Banco Central prevé para 2020 la mayor contracción en 35 años

Así lo informó mediante la publicación del Informe de Política Monetaria (IPoM). La contracción sería entre un -5,5% y -7,5%.

El Banco Central de Chile publicó hoy el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio de 2020, en el que destaca que la evolución de la pandemia del Covid-19 y las acciones adoptadas para su contención constituyen un shock sin precedentes y de gran magnitud para la economía mundial.

Su impacto inmediato ha sido severo, su prolongación mayor a la esperada y sus repercusiones de largo plazo aún inciertas. Agrega que ningún país del mundo ha escapado a este fenómeno, proyectándose que la mayoría de ellos experimente significativas caídas de la actividad este año. Chile no es la excepción, previéndose para el 2020 una contracción de entre -5,5% y -7,5%, la mayor en 35 años.

El informe señala que parte importante de esta contracción ya ha ocurrido, tomando en cuenta las caídas de actividad en marzo y abril, previéndose que la de mayo y junio habrán sido superiores a esta última debido a la ampliación de las cuarentenas en la Región Metropolitana y a las principales zonas urbanas de la Región de Valparaíso.

En este contexto, el Informe señala que los principales componentes de la demanda interna han experimentado importantes ajustes y las presiones inflacionarias se han reducido drásticamente. Sostiene que las autoridades han articulado respuestas inéditas a este escenario, utilizando el espacio de política generado durante décadas de responsabilidad en el manejo macroeconómico y financiero.

En esta perspectiva se inscriben las decisiones tomadas por el Consejo en la Reunión de Política Monetaria de ayer, ocasión en la que se decidió intensificar el impulso monetario a través de medidas no convencionales de apoyo a la liquidez y el crédito. En la misma línea se inscribe el impulso fiscal producto del reciente acuerdo entre el Gobierno y la Comisión de Hacienda ampliada en torno a un Plan de Emergencia para los próximos veinticuatro meses. Ambas iniciativas prácticamente duplicarán el esfuerzo monetario y fiscal para amortiguar el impacto de la crisis sanitaria sobre los hogares y empresas chilenas.

El Informe advierte que lo inédito de la situación actual hace particularmente difícil realizar proyecciones, pues dependen en gran parte de factores que escapan del análisis económico. Esta elevada incertidumbre se ha reflejado en cambios en la forma de hacer proyecciones de todos los bancos centrales, lo que en este caso se refleja aumentado el ancho del rango de proyección para el Producto Interno Bruto (PIB) de 2020 y 2021, a 2 y 1,5 puntos porcentuales, respectivamente.

Para el 2022, el ancho del rango de proyección se mantiene en un punto porcentual, considerando que para esas fechas ya se habrán despejado algunas incertidumbres. Añade que las variables del encuadre macroeconómico en el escenario central, consumo e inversión, entre otros, sigue publicándose con una estimación puntual, pero el valor informativo tanto de estas proyecciones como de los rangos de crecimiento es claramente menor al habitual.

En base a este criterio se ha estimado que en el 2020 el PIB total tendrá una contracción entre 5,5 y 7,5%, mientras que durante el 2021 y 2022, la economía irá recuperándose, registrando crecimientos entre 4,75 y 6,25% y entre 3 y 4%, respectivamente.

El escenario central supone que la recuperación comenzará a producirse durante el tercer trimestre, con una flexibilización de las cuarentenas que permitirá una reapertura gradual de la economía, permitiendo así una mejora paulatina de la actividad y el mercado laboral.

Por su parte, el escenario central prevé para el consumo privado una contracción cercana a 6% en el 2020. Tras la fuerte caída del segundo trimestre, esta proyección asume que los hogares continuarán afectados por la baja de los ingresos y la elevada incertidumbre, elementos que son morigerados por las medidas de protección social, como el Ingreso Familiar de Emergencia y los programas de apoyo fiscal enfocados a los más vulnerables.

Se suma, que en la medida que los contagios disminuyan y se logre poner en marcha la economía, debería producirse una recuperación importante, aunque incompleta de los ingresos, lo que debería reflejarse en el consumo. En particular, destaca que quienes ejercen trabajos por cuenta propia deberían poder volver a realizarlos una vez levantadas las medidas más estrictas, al mismo tiempo que se reintegrarían a sus labores aquellos trabajadores acogidos a la Ley de Protección del Empleo.

Agrega que, en el escenario central, la inversión se contraerá en torno a 16% en el 2020. Este desempeño se explica por una fuerte contracción de la inversión de los sectores no mineros debido a las estrecheces y restricciones de los flujos de caja corporativos y la altísima incertidumbre. Se suma la postergación de la ejecución de los grandes proyectos en el 2020.

Hacia el 2021 y 2022, se prevé un repunte de la inversión, considerando que para entonces ya se habrán despejado o aminorado las incertidumbres, los grandes proyectos de inversión retomarán su desarrollo en plenitud y el Gobierno elevará la inversión pública en infraestructura y vivienda como parte del Plan de Emergencia acordado.

Resta por determinar cómo las empresas se ajustarán al mayor nivel de endeudamiento que se está generando para cubrir las actuales necesidades de financiamiento.

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