Mujeres emprendedoras: «Si tienen la idea, ¡¡¡vayan con todo!!!»

Fernanda Díaz, fundó Ferdíazjoyas, una joyería que nace con productos a pedido a principios de la pandemia y que actualmente tiene una línea de alta gama y una escuela con talleres de confección para joyeros.

Fernanda Díaz habla con pasión sobre su emprendimiento.

Cuenta que las primeras barreras que tuvo que derribar fueron el estigma de la inestabilidad financiera y el auto boicot.

“Trabajar como independiente y en algo que está relacionado al arte, siempre está teñido por la incertidumbre de la retribución monetaria y los cuestionamientos propios cómo, ¿Me la puedo sola? ¿Lo voy a lograr? Mi máximo desafío fue creerme el cuento, pero en el camino te vas sorprendiendo de tus talentos, ganas por aprender y de a poco comienzas a moverte para dedicarte a lo que te gusta. Las ganas superan a las inseguridades y terminan por dar frutos”.

Hoy, en Ferdíazjoyas, comercializa joyas hechas a mano personalizadas, aunque también maneja stock de joyas que hace cuando saco modelos nuevos. «Siempre me ha interesado que la joya que me mandan a hacer como autoregalo, regalo sea ‘perfecta para la persona que la va a usar, que tenga significado, que sea heredable en el tiempo, tengo super poquitos modelos sin piedra… porque hasta eso me encanta… las propiedades que estas tienen lo encuentro super mágico», dice.

Fernanda, tras terminar la carrera de diseño gráfico y no querer ejercer en ese ámbito, se le metió la idea de tomar clases de orfebrería y desde ahí no paro más, asegura, que confiesa que no fue un enamoramiento a primera vista porque hacer una joya tiene harta pega. «Le agarre el gustito y es demasiado satisfactorio ver cómo desde el metal en bruto sale una joya hecha con tus propias manos».

Luego vino la comercialización, comenzó «a vender de apoquitito con una amiga con la que compartimos marca en Instagram (Nueve50)», dice, porque «había que trabajar en algo también, así que en un principio hice joyas y trabajé en un café cerca de mi antigua casa para tener un ingreso más estable y pagar mis clases y todo lo que necesitaba en ese momento».

¿Qué te dijeron familiares y amigos cuando les contaste lo que pensabas hacer?

Yo creo que el menos feliz era mi papá (ríe) porque fueron 4 años y medio estudiando en la universidad, mi mamá en su momento cuando cachó que estaba estudiando por estudiar (igual me iba bien, asegura orgullosa) me dijo «ten tu título universitario y después haz lo que quieras…». Pero, claro, siempre estaba ese ¡Wow! detrás del “estoy haciendo joyería”. En ese momento no era algo tan común como ahora. Yo creo que el más feliz era el tío de mi papá que fue orfebre, pero como vive en Canadá no fue tanto lo que pude aprovechar en cuanto a conocimientos, aunque heredé varias herramientas de él.

¿Te sentiste acompañada?

Sí! Completamente, yo creo que se notaba que estaba en lo mío, cuando iba llegando a mi casa con las cosas nuevas que iba haciendo siempre la reacción fue positiva y mi mayor partner, la Jose, porque estábamos en la misma, queriendo emprender en un trabajo para algunos poco tradicional. Además de esto nuestra profe Inés es una capa, éramos sus regalonas, cuando tenía que retarnos por algo mal hecho era como un reto de mamá. Estos meses mi papá es el que me está ayudando con los estudios en otra escuela de orfebrería.

Taller en la casa

Dice que su mamá, al comienzo, era la que le pagaba las clases y la ayudaba con la compra de insumos y herramientas para poder armar un tallercito en la casa. «El robo hormiga de la caja de herramientas de mi papá y su ayuda cuando necesitaba instalar alguna cosa en el taller, mis hermanos pacientes con los martillazos que alguna vez tuve que pegar, que se compensaban cuando necesitaban hacer un regalito y no querían ir al mall ) y las amigas felices porque varias joyas del comienzo eran regalo o siempre había un pequeño descuento.  Todo eso marcó sus comienzos.

¿Piensas que emprender es más difícil para una mujer?

No para nada, no quiero generalizar, pero siento que somos mucho más busquillas, aperradas y no nos rendimos tan fácilmente, si no estamos contentas con lo que estamos haciendo y hacemos algo por cambiarlo. Por el rubro en el que estoy he conocido a varias colegas y la mayoría ha llegado por las suyas a lo que son el día de hoy.

¿Has recibido apoyo del Estado o de organizaciones privadas?

La verdad es que no lo he buscado mucho, pero en pandemia postule al IFE y recibí el bono.

¿Cuál ha sido el mayor éxito de tu emprendimiento hasta ahora?

Lo mucho que ha crecido mi taller, puedo fundir y preparar el metal sin tener que depender de otra persona o lugar para poder hacerlo, creció mucho cuando comencé a hacer clases, tengo la suerte de que quieran aprender conmigo porque hay varias escuelas y orfebres haciendo clases.

¿Qué esperas lograr en el futuro?

Tengo dos planes, el primero es tomar un curso de gemoterapia y poder entregar una joya que a través de la piedra que tenga te aporte energéticamente y lanzarme con varios modelos nuevos de alta joyería de anillos de compromiso. Sigo en clases en busca de eso.

¿Qué consejo le darías a otras mujeres para que emprendieran?

Si tienen la idea, ¡¡¡vayan con todo!!! Si no se tiran de cabeza a hacer lo que quieren, siempre va a estar el bichito de “qué hubiese pasado si…”. No es fácil emprender, porque nunca sabes como te ira el mes siguiente, pero cuando hay ganas esos miedos comienzan a desaparecer porque mas que trabajar, estas haciendo lo que realmente te llena y amas hacer.

Este reportaje, que integra una serie de entrevistas a mujeres emprendedoras, cuenta con el apoyo del Fondo de Medios de Comunicación Social 2022 del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago y el Ministerio Secretaría General de Gobierno.

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