Mayor iceberg del mundo corre riesgo de encallar ante la isla Georgia del Sur

El evento podría generar una catástrofe medioambiental. (Télam)

El mayor iceberg del mundo, de 160 kilómetros de largo y 48 de ancho, puede encallar frente a la isla Georgia del Sur, en el Atlántico, amenazando la adecuada alimentación de miles de pingüinos y focas que residen en la isla, advirtieron hoy científicos ingleses.

El calentamiento climático aceleró el desprendimiento de icebergs en la Antártida, desencadenando consecuencias que pueden ser devastadoras para la abundante fauna presente en Georgia del Sur, administrada por el Reino Unido y cuya soberanía reclama Argentina al igual que la de las islas Malvinas y Sandwich del Sur.

Este iceberg, llamado A68, se desprendió en julio de 2017 de la plataforma glaciar Larsen C, pegada a la Península Antártica, explicó Andrew Fleming del British Antarctic Survey a la agencia AFP.

«A la velocidad que deriva en la actualidad, se requerirán de 20 a 30 días para que alcance las aguas poco profundas alrededor de las islas y la probabilidad de una colisión es de 50/50», dijo el científico.

Varios miles de pingüinos reales viven en la isla, al lado de pingüinos dorados, barbijos o papúa. También hay focas, albatraces errantes y aulladores en Georgia del Sur.

Si el iceberg llega cerca de la isla, podría afectar la capacidad de los animales para alimentar sus crías, amenazando su supervivencia, pero también la de las focas bebés.

«El número de pingüinos puede reducirse fuertemente», indicó Geraint Tarling, del British Antarctic Survey.

El iceberg también puede modificar el ecosistema de los fondos marinos, que podría tardar décadas o siglos en restablecerse.

El carbono retenido en esos organismos corre riesgo de ser vertido al océano y la atmósfera, agregándose a las emisiones de CO2 causadas por las actividades humanas, explicaron los investigadores.

Por otro lado, «este iceberg acumuló durante centenares de años muchos nutrientes y polvos, que son liberados poco a poco y fertilizan los océanos», concluyó Tarling.

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