Desde Dostoievski hasta Rosa Luxemburgo: Manuel Vicuña retrata a escritores que pasaron por la cárcel

En A la sombra, el historiador y ensayista explora cómo el paso por la prisión se convirtió en algunos casos en un momento propicio para la creación.

El doctor en historia y escritor chileno Manuel Vicuña regresa a librerías con un ensayo narrativo que propone una lectura distinta del encierro como experiencia política, intelectual y humana. En A la sombra, el autor construye un relato que cruza fronteras y épocas sobre pensadores y activistas que, desde una celda, forjaron ideas que cambiaron el mundo. 

La obra reúne retratos inesperados y humanos de figuras como Fiódor Dostoievski, Oscar Wilde, Diego Portales y Rosa Luxemburgo, entre otros. Todos ellos, desde rincones distintos del planeta y en diversos contextos, encontraron en la cárcel no solo castigo, sino también un lugar para escribir y repensar el mundo que los rodeaba.

Respecto a la forma en que determinó qué figuras culturales incluir, el autor comenta que “el criterio de selección es arbitrario, y responde a mis propias inquietudes, y también a mis energías. Escritores que pasaron por la prisión hay miles, de modo que A la sombra es, en potencia, un libro infinito. Sí quise cubrir distintos países y situaciones carcelarias, de los siglos XIX y XX, e incorporar varios países. La mayor parte de los escritores de los que me ocupo cayeron presos por sus actividades políticas, y eso inmediatamente te abre a un cuadro de época”.

Lejos de un simple repaso biográfico, A la sombra propone una reflexión crítica sobre el poder y la libertad. Vicuña presenta cada historia con agudeza y sensibilidad, revelando cómo el encierro moldeó el pensamiento de quienes lo vivieron. El resultado es un texto accesible, pero de gran profundidad, que invita al lector a cuestionar sus ideas sobre justicia y autoridad.

“En el siglo XIX y todavía en el XX se escribieron grandes obras en la cárcel, o a partir de ella. Memorias noveladas, tratados políticos, ensayos históricos, textos científicos. La cárcel –siempre celdas individuales–permitían cierto recogimiento, un tiempo muerto que podías llenar con palabras para contrarrestar los efectos más perturbadores del encierro. Hoy, si pensamos en las cárceles chilenas al menos, la posibilidad de concentrarse en tareas intelectuales, de pasarte horas leyendo y escribiendo, es una quimera: basta pensar en el hacinamiento”, señala Manuel Vicuña.

Asimismo, afirma que “los presos políticos han producido obras que mueven la aguja, que hicieron la diferencia, que se erigieron en referentes –a veces, incluso universales– de la literatura, de la política, de la crítica social, y, en definitiva, del panorama intelectual y creativo. Así ocurrió con Recuerdos de la casa de los muertos, de Dostoyevski; con los Cuadernos de la Cárcel, de Antonio Gramsci; y con De profundis, de Oscar Wilde”.

A la sombra revela la cárcel como un espacio de ideas y resistencia. Una lectura que invita a mirar el pasado con nuevos ojos.

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