
Cifra de niños que viven en pobreza alcanzaría el 31% tras actualización de medición
Observatorio Niñez Colunga estima que, si se consideran las recomendaciones de la Comisión Asesora Presidencial para la Actualización de la Medición de la Pobreza, se triplicaría la cifra de niñas y niños que, según reporta la cifra oficial, viven en situación de pobreza, lo que evidencia privaciones no detectadas por la medición vigente.
El Observatorio Niñez Colunga dio a conocer un nuevo análisis que estima el impacto de la propuesta metodológica elaborada por la Comisión Asesora Presidencial para la Actualización de la Medición de la Pobreza en Chile. A partir del modelo propuesto por la Comisión —presentado en junio de este año— el Observatorio estimó que cerca de 1 de cada 3 niñas y niños en el país vive en situación de pobreza por ingresos. Esta cifra triplica la estimación vigente, que sitúa la pobreza infantil en 10,5%.
El estudio, basado en datos de la Encuesta CASEN 2022 y los cinco escenarios propuestos por la Comisión, muestra que la pobreza infantil está sistemáticamente subestimada en la medición vigente. La propuesta de la Comisión Asesora Presidencial actualiza por primera vez en más de una década la línea de pobreza por ingresos en Chile, cuya última revisión se realizó en 2013. Los cambios incorporan criterios más alineados con las condiciones reales de vida, incluyendo la actualización de patrones de consumo basados en la Encuesta de Presupuestos Familiares 8 (2016-2017), la implementación de una «Canasta Saludable» que elimina más del 50% de alimentos ultraprocesados, una mejor estimación del costo real de la vivienda y el ajuste en el cálculo de ingresos familiares disponibles.
“El cambio del porcentaje de niñas y niños viviendo en situación de pobreza no se debe a que hayamos subido el estándar para definir quién es pobre, sino a que por fin estamos considerando datos actualizados sobre el costo real de la vida y cómo viven hoy las familias en Chile. Salvo la mejora en la calidad nutricional de la canasta, no se trata de exigir más, sino de medir mejor”, afirma Paloma Del Villar, directora del Observatorio Niñez.
El análisis revela que la niñez está sobrerrepresentada en la población que vive en situación de pobreza: mientras el 19,7% de las personas adultas vive en hogares pobres según el escenario más completo, entre niñas y niños la cifra alcanza el 31,1%. Las brechas se amplían aún más en ciertos grupos: niñas y niños migrantes, que viven en hogares monoparentales o en zonas rurales, superan el 40% de pobreza en los escenarios más exigentes.
Asimismo, el estudio evidencia fuertes desigualdades territoriales. En el escenario más completo, seis regiones superan el 35% de pobreza infantil. La Araucanía presenta la cifra más alta del país, con un 43,5%, mientras que las regiones del norte —como Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama— oscilan entre un 30% y un 40%. La Región Metropolitana alcanza cerca del 30%, y si bien Magallanes y Aysén registran los niveles más bajos, también muestran aumentos progresivos.
El informe también muestra que la disminución de la pobreza infantil entre 2017 y 2022 ha sido menor a lo estimado oficialmente. Con la línea actual, se observa una reducción del 23,4%; en cambio, con la nueva metodología, la baja es de solo un 8%. Esto indica que el progreso ha sido más lento y menos equitativo de lo que se creía.
“Las nuevas estimaciones de pobreza infantil hacen mucho más sentido con lo que ya veníamos observando. En nuestro Informe de Bienestar (2024), advertimos que 1 de cada 3 niñas y niños vive en hogares sin adultos con empleo seguro y que cerca de la mitad enfrenta inseguridad alimentaria. Las cifras de pobreza con la medición anterior simplemente no reflejaban esa realidad”, señala Del Villar.
Desde el Observatorio enfatizan que el aumento de la pobreza no refleja un deterioro en las condiciones de vida, sino una forma más precisa y honesta de capturar las privaciones materiales que enfrentan las niñas y niños en Chile.
“La pobreza determina las trayectorias de vida y vuelve más cuesta arriba el proceso de crianza y educación para las familias. Tener datos más actualizados y rigurosos no solo mejora el diagnóstico, también obliga al Estado a pensar e implementar mejores políticas para garantizar los derechos de la niñez y reducir las desigualdades persistentes”, agrega Del Villar.
Los resultados del estudio se articulan directamente con los objetivos de la Política Nacional de Niñez y Adolescencia 2024–2032, especialmente con el compromiso de reducir sostenidamente la proporción de hogares con niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza. Incorporar una medición más realista y sensible de las condiciones materiales de vida es un paso clave para avanzar hacia el bienestar integral y el ejercicio pleno de derechos.
“Chile tiene un compromiso legal de garantizar a niñas y niños las condiciones básicas para vivir y crecer de forma saludable. La pobreza es una amenaza directa a ese derecho. Esta nueva propuesta es un avance, porque obliga al Estado a mirar con mayor honestidad la realidad que enfrenta gran parte de la infancia. Con estos datos sobre la mesa, es claro que la discusión sobre el crecimiento del país debe reenfocarse: no hay desarrollo posible si el futuro de Chile está creciendo en condiciones que limitan su bienestar y amenazan su potencial”, concluye Paloma Del Villar.