
No ha pasado mucho tiempo, pero sí el contexto ha cambiado.
Ya nos es el convulsionado país del 2021, con una ciudadanía movilizada y con ansias de un cambio, incluso constitucional, el que decidirá el domingo en las urnas la opción progresista que quiere que lo represente en la elección presidencial.
A diferencia de la realizada hace 4 años, esta primaria tiene solo a un sector en pugna, cuyos nombres -Carolina Tohá, Jaime Mulet, Gonzalo Winter y Jeannette Jara- desean imponerse en esta suerte de enfrentamiento de la socialdemocracia con la izquierda. El 2021 la primera se quedó en la casa y la otra, con Gabriel Boric por el Frente Amplio y Daniel Jadue por el PC, lograron entusiasmar a un millón 752 mil 922 personas. El actual presidente se impuso por el 60,42 por ciento de esos sufragios. Jadue se fue para la casa, no como hoy, que lo está, pero en prisión domiciliaria.
Al otro lado, Mario Desbordes por RN, Joaquín Lavín por la UDI, Ignacio Briones por Evópoli y el independiente Sebastián Sichel sumaron un millón 340 mil 472 sufragios. Se impuso el actual alcalde de Ñuñoa con el 49,26 por ciento. Los cuatro no sumaron más que los 2 de la entonces oposición de izquierda. No fue a primarias, igual que ahora, José Antonio Kast. Tampoco Marco Enríquez-Ominami, Franco Parisi, Eduardo Artes y Yasna Provoste.
En las primarias del 2021, como las del domingo, podían votar 14.693.423, pero lo hicieron 3.141.404, de lo cuales 48.010 anularon o dejaron la papeleta en blanco. La mayoría de los votantes fue mujer: 53,89 contra el 46,11.
Al final y gracias a este evento, donde el 57,13 de los electores tenía menos de 50 años, resultaron electos Sebastián Sichel y Gabriel Boric. El magallánico se convirtió en marzo de 2022 en el mandatario más joven de la historia de Chile.
Y si en 2021, con una primaria reñida, mayor polarización y ambos bloques convocando votantes, no se alcanzaron los dos millones de sufragios, ¿por qué esta vez Tohá, Jara, Mulet y Winter lograrían convocar más?