Ahora, todos le dan la espalda a Trump

A un día de dejar el mando, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue abandonado a su suerte por grandes sectores de la sociedad norteamericana, del mundo financiero, empresarial, deportivo y político, muchos de los cuales durante los cuatro años que duró su gestión avalaron sus discursos, sus políticas y también sus excentricidades.(Télam)

Mucho se habló de la suspensión de Trump en redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram y hasta Pinterest, pero la política de cancelación que viene acosando al presidente de los Estados Unidos en sus últimos días de Gobierno se expandió más allá de las plataformas digitales.

En la última semana comenzó a circular en Twitter un pedido para que se elimine de Mi pobre angelito: Perdido en Nueva York, un cameo (breve aparición) que hizo Trump en la película.

El magnate, dueño del Hotel Plaza de Nueva York desde 1988, pedía que le dieran un papel a cambio de rodar en sus edificios; así es como fue incluido en una escena de la película en la que el pequeño Kevin McCallister le pregunta dónde queda el vestíbulo y él se lo indica.

Macauly Culkin, el actor que protagonizó la película, apoyó la iniciativa de una usuaria que proponía que se elimine la imagen de Trump y se la reemplace por una imagen suya actual: «Vendido», escribió Culkin.

También la ciudad de Nueva York, sede de su emporio familiar, le da ahora la espalda al magnate inmobiliario.

Pero no todas las cancelaciones son simbólicas.

El Gobierno municipal de esa ciudad, dirigido por el demócrata Bill de Blasio se plantea rescindir los contratos para la gestión de dos pistas de hielo y un carrusel en el Central Park, así como un campo de golf en el Bronx.

“La ciudad de Nueva York no hace negocios con insurrectos», argumentó De Blasio.

Además, la asociación profesional de golf PGA anunció que el campeonato de 2022 no se celebrará en el Trump National Golf Club de Bedminster, en Nueva Jersey, también propiedad del magnate.

En el mismo sentido, The Royal and Ancient Golf Club de Saint Andrews, en Escocia, informó que el torneo Open Británico no se realizará como estaba previsto en el campo escocés de Turnberry, propiedad también del presidente saliente de Estados Unidos y al que asistió cada vez que viajó a Europa en los últimos cuatro años.

Así, mientras es expulsado de sus lugares favoritos, también es testigo de cómo las letras de su apellido van siendo quitadas de los carteles de algunas propiedades privadas como el hotel Trump Soho, que ya fue rebautizado Dominick, o el complejo residencial Trump Place, en la ribera del río Hudson.

En paralelo, el Deutsche Bank le propinó otro golpe a la marca Trump al anunciar la cancelación de las operaciones con las empresas del grupo familiar. Un día antes, el Signature Bank, empezó a cerrar sus cuentas y lo invitó a renunciar a la Presidencia norteamericana “en el mejor interés de la nación y de los ciudadanos de Estados Unidos”.

La misma lógica se replica en la arena política.

Hacia dentro del Partido Republicano, los mismos que durante cuatro años lo acompañaron y aprobaron sus leyes, ahora le dan la espalda.

El líder en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, dijo que “Trump es responsable del ataque contra el Capitolio”, mientras que el jefe de la mayoría saliente en el Senado, Mitch McConnell, decía -en privado- que los crímenes que se le imputan ameritan un juicio en el Congreso.

La Unión Europea, en tanto, suspendió la visita reciente de su secretario de Estado, Mike Pompeo, a Bruselas y Luxemburgo, después de que las autoridades se negaran a recibirlo.

Trump, silencioso por primera vez en cuatro años, cuenta las horas para refugiarse en Mar-a-Lago su resort de Palm Beach, Florida, aunque algunos de sus vecinos están tratando de evitar que resida en el lugar de forma permanente, amparándose en un acuerdo de 1990, cuando convirtió lo que era una residencia en un club privado.

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