España: en 12 meses la crisis “quemó” a Mariano Rajoy

Pocos hubieran dicho la noche del 20 de noviembre de 2011, cuando el primer ministro español y el PP lograron una diferencia de más de casi 4 millones de votos con el PSOE, que antes de un año su popularidad caería vertiginosamente.

Escribe Oriol Bartomeus (desde España)

Mariano Rajoy nunca fue un líder de masas, sus indicadores fueron siempre más bien discretos. Ni su valoración cuando era jefe de la oposición (o cuando fue ministro repetidamente con Aznar) ni la confianza que despertaba eran las de un líder nato. Es más, él mismo había hecho gala de esa figura de “hombre gris” durante la campaña, mostrándose como un tipo normal que quería hacer “lo que hay que hacer” o que pensaba gobernar “como Dios manda” (una de sus frases favoritas).

Su éxito el 20 de noviembre no se debió tanto a su persona como al desmoronamiento del mito de los gobiernos de Zapatero, incapaces de reaccionar ante la peor crisis que ha vivido España en décadas.

En una coyuntura extremadamente difícil, el PP basó su campaña en el cambio de gobierno, que respaldaba más del 80% del electorado en las encuestas. La idea era sencilla: con un nuevo gobierno, la situación se arreglará, volverá la confianza en España, se superará la crisis y el país regresará a la senda del crecimiento. El problema era, pues, Zapatero. Apartado éste y con Rajoy de presidente, la crisis se resolvería.

Fueron muchos los que votaron al PP seducidos por esta idea. Según los datos de los sondeos postelectorales, tres millones optaron por los populares porque consideraban que estaban más preparados para gobernar, mientras que un millón les votó para evitar una victoria del PSOE. La diferencia entre socialistas y populares en el cómputo final fue de menos de cuatro millones de votos. Parece evidente que la estrategia funcionó.

Pero este apoyo era condicionado, como se ha visto después. A parte del sufragio fiel al PP, la mayoría absoluta de los de Rajoy se basaba en la atracción del voto de aquellos que creían que con el simple cambio de gobierno se solucionaría la situación económica.

Y aquí es donde ha fallado Rajoy. El cambio de gobierno no ha traído la bonanza, ni siquiera ha conseguido relajar la situación económica. Al contrario, España se encuentra hoy al borde del abismo, más que con Zapatero. Por ello, el crédito del gobierno del PP se ha esfumado en menos de un año. Los votantes que auparon a Rajoy convencidos que con él se acabaría la crisis, le han retirado la confianza. Los últimos sondeos muestran una caída en picada de la estimación de voto al PP. Si se celebraran elecciones en este momento, los populares perderían de largo la mayoría absoluta, según todas las previsiones. Entre enero y julio la intención de voto al PP se ha desplomado del 30% al 18%. La comparación con los tiempos de Aznar es sangrante para Rajoy.

El desmoronamiento de la confianza en Rajoy y en el gobierno ha ido en paralelo al desarrollo implacable de la crisis, sin que el cambio de gobierno haya tenido el más mínimo efecto. La valoración del ejecutivo está bajo mínimos, con una aprobación de sólo el 13%, mientras que la confianza en el presidente roza el 20. Entre los que votaron a Rajoy hace sólo nueve meses, sólo seis de cada diez siguen confiando en él. El resto se desenganchó. Según los datos del sondeo del gubernamental Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el PP habría perdido el apoyo de entre dos y cuatro millones de sus votantes en menos de un año.

De hecho, la valoración del presidente es igual a la que recibía Zapatero en el tramo final de su mandato, en plena tormenta. Es una paradoja que Rajoy se propusiera como la antítesis del socialista y haya acabado en tan poco tiempo emulando sus debilidades.

¿Qué ha pasado para que se hayan desvanecido en tan poco tiempo los buenos augurios de la noche del 20 de noviembre? Pues que al PP le ha fallado la clave de vuelta de su mayoría: la crisis económica persiste a pesar del cambio de gobierno. Así, el “milagro Rajoy”, que tenía que acabar con la crisis nada más tomar posesión e instalarse en la Moncloa, se ha desvanecido. En parte por errores propios, como el hecho de postergar las políticas de ajuste a la celebración de las elecciones en Andalucía (que el PP ganó, pero no pudo acceder al gobierno por el pacto entre PSOE e Izquierda Unida), pero principalmente por la misma crisis, que ningún gobierno parece capaz de dominar.

La sensación general en España, acrecentada por el proceder errático del mismo Rajoy, es que nadie controla los acontecimientos y el gobierno se ve superado por ellos. Lejos de invertir la tendencia, el ascenso del PP al gobierno no ha mejorado las expectativas de los ciudadanos, el pesimismo de los cuales sigue en aumento y llegan al 40% los que consideran que el año que viene la situación económica será peor, y no para de crecer la sensación que el país va mal y no hay ningún indicio de que puede haber un cambio de tendencia ni en el medio plazo.

Siendo así no es extraño que, a pesar de la sólida mayoría en el Congreso, el gobierno parece naufragar a merced de los mercados internacionales y la desconfianza de sus socios europeos. En los mentideros de Madrid se especula con un relevo de Rajoy, ya sea por otro miembro del PP o con una salida “tecnocrática” al estilo Monti. En menos de un año, la crisis ha “quemado” al gobierno Rajoy. Eso sí que es un récord.

1 comentario
  1. Gonzalo Chávez dice

    Algún parecido con alguien de por estos lados?

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