Solo lo que se nombra… existe

antonia-zegers“Pareciera que el problema no es que existan relaciones entre personas de igual sexo, que se amen, convivan, posean una casa, perro y jardín, sino que tengan derechos”

Escribe Antonia Zegers

Ese es un texto de la obra “Fin del Eclipse” de Ramón Griffero y se me viene a la cabeza a propósito del tema del matrimonio gay y en general cuando se trata de traer a la superficie realidades que mientras estén debajo de la alfombra no existen o si se las margina de alguna forma no molestan.

Pareciera que el problema no es que existan relaciones entre personas del mismo sexo, que se amen, convivan una vida entera, tengan casa, perro y jardín, sino que tengan derechos, sean reconocidos como ciudadanos igual que cualquier otro y que caminen por la misma vereda que aquel que abraza doctrinas distintas en su intimidad pero que idealmente no se siente amenazado con la sola idea de que exista alguien distinto.

Un ciudadano/a homosexual tiene los mismos deberes que uno/a heterosexual; paga impuestos, contribuciones, seguros varios, trabaja, cotiza etc… Pero no se le otorga el derecho a casarse, a tener un matrimonio civil que no tendría porque seguir los principios de uno religioso, a proteger a su cónyuge en caso de enfermedad o muerte, a estar incluidos socialmente, a poder elegir.

Digamos que de alguna manera hay que castigar, no? Como había que castigar a quien quería terminar su matrimonio al no tener una ley de divorcio (recordemos que recién el 2004 se aprobó después de años de chutear el tema, y darle vuelta a algo que definitivamente no resiste análisis). Como hay que castigar a quien decide hacerse un aborto y meterla a la cárcel por ocho años, sin hacerse cargo de que en Chile se hacen aproximadamente 160 mil abortos al año… eso por cierto hay que castigarlo! O simplemente no mirarlo…

Qué pena vivir en una sociedad tan “castigadora”, que pena que el principio no sea “amar al prójimo como a ti mismo”. Hasta donde entiendo no se especifica a que prójimo sí y a cuál no… Jesús simplemente habló del prójimo como un otro, el próximo, el que está al lado mío y que sin duda es distinto, a ese había que amarlo y por cierto respetarlo…

Legislar, proteger, incluir es a mi juicio sinónimo de “nombrar”. Permitir que algo que no me gusta o con lo que no estoy de acuerdo, pero que no le hace daño a nadie, exista de manera limpia y respetuosa, entendiendo que a pesar de cualquier diferencia somos iguales en nuestros derechos, ante la ley, iguales a la hora de ejercer nuestra ciudadanía… pero muy distintos en nuestra intimidad (que no sólo se refiere a la orientación sexual).

2 Comentarios
  1. Gonzalo Chavez dice

    La ley debe dar cuenta de los cambios culturales que se dan en la sociedad, no es que la ley crea el cambio de las conductas, sino que dan cuenta de la existencia de ellas, y la idea, entonces es que la ley las resguarde y haga respetar.
    En Chile el principio de la igualdad ante la ley y su respeto esta a la misma altura que la destribución de la riqueza, es decir, se aplica en la medida o tamaño del bolsillo.
    Muy de acuerdo con Antonia Zegers, linda e inteligente¡

  2. Gustavo Carrasco dice

    Muy de acuerdo con Antonia. Chile vive atrasado. Llega a trasado a todo, por culpa de un estado vetusto y una clase dirigente anclada en mitos, en prejuicios y en dogmas cavernarios. La Iglesia tranca todo. No debería tener el peso que tiene en esta sociedad. Me consuela el hecho que el derecho al matrimonio civil entre homosexuales es sólo asunto de tiempo. Mucho tiempo tal vez a juzgar por como avanzan las cosas en nuestro pacato país, pero sólo tiempo, al fin. Habrá matrimonio para personas homosexuales.

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