
Carlos Peña critica “irracionalidad del anticomunismo” tras triunfo de Jeannette Jara en primarias
Bajo el título "El fantasma del miedo", Peña cuestiona la reacción de ciertos sectores políticos y mediáticos, que —a su juicio— han desatado temores infundados sobre la candidatura de la exministra.
En una columna publicada en El Mercurio, el abogado y rector de la Universidad Diego Portales (UDP), Carlos Peña, abordó con dureza lo que calificó como una “irracional expansión del anticomunismo” en el debate público chileno, tras el triunfo de Jeannette Jara en las primarias presidenciales del pacto Unidad por Chile.
Bajo el título «El fantasma del miedo», Peña cuestiona la reacción de ciertos sectores políticos y mediáticos, que —a su juicio— han desatado temores infundados sobre la candidatura de la exministra, centrando el foco más en su militancia en el Partido Comunista que en su programa político real.
“Se dedican minutos y minutos a diseccionar las ideas que el PC divulga en la web, a comprobar o insinuar los ocultos designios que subyacen a su candidatura”, escribió, ironizando sobre una supuesta obsesión con el marxismo que no se condice con los objetivos reales del proyecto liderado por Jara.
Para Peña, gran parte del discurso anticomunista que ha emergido en los últimos días se basa en un razonamiento falaz, que califica como un “non sequitur”: derivar que un gobierno de Jara será una amenaza para la democracia solo a partir de su adscripción ideológica. “Así entonces se alcanza la conclusión de que la democracia está en peligro. Y entre líneas se lee que la próxima contienda electoral será una defensa de la democracia contra quienes se aprestan a asaltarla”, señala con tono crítico.
El rector sostiene que esta narrativa omite un hecho central: Jara representa a un pacto amplio, no al PC en solitario. Y que de obtener el triunfo, “su gobierno sería un gobierno de varios partidos, con orientaciones programáticas que habrá que convenir”.
Peña también apunta a un problema más profundo: el uso del anticomunismo como una forma de agitación emocional más que como un argumento racional. Lo compara con prejuicios históricos al afirmar que “lo que ocurre, se dice, es que los comunistas —y se pronuncia ‘los comunistas’ como un antisemita dice ‘los judíos’—, atribuyéndoles ocultos designios, son astutos y desleales y acabarán haciéndose del poder”.
Finalmente, el académico llama a combatir el miedo con razones y a “no seguir alimentando el miedo y abandonando la delgada capa de racionalidad que hace posible el diálogo democrático”.