Jeannette Jara: de la mediagua de El Cortijo a la candidatura presidencial del oficialismo

Hoy, como candidata presidencial de la izquierda chilena, se enfrenta a un desafío mayor: mantener unido al oficialismo, ampliar sus apoyos al centro político y —como ella misma dijo tras ganar la primaria— “construir un Chile más justo y democrático, frente a la amenaza de la extrema derecha”.

Hay trayectorias políticas marcadas por la épica. Otras, por la consistencia. La historia de Jeannette Alejandra Jara Román (51), la flamante candidata presidencial del oficialismo, parece combinar ambas: un relato de superación personal, militancia desde la adolescencia, fidelidad ideológica y, a la vez, un estilo que se ha hecho camino en las filas más dialogantes de la política chilena.

El 29 de junio de 2025, Jara fue proclamada oficialmente como candidata del pacto Unidad por Chile, tras imponerse con más del 60% de los votos en una primaria donde enfrentó a Carolina Tohá (PPD), Gonzalo Winter (FA) y Jaime Mulet (FRVS). Una jornada fría, que movilizó a más de 1,4 millones de personas, y que selló el paso de la exministra del Trabajo y Previsión  Social al primer plano de la carrera presidencial.

De Conchalí a La Moneda (o al intento)

Nacida en El Cortijo, una población popular de la comuna de Conchalí, el 23 de abril de 1974, Jara creció entre cumbias, Nueva Ola y el ruido de un Chile desigual. Hija del mecánico industrial Sergio Jara y de Jeanette Román, dueña de casa, es la mayor de cinco hermanos. Vivió en una mediagua con su abuela y fue la primera de su familia en llegar a la universidad.

Pasó por varios colegios antes de terminar su enseñanza media en el Liceo Isaura Dinator de Guzmán. Luego intentó estudiar Derecho en la UC, pero se cambió a Administración Pública en la Usach, donde egresó en 1997. En esa universidad comenzó su trayectoria política al presidir la Feusach, en tiempos en que también asomaban otros líderes como Rodrigo Peñailillo o Marcos Barraza, quien sería su gran aliado dentro del Partido Comunista.

Jara milita en el PC desde los 14 años, tras una década en las Juventudes Comunistas. En 1999 entró al comité central. Su primera figuración política fue al frente de la federación estudiantil de la Usach, desde donde lideró paros contra el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Una vez, fue detenida en una protesta y acusada de haber mordido a un carabinero. Ella lo negó.

Las heridas y los afectos

A los 19 años, se casó por primera vez, contra la voluntad de su madre. Quedó viuda dos años después, en lo que describe como “un duelo largo” que la marcó profundamente. Más adelante se casó con el trabajador social Víctor Gajardo y tuvo a su único hijo a los 33 años, hoy estudiante de Teatro.

En mayo de 2025, ya como candidata, reveló con naturalidad en sus redes que tenía un “pinche” —el trabajador social Claudio Rodríguez, funcionario del Registro Civil—. “Soy bastante feliz con mi pareja”, dijo. Y, en tono relajado, añadió: “Él no va a ser el primer pinche de la nación”.

Apegada a su historia de vida, le gusta cocinar, hacer asados y escuchar a Juan Gabriel, Emmanuel, Juan Luis Guerra y Mon Laferte. Es hincha de Colo Colo y se define como una mujer “gozadora”.

Trayectoria pública y militancia

Su carrera como servidora pública comenzó en el municipio de Lampa. En 1999 entró como fiscalizadora al Servicio de Impuestos Internos (SII), donde también fue dirigente sindical. Luego se integró al equipo del Ministerio de Desarrollo Social, liderado por Barraza, y en 2016, fue designada subsecretaria de Previsión Social por Michelle Bachelet.

Durante el estallido social, fundó la organización “Ideas para Conchalí” e interpuso dos querellas contra Carabineros y Mario Rozas por homicidio frustrado. En paralelo, intentó —sin éxito— ser alcaldesa de su comuna en 2021.

Desde marzo de 2022 hasta abril de 2025, fue ministra del Trabajo y Previsión Social del presidente Boric, convirtiéndose en la primera comunista en ocupar ese cargo desde Jorge Godoy en 1973. En su gestión se aprobaron leyes claves como la Ley Karin contra el acoso laboral, la reducción de la jornada laboral a 40 horas y una reforma a las pensiones que terminó distanciándose de la idea original de terminar con las AFP, lo que le valió críticas internas en su partido.

Su rol fue el de una negociadora hábil, que tendió puentes con empresarios, senadores de derecha y la CPC. “Es pragmática en un 90%, e ideológica en el 10%”, resumió un parlamentario que negoció con ella.

Del gabinete a la papeleta

El 5 de abril de 2025 fue proclamada candidata del PC y renunció días después al ministerio. Sumó el respaldo de Acción Humanista y más tarde se convirtió en la carta unitaria del oficialismo.

Con una imagen cercana, que apela a su historia de esfuerzo, ha intentado contrastar con la figura más institucional y elitista de Tohá. En plena campaña, grabó un video en su cocina, con café instantáneo, contraponiéndose al video de su rival preparando café de prensa francesa.

Aunque dialogante y ejecutiva, Jara es directa. Tiene vínculos con Camila Vallejo y respaldo del “bacheletismo”. De hecho, la expresidenta Michelle Bachelet la ha acompañado en algunos actos y mantiene contacto habitual con ella.

Hoy, como candidata presidencial de la izquierda chilena, se enfrenta a un desafío mayor: mantener unido al oficialismo, ampliar sus apoyos al centro político y —como ella misma dijo tras ganar la primaria— “construir un Chile más justo y democrático, frente a la amenaza de la extrema derecha”.

Desde la mediagua de su abuela hasta La Moneda. El camino no está asegurado, pero Jeannette Jara ya ha demostrado que sabe avanzar con paso firme. Y sin perder la sonrisa.

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