Lecciones de la cobertura de la batalla campal en México: los 17 muertos de los medios

Por Mauricio Cabrera (desde México)

Storybakers:

Mientras la violencia en México pasa de las calles a los estadios de futbol, los medios continúan destruyéndose a sí mismos justo cuando más se les necesita.

Veamos el saldo de lo que han hecho los medios en su cobertura a la violenta batalla campal entre aficionados de Querétaro y Atlas en el estadio Corregidora.

1) Un periodista de TV Azteca tuitea que de forma extraoficial han muerto 17 personas. Según la versión oficial no hay ni un solo muerto.

2) Sopitas, uno de los nativos digitales más visitados de México y un medio con más de 3.2 millones de seguidores en Twitter, da juego al tuit de David Medrano y da por hecho en su encabezado que 17 personas han perdido la vida.

Horas más tarde, el propio Sopitas en primera persona desde su cuenta de Twitter ofreció disculpas por haber compartido información extraoficial.

3) Las televisoras, en la máxima muestra de que en México la violencia se ha normalizado, continúan con su programación habitual, como si ver cuerpos ensangrentados, sin ropa y, como mínimo en estado de gravedad, no ameritara una cobertura especial.

4) Medio nacionales e internacionales, pese a las cifras oficiales que no dan cuenta de personas fallecidas, utilizan el tuit de David Medrano como argumento para insistir en que se habla de 17 muertos, aunque dentro de la nota se indique que el reporte oficial no indica fallecidos.

En las siguientes imágenes se puede apreciar la información que aún se encuentra disponible en algunos medios españoles, mexicanos y argentinos.

En el caso de Marca en su edición española, por ejemplo, se comete el error de haber actualizado el cuerpo de la nota pero no el titular.

Y si queremos pensar que la Creator Economy está blindada de los errores de medios, estamos equivocados.

La cuenta en Instagram de Ac2ality en español, el medio de información general en español más seguido del mundo en Tik Tok y con más de 76 mil seguidores en IG, publicaron hace 22 horas en Stories sobre la pelea enfatizando los rumores de que 17 personas habrían fallecido.

Es importante notar que hace 22 horas (con respecto al momento en que escribo esta columna) ya se conocían las versiones oficiales que no daban cuenta de fallecidos.

 

¿De qué modo errores como estos terminan destruyendo a los medios?

1.- Desinformación sin consecuencias: ¿en verdad puede defenderse la publicación de un rumor que habla de 17 muertos contra una cifra sin fallecidos por parte de la fuente oficial?

No estamos hablando de una diferencia entre 3 y 4 muertos, o entre 8 y 9, estamos hablando de pasar de 17 personas presuntamente asesinadas a ninguna.

En este caso, los medios o tendrían que demostrar con pruebas que el gobierno está ocultando las verdaderas cifras o tendrían que tomarse algunas medidas para evitar que en el futuro se repitan desinformaciones de este tipo.

Vale decir, para quienes no conozcan a David Medrano, que es un periodista experimentado, reconocido y que con frecuencia tiene acceso a información exclusiva que termina siendo confirmada más adelante.

Este punto no pretende cuestionar su carrera, sino reconocer los riesgos a los que todos nos exponemos al compartir información que vaya más allá de lo que a nivel deportivo acontece en una cancha de futbol.

2.- La preocupante viralidad de un tuit: es tanta la sed que tenemos de visitas y alcance que basta un tuit asegurando que hay 17 muertos para que cientos de medios de comunicación repliquen esa información y se abracen del rumor para hacer más llamativos sus titulares.

Los medios siempre tuvieron la opción de dar cuenta de los actos de violencia, de compartir imágenes, y de contar la historia del modo en que más conveniente les pareciera, pero no conformes con ello optaron por valerse del rumor de los 17 fallecidos para hacer grande la historia pese a que en la realidad no hay ni una sola muerte confirmada.

Que no haya muertos, vale decir, no elimina ni la tragedia ni la pésima gestión de los cuerpos de seguridad, pero los medios poco pueden exigir cuando su cobertura ha sido tan desprolija como pasar de 17 muertos a 26 heridos, de acuerdo al reporte oficial.

¿En verdad podemos exigir a los lectores y usuarios que crean en nosotros cuando no podemos reportar sin imprecisiones lo que ocurre en un estadio de futbol?

3) ¿Qué tiene que pasar en México para que las televisoras consideren que estamos ante un breaking news? Salvo por terremotos que sacuden a la Ciudad de México y al país, las televisoras prácticamente han eliminado de sus posibilidades la interrupción de transmisiones para dar seguimiento puntual a lo que sea que esté ocurriendo.

A diario en México hay asesinatos, actos de violencia y robos a mano armada. Cada vez más ocurre en escenarios públicos, donde civiles terminan siendo víctimas de unos cuantos.

Pero esas coberturas que daban seguimiento puntual cada que ocurría algo que ameritara el interés público se han diluido hasta ser prácticamente inexistentes.

