Recife, la Venecia del nordeste brasileño que se abre a los viajeros de Chile

Alternativa imperdible para quienes buscan combinar cultura, playa, gastronomía y arquitectura colonial. Hoy, con vuelo directo desde Santiago.

Recife es un lugar especial del noreste brasileño. Vibrante, cálida y llena de historia, esta ciudad del estado de Pernambuco se presenta como una alternativa imperdible para quienes buscan combinar cultura, playa, gastronomía y arquitectura colonial. Todo se hace más fácil hoy con un vuelo directo de LATAM que une Santiago con Recife, acercando a los viajeros chilenos a una de las joyas más sorprendentes de Brasil.

Una bienvenida con sabor local

Lo primero que hicimos al llegar fue sumergirnos en la esencia local. Dejamos el aeropuerto y nos dirigimos a Tio Pepe, un clásico de Recife fundado en 1964 que sigue deleitando a generaciones de reciferenses y visitantes. Con una decoración sencilla, pero acogedora y típica, el restaurante ofrece una carta cargada de tradición, con platos regionales que van desde los 20 a los 30 dólares y caipiriñas que, por cinco dólares, refrescan cuerpo y alma.

Repleto al mediodía, recomendamos dejarse llevar por las combinaciones de sabores de la región: carnes, pescados y mariscos acompañados de frutas tropicales, arroz, farofa y un toque de ajíes locales que enriquecen la experiencia, aunque pican y harto. El broche de oro lo pone la Cartola, un postre emblemático de Pernambuco hecho con plátano frito, queso mantecoso, canela y azúcar. Una verdadera declaración de identidad culinaria.

Una visita obligada en Recife y que permite adentrarse en la historia de la ciudad es el Forte das Cinco Pontas. Originalmente construido en 1630 por los holandeses durante su ocupación de Pernambuco, fue una pieza clave del sistema defensivo de Recife. Su diseño pentagonal con cinco bastiones le dio su nombre actual («Cinco Puntas»). Fue la última fortaleza en caer ante las tropas luso-brasileñas durante la Restauración Pernambucana en 1654, cuando los holandeses se rindieron y abandonaron la región.

Tras varias reformas entre los siglos XVII y XX, el fuerte fue reconstruido en piedra y adaptado con cuatro baluartes. Hoy en día, alberga el Museu da Cidade do Recife, que preserva y narra la historia urbana, social y cultural de la ciudad, incluyendo su evolución arquitectónica a través de elementos como los azulejos que cubrían las fachadas de sus edificios. También es un lugar de memoria histórica, vinculado a movimientos como la Revolución Republicana de 1817.

Recife desde el agua: ríos, puentes y memorias del azúcar

Aprovechando al máximo el tiempo —porque en julio la ciudad se oscurece temprano, incluso antes de las 6 de la tarde— nos dirigimos a la marina para tomar un catamarán y navegar por los tres ríos que cruzan Recife: el Capibaribe, el Beberibe y el Jordão. Este paseo, que dura alrededor de una hora y cuesta unos 15 dólares, es una experiencia mágica para quien desea entender por qué llaman a esta ciudad la Venecia brasileña.

Durante el recorrido pasamos bajo antiguos puentes de hierro —cada uno con su historia—, donde la tradición indica pedir un deseo al cruzarlos. La ruta fluvial permite ver las antiguas instalaciones portuarias desde donde se exportaba el azúcar que hizo florecer a Pernambuco durante siglos.

Recife, como ciudad puerto, puede entenderse mejor desde el agua, donde se revelan sus contrastes: edificios modernos que se levantan junto a viejas casonas coloniales, algunas en proceso de restauración, otras todavía dormidas en el tiempo.

Un momento especial del paseo es el Parque de las Esculturas Francisco Brennand, un conjunto de obras instaladas sobre un espigón de piedra frente al puerto. Las esculturas, con símbolos mitológicos y formas orgánicas, fueron diseñadas para dialogar con el paisaje y reforzar la identidad artística de la ciudad. Diez minutos bastan para un primer vistazo, aunque uno desearía quedarse más.

Video: gentileza Pedro Astorga

Primera noche frente al mar

La jornada concluye en el Hotel Atlante, ubicado frente a la playa de Boa Viagem. Cómodo, bien ubicado y con todos los servicios necesarios para una estadía relajada, es un excelente punto de partida para seguir explorando la ciudad.

Pero antes del descanso, nos esperaba una última parada: el restaurante Entre Amigos, un referente de la cocina regional. Música en vivo, un ambiente animado y una carta generosa en porciones y sabores.

Las caipiriñas, nuevamente, se lucen. Esta vez acompañando platos abundantes donde los camarones se roban el protagonismo. Para cerrar, una crema de papaya con licor de cassis, ese postre que en Brasil se sirve como manjar celestial.

Un puerto con alma, un destino con historia

Recife no es solo un destino de playas. Es una ciudad que respira historia: aquí nació el educador Paulo Freire y fue obispo el recordado Helder Câmara, defensor de los derechos humanos. Es una ciudad marcada por la colonización holandesa, los quilombos, el sincretismo religioso y la creatividad de su gente.

Y este fue solo el comienzo. En los próximos días, desde EpViajes y ElPeriodista.cl te contaremos más sobre lo que descubrimos en Recife, Olinda y otros rincones del nordeste brasileño que merecen ser explorados con todos los sentidos.

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