniciar los más temerarios de los negocios con tal de salir adelante.

La palabra fracaso no cuenta en el argot de la cofradía winner y su slogan bien podría ser: “Si no triunfa a la primera… ¡estafe!” Maximizan en grado superlativo el emprendimiento. Olvidan que la mezcla de emprendimiento con arrogancia echa a perder ambas cosas.

Aún así, creo que esto del chileno winner dista en mucho de ser un estilo; y menos permanente. A lo más, es una moda. Y como toda moda pasará en unos cuantos años… o tal vez menos. Entonces, aparecerá el alma nacional, raquítica, desnuda y deficiente… pero real y sin artificios. Ahí refrendaremos una vez más que lo único definitivo en Chile… es la inestabilidad, la envidia y el pelambre.

1 comentario
  1. moises dice

    jorge, concuerdo con tu visión decadas antes descrita por coco legrand con su lolo palanca, prepúber del winer, solo agrego un comentario: los culpables en parte del surgimiento de este especimen somos nosotros mismos, que le damos oidos y ojos a programas tan burdos comom yingo, primer plano y otra basura mediatica que ensalza la silicona y los biceps dejando de lado la valiosa cultura que nos hace crecer por dentro y que es un remedio efectivo contra el winerismo, ¿como explicamos que el programa Una belleza nueva lo enmitan de madrugada y los programas culturales del 7 y del 13 los dn el domingo a la hora de la siesta?, lo siento, no tenemos escapatoria, tenemos que acostumbrarnos a este especimen que nosotros mismos fomentamos
    saludos y perdón por la falta de acentuacion, mi teclado esta mal configurado

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