Cómo elegir entre los casinos online en Chile

En el vasto mundo de internet, las opciones son muchísimas, así que es importante que el usuario sepa qué debe mirar para elegir un casino confiable, en el que no haya posibilidad de que los juegos estén manipulados.

Con la nueva normalidad, tras la llegada de la pandemia, los casinos chilenos han vuelto al trabajo respetando las máximas medidas de seguridad e higiene. No obstante, los aficionados locales a los juegos de casino ya se han acostumbrado al juego online y aunque en el país todavía no hay una regulación que habilite a los casinos a ofrecer sus servicios en línea en el país, los aficionados suelen acudir a casinos online que aceptan pesos chilenos aunque sean internacionales.

Pero, en el vasto mundo de internet, las opciones son muchísimas, así que es importante que el usuario sepa qué debe mirar para elegir un casino confiable, en el que no haya posibilidad de que los juegos estén manipulados.

Licencia

Si bien no existe una licencia o autorización oficial en Chile, hay autoridades de juego de otros países que permiten a sus casinos online ofrecer servicios internacionalmente. Como todo en la vida, unas licencias son más exigentes que otras. Por ejemplo, muchos casinos escogen la licencia de Curazao porque se tramita rápidamente y no les pone muchas trabas.

Por otro lado, la licencia de Malta de la Malta Gaming Authority es más exigente y costosa y, al estar dentro de la UE, el casino se obliga también a respetar las leyes de privacidad de la UE, que son bastante estrictas. Otra opción es la licencia de Kahnawake que si bien es exigente con los casinos en materia de protección del usuario, no lo es tanto en lo relacionado con los impuestos por lo que para ellos es bastante atractiva.

No podemos decir que un casino con licencia de una autoridad sea mejor que otro con licencia de otra simplemente por esa razón, pero si estamos en una situación de desconocimiento sobre un casino online determinado, cuanto más exigente sea la licencia, probablemente mejor sea el casino para el usuario.

Los casinos con licencia de la MGA tienen la obligación de someter sus juegos a auditorías externas que certifican que los juegos dependen de generadores de números aleatorios que no se pueden alterar ni manipular para hacer perder al jugador.

Las auditorías

Si no hay licencia, un casino todavía puede demostrar que sus juegos son confiables sometiéndoles a la auditoría de un laboratorio independiente que compruebe que solo el azar interviene en los juegos. En este sentido, uno de los laboratorios más famosos es eCogra.

Sean licencias o auditorías, no es suficiente con que el casino diga que las tiene o las hace. Hay que comprobarlo porque en una web se puede publicar cualquier cosa sin que sea verdad. Por tanto, allí donde el casino diga que tiene licencia o un certificado de auditoría, debe añadir un link al certificado que así lo muestre.

La atención al cliente

Los servicios de atención al cliente son otro factor que influye en la seguridad, ya que serán el primer lugar al que acuda el usuario si surge cualquier problema. Siempre es bueno comprobar que el casino tiene un chat en vivo disponible en un horario suficientemente amplio. Los casinos online que se limitan a ofrecer un formulario de contacto para responder por email a los usuarios sin una alternativa inmediata como el mencionado chat, un teléfono o un número de WhatsApp pierden atractivo.

Y los casinos físicos en plena recuperación

Por su parte, los casinos físicos se mantienen en buena salud y según la Superintendencia de Casinos de Juego de Chile, en septiembre, facturaron en ingresos brutos $42.962 millones lo que es una cifra similar al septiembre de 2019, anterior a la pandemia (y por supuesto muy superior a la de septiembre de 2020). El dato no hace más que refrendar que el negocio físico y online puede convivir perfectamente.

El siguiente paso debe ser la regulación por parte de la autoridad chilena para que los usuarios puedan jugar en los casinos online con máximas garantías de seguridad y la sociedad beneficiarse del pago de impuestos que estas empresas deberán hacer por sus beneficios, algo que actualmente no ocurre con las empresas internacionales, pues lógicamente tienen sede fuera del país.

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