El juicio político a Trump comienza mañana, pero abogados y demócratas ya cruzan argumentos

Legisladores demócratas y abogados del expresidente estadounidense Donald Trump cruzaron hoy argumentos y chicanas, en vísperas del inicio formal del segundo juicio político en su contra, para el que cuenta con el respaldo de la bancada republicana, aunque una parte menor de su partido intenta despegarse de su figura.

«El artículo de acusación presentado por la Cámara es inconstitucional por una variedad de razones, cualquiera de las cuales por sí sola sería motivo de sobreseimiento inmediata», escribieron los abogados de Trump en un escrito de 78 páginas, mientras los legisladores demócratas que harán de fiscales en el proceso consideraron que el magnate cometió el «más grave crimen constitucional» de un presidente cuando instó al asalto al Congreso.

El equipo de defensa de Trump urgió al Senado a desestimar el juicio político porque es constitucionalmente defectuoso y advirtió que los demócratas están armando un «teatro político» en lugar de una «justicia justa», reportó la agencia de noticias AFP.

En su presentación final antes de que los 100 senadores se reúnan para juzgar a Trump, los nueve fiscales en el juicio -todos congresistas demócratas- insistieron igualmente en que el caso no debe ser sobreseído porque existe una evidencia «abrumadora» de delitos y faltas graves procesables.

«Su incitación a la insurrección contra el gobierno de Estados Unidos -que causó la disrupción de la transferencia pacífica del poder- es el más grave crimen constitucional jamás cometido», expusieron en el documento.

Los demócratas impulsan el juicio político para responsabilizar al expresidente por el violento asedio al Capitolio del último 6 de enero, y los republicanos, que quieren que el proceso termine lo más rápido posible y se aglutinan, siguen con su interna sin resolver.

Un fallo que condene a Trump, que no ocurrirá si los republicanos votan en bloque, lo excluiría de una eventual competencia en las presidenciales de 2024.

«Siempre lucharé por ustedes, estaré observando, estaré escuchando, volveremos de alguna manera», adelantó poco antes de abandonar apresuradamente la Casa Blanca, antes de la asunción de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos, el 20 de enero.

Hace un año, en el primer juicio político por abuso de poder y obstrucción al Congreso por presiones a autoridades ucranianas para perjudicar a la familia Biden, Trump fue absuelto.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos, de amplia mayoría demócrata, aprobó hace un mes con 232 votos a favor y 197 en contra, iniciar un nuevo juicio político bajo un único artículo de acusación por «incitación a la insurrección» y el rol desempeñado en el asalto al Capitolio que perpetraron sus partidarios.

Aquella votación en la Cámara baja contó con el apoyo de diez republicanos, entre ellos algunas figuras consagradas como la congresista por Wyoming Liz Cheney, la «número tres» del partido dentro de la cámara, reprendida esta semana por su apoyo a este proceso por la delegación republicana de ese estado.

Pero en el Senado, donde el oficialismo demócrata cuenta con la mínima mayoría que le da el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, necesita contar con al menos el aval de 17 republicanos para que el juicio político pueda salir adelante, lo que parece bastante improbable si se atienden las declaraciones de muchos senadores republicanos que cuestionan la legitimidad del proceso, en sintonía con el argumento expuesto hoy por el equipo de defensa de Trump, porque «la Constitución no prevé un juicio de estas características contra un expresidente».

Para evitar el desgaste político que podría tener un apoyo explícito al expresidente, la estrategia republicana, avalada por al menos 45 senadores, radica en apelar a esa supuesta inconstitucionalidad del proceso y no en defenderlo ante las acusaciones directas.

Se estima que tres o cuatro republicanos podrían desmarcarse del grupo y apoyar la culpabilidad de Trump, pero el número de 17 sigue estando lejos.

Tampoco la estrategia demócrata está exenta de controversia, porque aunque hay congresistas que pretenden hacer testificar a Trump de manera presencial, otra parte del partido prefiere incidir en los senadores republicanos en vez de dar nuevamente al expresidente un atril en el que repetir sus teorías del fraude electoral, una vez ha perdido su cuenta de Twitter, su principal herramienta de comunicación.

Fuente Télam.

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