Hoy podemos ver masacres en el estadio Corregidora, donde la gente no solo se ensaña a golpes sino también desnuda a sus víctimas, sin que desde las televisoras consideren que es necesario hacer un alto para informar a la sociedad qué está ocurriendo.

En pleno guerra y aún viendo las oportunidades que hay detrás de las transmisiones especiales y del live-blogging, los medios mexicanos, y en particular las televisoras, prefirieron que todo siguiera su curso habitual.

4) Google como herramienta de desinformación: hasta este momento es posible ir a Google, buscar “17 muertos Querétaro” y encontrar decenas de notas que aseguran que 17 personas habrían perdido la vida en el estadio Corregidora.

¿No tendría Google que impedir la emisión de ese tipo de publicaciones una vez que se ha dado la versión oficial?

¿Tiene sentido que las imprecisiones y errores se eternicen por más que esos medios más adelante publiquen notas que van en sentido contrario a lo que inicialmente se había publicado?

En algunos casos, voluntaria o involuntariamente, los medios ya no tienen visible en su sitio la información errónea, pero sí se siguen beneficiando, y desinformando a la vez, de los resultados de búsqueda que llevan a los usuarios a esas historias que hablan de 17 personas muertas.

5.- ¿Cómo creer en los medios cuando son parte fundamental del negocio de la Liga MX? El aficionado deportivo en México vive una particularidad que termina haciéndolo aún más escéptico de lo que ve en los medios.

Dado que Televisa y TV Azteca, en particular la primera, tienen múltiples intereses en torno a la Liga MX, los aficionados parten de la sospecha, sustentada o no, de que no se terminará diciendo la verdad de lo que ocurrió.

Así como la sociedad desconfía tanto de los medios alineados al gobierno actual, por los evidentes intereses de por medio, como de los que están en contra, por lo general beneficiados por anteriores gobiernos, en torno al futbol se produce la misma sensación: los medios no actúan pensando en los aficionados, sino en proteger un producto que ya de por sí va en declive a partir de su decreciente calidad competitiva.

En la Liga MX, como en la vida pública de México, los medios, principalmente las televisoras, son juez y parte. Y eso contribuye a que sobre el periodismo deportivo pese la sospecha y la duda.

Aparecen entonces los extremos: la gente, a la luz de los videos publicados, no cree la versión oficial, pero tampoco cree en los medios que hablan de fallecidos sin tener pruebas contundentes.

Dejemos de pensar en la atención, pensemos en la confianza para rescatar a nuestra industria

Hace un par de semanas, María Jesús Espinosa de los Monteros me insistía en que la batalla actual ya no tenía que ser por la atención de los usuarios, sino por ganarnos su confianza.

En la cobertura de lo acontecido en Querétaro, los medios de comunicación se dejaron llevar por el deseo de atención, no por el deseo de ser claros con la información que estaban publicando.

Son tiempos en que la industria vive bajo el asedio de gobernantes y figuras públicas que no paran de atacar al periodismo ante cualquier pretexto.

Medios y periodistas cometemos un grave error si seguimos contribuyendo a que se valide que lo que hacemos es desprolijo, que atendemos intereses económicos y políticos antes que los de nuestras audiencias.

Un rumor no tiene por qué ser escalado a verdad en tiempos en que la industria del periodismo necesita revalorarse. El error cometido es tan grande como esas 17 vidas que dimos por perdidas.

Es cierto que no hablar de más de una decena de muertos le quita fuegos artificiales y atractivo a la pelea en Querétaro, pero es también cierto que si seguimos incendiando narrativas con tal de ganar tráfico, seguiremos perdiendo voluntades dispuestas a reconocer el valor del periodismo en la sociedad.

A nivel internacional la cobertura de los medios de este hecho permite preguntarnos algo que, de nuevo, no deja bien parada a la industria: si somos capaces de desinformar sobre lo que ocurre en un estadio de futbol, ¿qué tan precisos estamos siendo informando sobre una guerra en países que desconocemos en muchos sentidos?

Los medios y el periodismo han sido atacados de manera injusta.

Pero en algunas ocasiones, como ahora, nos lo hemos tenido bien merecido.

En Panmedials, los medios de la pandemia, dedico varios episodios a la erosión de los medios como generadores de confianza entre la audiencia. Si seguimos así, tendrá que haber una nueva entrega.

Si no somos capaces de renunciar a la atención para generar confianza, los medios seguiremos hundiendo nuestras posibilidades de ser útiles para la sociedad en el futuro.

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1 comentario
  1. 3K dice

    Disculpe, pero en un país tan corrupto como México en que un sólo partido político ha estado en el poder 93 años y en que el narco ha infiltrado todas las esferas del poder del estado, y habiendo una noticia todavía en desarrollo, me sorprende que un periodista asuma, sin cuestionamiento alguno, la versión oficial. Surge la versión oficial y se convierte en mantra y verdad inmediata, ¿sin proceso investigativo detrás?. Sorprendente, bajo ese tipo de periodismo, la corrupción vendría siendo algo en el imaginario colectivo. Hay preocupantes testimonios que desmienten las versiones oficiales y no he visto análisis sobre eso.

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