Mario Draghi, líder que encontró Italia para estabilizar la economía y la política

En un contexto en el que la República Italiana tuvo 66 Gobiernos en sus 75 años de vida, el actual premier, Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, aparece como una figura de estabilidad para establecer las líneas de recuperación de una economía que el año pasado cayó 8.8% por la pandemia y para la normalización de un contexto político marcado por la inestabilidad de los últimos presidentes del Consejo de Ministros.

Tras la abrupta caída del Gobierno de Giuseppe Conte, que intentó durante un año y medio encabezar una alianza de centroizquierda mientras Italia se convertía en noticia mundial por la fuerza con la que la afectó la pandemia, la elección de Draghi -de 73 años- hace tres meses fue un shock de confianza para el país y para las instituciones europeas que el año pasado aprobaron un desembolso de 209.000 millones de euros a Roma, la mitad «a fondo perdido», o sin necesidad de devolución.

Expresidente del Banco Central Europeo entre 2011 y 2019 tras más de 30 años de carrera en los principales organismos internacionales en la que cosechó elogios de todo el establishment europeo, Draghi inició a mitad de febrero la posibilidad de convertirse en el capitán de la reconstrucción que el país necesita de cara a la pospandemia.

Draghi obtuvo el aval del Parlamento el 18 de febrero pasado, en un país que arrastraba una caída económica de 8.8% en 2020 debido a la pandemia y con el desafío de lograr una estabilidad que garantice un Gobierno sólido hasta las próximas elecciones, previstas para marzo de 2023.

Los apoyos con los que partió, que se mantienen hasta hoy más allá de los cruces internos por temas puntuales, fueron un signo claro en esa dirección: desde la derechista Liga de Matteo Salvini, hasta los ex-euroescépticos del Movimiento Cinco Estrellas y la Fuerza Italia de Silvio Berlusconi, casi todo el arco político del país se unió tras el liderazgo de «Super Mario» para dar origen a un Gobierno de amplia coalición.

También desde la centroizquierda, los expremiers Enrico Letta y Matteo Renzi lo apoyan desde las fuerzas que encabeza, el Partido Democrático e Italia Viva.

Formado en colegio jesuita y designado por el papa Francisco como miembro de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano en julio pasado, Draghi es también la última apuesta del presidente Sergio Mattarella, que en enero pasado inició el último de sus siete años de mandato, durante los que ya vio pasar cinco Gobiernos.

Reflejo de la amplitud de los apoyos que lo sostienen, tanto el Financial Times como Avvenire, el diario de la conferencia episcopal italiana, no dudaron en calificarlo como «Super Mario», al dar la noticia de su convocatoria par el nuevo Gobierno.

Si bien ya ha dado muestras de una fuerte conducción política para mantener cohesionada a la coalición que encabeza, el Gobierno de Draghi es el tercer Ejecutivo de liderado por un técnico en los últimos 30 años, tras los del banquero Carlo Ciampi en 1993 y el de Mario Monti en 2011, dos experiencias que aún dividen a los italianos. Uno de los desafíos de Draghi es también quedar por arriba de esas polémicas.

Con Mattarella en el último año de su mandato, Draghi se para, además, ante la posibilidad de poder estabilizar el rumbo económico del país durante 2021 y quedar luego posicionado para pelear con la Presidencia de la República que el Parlamento elegirá en febrero de 2022.

Si bien en la coalición prefieren por el momento que Draghi complete el mandato hasta que los italianos deban volver a las urnas en marzo de 2023, no son pocos quienes imaginan que el propio Mattarella podría hacer un segundo mandato «corto», de un año, para permitir la continuidad del economista como premier y luego sí pasarle el mando institucional del país.(Télam)

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