Alarmante aumento de proyectos de energía en Chiloé

Los proyectos de energía traen consigo mega instalaciones por sobre ecosistemas indispensables para la vida y las fuentes de agua, como los humedales, turberas, pomponales y bosque nativo.

Inusitado aumento de proyectos de energía aprobados en los últimos años, dan cuenta de hasta 9 veces más con respecto a la verdadera demanda que hay en Chiloé, evidenciando una sobreexplotación y preocupante especulación que se relacionan con planes del expansionismo extractivista y de la suposición de un mercado exportador.

Algunos de estos proyectos mantienen conflictos debido a las afectaciones sociales, culturales, ambientales y económicas que involucra su ejecución, con activas resistencias. Entre ellas está la defensa territorial que se sostiene en Alto Gamboa, comuna de Castro y en Mar Brava, Península de Lacuy, comuna de Ancud.

Los proyectos de energía traen consigo mega instalaciones, excavaciones, numerosas obras como centrales, aerogeneradores y torres eléctricas por sobre ecosistemas indispensables para la vida y las fuentes de agua, como los humedales, turberas, pomponales y bosque nativo, cuyos espacios se siguen perdiendo, degradando y desapareciendo a un ritmo alarmante.

Panorama energético en Chiloé

En Chiloé, en particular en la Isla Grande, el consumo de energía eléctrica sería de unos 70 MW año, pero la oferta de energía a través de capacidad instalada y proyectos aprobados en el sistema ambiental sería de unos 650 MW, de acuerdo a los 8 proyectos aprobados en los últimos años, de los cuales seis corresponden a mega parques eólicos y dos a centrales hidroeléctricas de pasada, según los antecedentes del Servicio de evaluación Ambiental (SEA).

Asimismo, de estas cifras se desprende que en Chiloé, el 40% aproximado sería consumo de energía que correspondería al sector industrial y mayoritariamente allí, sectores de la industria salmonera quienes mantienen múltiples plantas procesadoras en diferentes puntos del archipiélago.

Sólo en Castro, la más antigua de las diez comunas de Chiloé, con una población de unos 44 mil habitantes (según censo 2017), la distribución con respecto al consumo de energía es la siguiente: 42% sector industrial; 25% sector residencial; 24% sector comercial; y, 9% sector municipal, esto, según estudio municipal y ministerial de septiembre del 2018.

Alarmante también es la cantidad de proyectos relacionados a la transmisión eléctrica y la conectividad de los proyectos de energía. Cinco mega proyectos de alta tensión eléctrica han sido aprobados en los últimos años y dos se encuentran en tramitación, incluido el que se emplaza sobre el canal del Chacao de la transnacional “Transelec”.

Energía y especulación

¿Cómo se explica el enorme excedente con respecto a la relación de consumo de energía y proyectos aprobados? A principios del año 2018, se desprendía que en Chile, en el día de mayor consumo de energía, en comparación a la capacidad instalada (las centrales ya construidas), existe una relación de tres veces más y en comparación con el menor día de consumo de energía la relación incluso supera en cinco veces más, lo que demuestra la sobre oferta que hay y los diversos niveles de especulación que se relacionan con la expansión del extractivismo y la exportación de energía.

Chiloé está en esa media de demanda versus capacidad instalada, pero con respecto a los proyectos aprobados se estima en 9 veces más el excedente, lo que se explicaría por un permisivo marco regulatorio a favor del lucro y la especulación de privados, lo que ha llevado a una serie de atropellos a las autonomías locales, hecho que se relaciona con planes de expansión del extractivismo y la suposición de un mercado energético exportador.

El primer indicador que se tiene al respecto son una serie de nuevos proyectos para “fortalecer el sistema eléctrico”, que no solamente tiene relación con “mejorar el suministro en Chiloé”, como han señalado desde el Ministerio de Energía y empresas, sino más bien, aunar las diversas líneas de transmisión eléctrica y potenciar la capacidad de salida.

Uno de los últimos proyectos emblemáticos en es ese sentido, es el mandatado por el Ministerio de Energía el año 2019 a Transelec (controlada por la multinacional Brookfield Asset Management), considerada la principal empresa en controlar el mercado de transmisión de energía eléctrica en Chile, situada también en Perú y Colombia, con inversionistas canadienses y chinos, vinculada también a empresas locales como Transmisora del pacífico S.A, quien realiza la tramitación en el servicio de evaluación ambiental del proyecto denominado “Tineo – Ancud”, ingresado en septiembre de este 2020, el que pretende la construcción y operación de una línea de transmisión eléctrica de alta tensión entre Chiloé y el continente.

