Carnaval de Venecia, adiós mascarillas, viva las máscaras

Todo el encanto de la Serenísima, desde un coqueto y elegante barco.

(Por Enrique Sancho) Venecia es bella y misteriosa en cualquier momento del año. Es romántica, cambiante, seductora, intrigante… También así es el Carnaval, y cuando ambos se juntan la mezcla es explosiva. Carnavales hay muchos, y muy divertidos, pero ninguno tiene la exclusividad, la originalidad y el encanto del Carnevale veneciano. Lo que en otros lugares es charanga, bullicio y estruendo, en Venecia se convierte, como la propia ciudad, en serenidad, elegancia, armonía. Es el momento y el lugar perfecto para aislarse del mundo, cambiar la apariencia y… cambiar la mascarilla por la máscara. Este año el raro lema es “Tómate tu tiempo para los signos originales” y se celebra del sábado 4 de febrero al martes 21 de febrero.

El único inconveniente del Carnaval, aunque también su encanto, es la cantidad de gente que lo quiere disfrutar, se calcula que lo visitan más de un millón de personas, unas 150.000 cada día. En las calles, plazas y canales eso no es un problema, porque muchas personas van disfrazadas y dan la imagen perfecta a la ciudad. No es tan agradable cuando se trata de conseguir una habitación de hotel a precios abusivos, o una mesa libre en algunos de sus restaurantes y trattorias o tomar una copa tranquilo. Por eso la propuesta de CroisiEurope es perfecta porque, además de ofrecer un recorrido por Venecia y sus alrededores en un íntimo y elegante barco de solo 150 pasajeros -atracado a poca distancia de la Plaza de San Marco-, propone el alojamiento en sus cabinas exteriores, refinada cocina en su restaurante y todas las bebidas incluidas en comidas, cenas, y en cualquier momento en el bar.

El Carnaval de Venecia, cuyos orígenes se remontan al siglo XI aunque se consolidaría en el XIII, tiene personalidad y magia propia y va más allá de la imagen de la nariguda máscara del Doctor de la Peste que abarrota los talleres de la ciudad y se desparrama por las calles.

Fiesta pagana, ligada a la religión

Esta fiesta pagana que viene marcada por el comienzo de la Cuaresma, previa a la Semana Santa, permitía hace siglos a las familias aristocráticas mezclarse con el pueblo, un privilegio que proporcionaba el anonimato de las máscaras. En sus comienzos, el Carnaval duraba hasta tres meses y era la época en que todo estaba permitido. La iglesia y el poder fueron marcando limitaciones con el transcurso de los años. Primero se prohibieron las fornicaciones en las iglesias. Luego, las armas en manos de enmascarados. Más tarde, se concretó el uso de la máscara al Carnaval, teniendo en cuenta que los venecianos habían extendido su uso a muchas celebraciones profanas del año… Pese a las sucesivas limitaciones, la ciudad entera fue excomulgada en 1606 por sus excesos. En el siglo XVIII es cuando el carnaval de Venecia logra su máximo apogeo, a él acudían aristócratas llegados de lugares muy diversos y no era raro que los príncipes y nobles se escaparan a disfrutar del acontecimiento.

El Carnaval es totalmente distinto a la imagen española (y no digamos a la brasileña). Durante los casi 20 días de duración, la gente se disfraza y sale a la calle a pasear, ya sea en desfiles organizados o improvisados, y a hacerse fotos. También se organizan por las noches fiestas privadas, a las que no es fácil asistir sin conocer a nadie, y alguna fiesta pública, en las que los precios son prohibitivos, del orden de los 500 euros, a lo que hay que añadir el coste de alquilar un buen disfraz tradicional.

Una sucesión de celebraciones

Tras unos días previos en que hay bailes y hasta patinaje sobre hielo, el Carnaval propiamente dicho comienza, como corresponde, con la celebración más antigua: la Festa delle Marie que recuerda el tributo que el Doge ofreció anualmente a doce bellas y humildes doncellas venecianas, que data de 1039 y convoca al desfile de un cortejo por San Pietro di Castello, que culmina en la Piazza San Marco. Al día siguiente, llega el desfile inaugural y el célebre “Vuelo del ángel” también en San Marco y entonces toda Venecia se envuelve en un cantar de gesta donde el teatro al aire libre, los conciertos y los mercados de máscaras y comida conquistan los campi (plazas) de Santa Margherita, Sant’ Angelo y San Stefano.

Las máscaras y los disfraces juegan un papel clave en este mundo anónimo, donde las divisiones de clases parecen desaparecer, donde mágicamente todos se vuelven iguales, donde todo parece estar permitido. Los participantes se regocijan desfilando disfrazados por las calles. Porque allí es donde se disfruta el carnaval: en las calles, con desfiles organizados o espontáneos.

Durante todos los días, tiene lugar Il Carnevale del Gusto, en el que diversos restaurantes, bàcari, hoteles… presentan un plato, un cicchetto y un cóctel inspirados en la temática del Carnaval de 2023, aunque la comida más destacada de esta época son los crostoli y frittelle, finas láminas fritas de masa azucarada los primeros y rosquillas rellenas de chocolate, pasas, crema pastelera y otros ingredientes los fritelle.

Pero el carácter más íntimo del carnaval se aprecia durante las noches, cuando los bailes invaden los salones y los fastuosos palacios resultan perfectos escenarios para las fiestas. Las comparsas, conocidas como las Compagnie Della Calza, que tienen entre las más conocidas a Los Antiguos y a Los Ardientes, realizan desfiles por la ciudad. Los bailes más tradicionales tienen lugar en el Doge, el palacio Ca’ Vendramin Calergi, la Serenissima y Barroco, y también en el Palazzo Pisani-Moretti, el Hotel Danieli y el Gran Café Quadni.

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