EEUU despide a la jueza Ginsburg y se prepara para una pugna por su reemplazo

Los restos de Ginsburg fueron colocados en el mismo lugar de la sede de la corte donde descansó el ataúd del presidente estadounidense Abraham Lincoln en 1865.

Hoy comenzaron en la Corte Suprema de Estados Unidos y el Capitolio los homenajes que durarán tres días para despedir a la jueza feminista Ruth Bader Ginsburg, cuya muerte dejó una vacante en el máximo tribunal y desató un nuevo choque entre demócratas y republicanos en plena campaña electoral de cara a los comicios presidenciales que se celebrarán el 3 de noviembre.

Formados en las escalinatas de mármol de la Corte, un grupo de 100 empleados vestidos de negro, un luto que llegaba hasta los tapabocas, para recibir a las 9.30 hora local (10.30 de Argentina) el féretro de la jueza cubierto con la bandera estadounidense.

Al otro lado de la calle, detrás de una barrera, cientos de personas esperaron para despedir a la magistrada que murió el viernes pasado a los 87 años dejando al tribunal al borde de una amplía mayoría conservadora.

Desde que se anunció su fallecimiento, numerosas personas -algunas de estados lejanos- se congregaron espontáneamente en las escalinatas del tribunal para honrarla.

Mañana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, irá a la Corte Suprema para rendir un homenaje a Ginsburg, informó el secretario de prensa adjunto, Judd Deere.

Los restos de Ginsburg fueron colocados en el mismo lugar de la sede de la corte donde descansó el ataúd del presidente estadounidense Abraham Lincoln en 1865.

«Hoy nos despedimos de una heroína estadounidense», dijo la rabina Lauren Holtzblatt después de pronunciar en hebreo el kadish, una breve oración funeraria, informó la agencia de noticias AFP.

Después de una ceremonia privada en el interior de la corte, el féretro de Ginsburg será colocado debajo de las columnas corintias de la fachada del edificio para que el público pueda despedirse.

La pandemia del coronavirus, que al día de hoy mantiene a Estados Unidos como el país más afectado del mundo con casi 7 millones de infectados y más de 200.000 muertos, marcará todos los tres días de homenajes, a los que solo se podrá acceder con invitación para evitar aglomeraciones.

Los restos de la magistrada se trasladarán el viernes al salón de estatuas del Capitolio, la sede del Congreso frente a la Corte Suprema, y la próxima semana será enterrada en una ceremonia privada en el cementerio nacional de Arlington, en las afueras de Washington.

La muerte de Ginsburg no solo significa la pérdida de un ícono popular para la izquierda estadounidense por su defensa por la igualdad de las mujeres ante la ley, sino que desencadenó un nuevo enfrentamiento político.

La dirigencia republicana defiende que sea el gobierno de Trump y el Senado controlado por el oficialismo los que nominen y ratifiquen, respectivamente, al reemplazo de Ginsburg, mientras que la oposición demócrata reclama que se espere el deseo que dejó la magistrada en su testamento y se entregue esa responsabilidad al presidente y el Senado electos en las próximas elecciones de noviembre.

Trump anunciará el sábado al reemplazo de Ginsburg, un puesto vitalicio para el cual tiene en mente a la conservadora Bárbara Lagoa, una jueza de Miami de origen cubano, según pronosticaron algunos medios esta semana.

En un momento en el que cinco de los nueve magistrados de la Corte son conservadores, el anuncio desatará una batalla política para lograr la ratificación en el Senado en un tiempo récord, antes de las elecciones a las que Trump y su rival, Joe Biden, llegan con una brecha cada vez menor, según las encuestas.

Pese a que los demócratas no tienen ninguna vía para impedir el procedimiento, ya denunciaron un «abuso de poder».

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