Es importante destacar, que el enorme aumento de cientos de proyectos de energía en el centro sur de Chile (hidroeléctricos y eólicos), estarían relacionados para la exportación al extractivismo en Argentina (minero, petrolero – fracking) y para futuros proyectos mineros en el centro sur de Chile, cuyo panorama se vincula a una planificación geopolítica militar destinada a facilitar las interconexiones y salidas de materias primas relacionadas al extractivismo, lo que en buena parte se relaciona con corredores bioceánicos del IIRSA, Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana.

Con respecto al inaudito aumento de proyectos de energía en Chiloé, además de que podría estar relacionados con el factor de especulación exportadora, también podría vincularse con eventuales nuevas explotaciones extractivistas en el propio archipiélago. En mayo del año 2016, en el marco del “I Encuentro Nacional de Estrategias de Defensa Territorial frente a la amenaza de la Minería Industrial en el archipiélago”, el Centro de Estudios Sociales de Chiloé junto a decenas de organizaciones señalaba: “Esta nueva amenaza se materializa con la presencia de 310 concesiones mineras en Chiloé, 209 de exploración y 101 de explotación, las cuales -si no imponemos una gestión democrática del territorio- podrían generar gravísimos impactos a nivel ambiental, social y económico debido a la destrucción territorial. Somos un archipiélago sobreexplotado y las consecuencias están a la vista”, cifras dadas que han sido parte de publicaciones que dan cuenta en detalle sobre este panorama.

La especulación en energía ha quedado en evidencia con algunos de los proyectos aprobados y que mantienen desde hace algunos años su Resolución de Calificación Ambiental (RCA) pero no han iniciado obras o bien, gestiones mínimas para presentar “avances” ante los plazos perentorios que cumplir, a la espera de mayor seguridad en sus inversiones, lo que está condicionado con la materialización de otros proyectos relacionados ya que existe un entramado sin los cuales no tendrían objeto sus negocios.

Conflictos territoriales

Uno de los principales conflictos por proyectos de energía en Chiloé es el de la transnacional canadiense SAESA que amenaza un espacio de significación espiritual, cultural y ambiental de la comunidad Mapuche Williche Alto Gamboa, en la comuna de Castro.

El proyecto en cuestión se refiere a una Línea de Transmisión 220 kV Chiloé – Gamboa y abarca una superficie de casi 5 hectáreas que involucra la intervención de humedales, fuentes de agua (vertientes, laguna, río, napas, trayenko), pomponales, lo que sería afectado por diversas mega instalaciones, excavaciones, numerosas obras y torres eléctricas al lado de familias y por sobre el espacio de significación espiritual de la comunidad, de uso tradicional y de gran importancia de acuerdo a la cosmovisión ancestral.

El proyecto aprobado el año 2017, además de las intervenciones señaladas a esos espacios identificados como “bio culturales”, expone a una gran cantidad de vecinos a “convivir” con torres de alta tensión.

Otro de los proyectos que mantiene una activa oposición es el denominado “Parque Eólico Chiloé” que se emplaza en el territorio de Mar Brava y la Península de Lacuy, comuna de Ancud. El proyecto fue calificado ambientalmente a través de RCA Nº 550/2015 y consiste en el montaje y operación de un parque eólico de 42 aerogeneradores de 2,4 MW de potencia cada uno – subestaciones eléctricas y una línea de transmisión de 28,1 km que lo conectaría al Sistema Interconectado Central (SIC) en la Subestación Choroihue. La capacidad total instalada del proyecto es de 100,8 MW. La línea de transmisión eléctrica que se ha considerado es de 220 KV de simple circuito de una longitud total de 28,1 km y una faja de servidumbre de 40 metros de ancho, según versa el expediente.

El parque eólica tendría un impacto muy grande desde el punto de vista turístico, paisajista, cultural y de biodiversidad, con actividades orientadas principalmente al desarrollo de la agricultura familiar campesina de muy bajo impacto, razón por la cual parte de la comunidad y vecinos del sector siguen resistiendo a este proyecto, quienes por años vienen ejerciendo diversas acciones y diligencias para intentar impedir su ejecución.

Los proyectos de energía en Chiloé

A continuación, se comparte listado de algunos de los proyectos eléctircos: Parque Eólico San Pedro I (comuna Dalcahue); Parque Eólico San Pedro II (Comuna Dalcahue); Parque Eólico Ancud, de 32 aerogeneradores (Comuna Ancud); Parque eólico Chiloé (Comuna de Ancud); Instalación de 3 Aerogeneradores en Sector Colonia Belbén (Comuna de Ancud); Instalación de 3 Aerogeneradores en Fundo Degan Chico, comuna Ancud; Hidroeléctrica de Pasada Collil (Río Collil, comuna de Chonchi); Captación Adicional Cheto, sector Alcaldeo Rauco, comuna de Chonchi.

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