Coronavirus terminó con la vida del destripador de Yorkshire

La pandemia del nuevo coronavirus acabó con la vida de uno de los personajes siniestros de los '70 y el que más agitó a la vida pública británica, Peter Sutcliffe, el infame "Yorkshire Ripper", un maníaco homicida que aterrorizó al norte de Inglaterra y que fue declarado culpable de matar a 13 mujeres.

El reo murió de Covid-19 a la edad de 74 años. Su modus operandi incluía mutilaciones abdominales y genitales, y extracción de órganos, lo que le valió el brutal apodo de «El destripador de Yorkshire».

Además de las 13 mujeres que masacró, intentó asesinar a otras siete, recordó la agencia de noticias Ansa.

Recientemente lo habían trasladado de la prisión a un hospital, pero se negó a someterse a un tratamiento contra el coronavirus, informaron medios de prensa del Reino Unido.

Las reacciones a su muerte vinieron de muchos sectores, incluso del portavoz del primer ministro conservador Boris Johnson, quien lo llamó «un individuo depravado y malvado».

«Nada podrá jamás reducir el sufrimiento que ha causado y es justo que haya muerto tras las rejas», añadió.

El hijo de una de sus víctimas declaró que ahora finalmente se cierra una página terrible de su vida.

«No derramaré una lágrima», dijo Bob Bridgestock, el oficial de policía que investigó el caso del asesino serial en su momento.

El exagente, que se convirtió en un escritor de novelas de misterio, explicó a la BBC que se había enterado de la noticia de la muerte de Sutcliffe mientras paseaba al perro y mucha gente decía: «Es una liberación».

Entre las reacciones también emergió la de la Policía de West Yorkshire, la fuerza policial que había perseguido y arrestado al asesino.

Su actual comandante, John Robins, 45 años después de los hechos, pidió oficialmente disculpas a los familiares de las mujeres asesinadas por el lenguaje y las alusiones que hicieron los detectives durante la investigación de las víctimas, muchas de las cuales fueron tildadas de «prostitutas» o definidas de otras formas ofensivas, como para ensombrecer su total inocencia.

Sutcliffe había sido capturado en 1981 e inicialmente encarcelado en la Isla de Wight.

Sin embargo, condenado a 20 cadenas perpetuas, desde 1984 fue trasladado a un ala del Hospital Broadmoor, una clínica psiquiátrica de alta seguridad en Berkshire (sureste de Inglaterra), sobre la base de un diagnóstico de esquizofrenia paranoide.

En 2010, el Tribunal Superior de Londres dictaminó que nunca podría volver a salir libre. Luego, en 2016, los médicos lo declararon curado y lo encerraron nuevamente en una prisión, la de Frankland, al noreste de Inglaterra.

Lo habían llamado «El Destripador de Yorkshire» por cómo agredía salvajemente los cuerpos de las víctimas con martillos, destornilladores, cuchillos.

Su apodo recuerda al de un predecesor tristemente famoso en la historia criminal del Reino, Jack el Destripador, que mató al menos a cinco mujeres en el East End de Londres a fines del siglo XIX.

La foto del arresto de Sutcliffe sigue siendo emblemática, con su mirada diabólica y escalofriante. Durante su larga estancia tras las rejas había sido víctima de una agresión, en la que había perdido la vista del ojo izquierdo, y se había vuelto obeso, diabético y sufría de enfermedades cardíacas.

En cuanto a la pandemia, el Ministerio de Sanidad constató este domingo un total de 24.962 nuevos contagios y 168 fallecimientos, que han elevado el balance británico hasta los 1.369.318 casos y las 51.934 muertes.

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