Democracia sí, pero sin olvidar la historia

A propósito de columna publicada en El Mercurio y firmada por los cinco mandatarios progresistas que participan en reunión Democracia Siempre.

Por Francisco Martorell, director de El Periodista

Ayer, cinco presidentes progresistas de América Latina y Europa —Gabriel Boric, Luiz Inácio Lula da Silva, Pedro Sánchez, Yamandú Orsi y Gustavo Petro— publicaron una columna conjunta titulada “Democracia siempre”. Lo hicieron en el diario El Mercurio, lo que no deja de ser, al menos, contradictorio.

No porque el mensaje sea equivocado: defender la democracia frente a los embates autoritarios, el auge de la desinformación y el desgaste de las instituciones es, hoy más que nunca, una urgencia global. La convocatoria a la reunión “Democracia Siempre”, que se celebra en Santiago, representa una oportunidad relevante para renovar compromisos políticos frente al avance de discursos reaccionarios y antidemocráticos. El problema no es el fondo, sino el canal.

Elegir un medio por sobre otros ya es complejo en sí mismo. Los presidentes, por su investidura, no deben ni pueden favorecer a empresas privadas de comunicación, menos aún si son parte del ecosistema que contribuye —muchas veces— a erosionar el mismo modelo democrático que dicen querer preservar. Pero hacerlo en El Mercurio, con su historia y rol político, no es un simple gesto editorial: es un símbolo y un acto que no puede leerse ingenuamente.

Es el mismo Mercurio que negó los crímenes de la dictadura, el que participó activamente en acciones de desinformación como la Operación Colombo. Es el mismo medio que, durante décadas, ha sido un bastión conservador, enemigo de los gobiernos de izquierda o progresistas. Y es también el mismo diario que, en tiempos recientes, ha sido implacable —y muchas veces deshonesto— en su crítica al propio presidente Boric y a los gobiernos de Lula, Petro y Sánchez. ¿Qué sentido tiene, entonces, validar y amplificar un medio que ha sido justamente uno de los factores que han socavado la fe en las instituciones y en la democracia?

El presidente chileno escribió en su cuenta de X:

“La larga tradición democrática de Chile se fortalece ante el mundo. Este lunes, junto a los presidentes @LulaOficial, @SanchezCastejon, @OrsiYamandu y @PetroGustavo, nos reuniremos en La Moneda en el marco de la reunión ‘Democracia Siempre’, donde propondremos caminos para fortalecer la cohesión social, reducir las desigualdades y enfrentar la difusión de desinformación. Les comparto columna de hoy en El Mercurio”.

Pero, ¿qué valor tiene hablar de combatir la desinformación si al mismo tiempo se entrega el micrófono, en exclusiva, a uno de sus principales vehículos históricos? ¿No hay acaso otros medios, otras plataformas, otras formas más coherentes de difundir una causa que, se supone, busca reparar el daño a la democracia?

La lucha por la democracia no se libra solo con discursos o cumbres, sino también con gestos. Y este gesto fue una concesión innecesaria. Porque si el “nunca más” todavía tiene sentido, no se puede olvidar quién fue quién en la historia de nuestro país. Y porque la democracia —como ellos mismos escriben— es frágil si no se cuida, también en sus símbolos.

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