Crisis vial en Viña del Mar

Por Rodrigo Reyes Sangermani, periodista.

Viña del Mar enfrenta un grave problema de conectividad. Entre Concón, Reñaca y la Ciudad Jardín existen dificultades de transporte y de vías que se hacen evidentes ante cualquier incidente en la avenida Jorge Montt: basta un automóvil detenido, un accidente vehicular o postes caídos —como ocurrió en los últimos días— para que se produzcan tacos que no solo afectan a quienes se trasladan desde Reñaca o Concón, sino que repercuten en todo el Gran Valparaíso a escala desproporcionada. A eso se suma que ante cualquier circunstancia que bloquee cualquier de las cuatro vías no exista una adecuada gestión en la priorización de tránsito en uno y otro sentido dependiendo del flujo del horario.

La congestión en Quince Norte o en Dieciocho Norte, donde se ubican las bombas de bencina, se transmite hacia avenida Libertad, hacia la subida Alessandri y la subida Padre Hurtado, comprometiendo además la Ruta 60 CH, Concón y Gómez Carreño. Lo mismo ocurre en Uno Norte, que a su vez impacta en la avenida Marina, en el centro de Viña, en Álvarez y finalmente en la avenida España.

Hoy, cuando avanza el proyecto inmobiliario en el borde costero de Las Salinas —donde se levantaban las antiguas petroleras—, resulta indispensable considerar alternativas viales que mitiguen el inminente colapso que significará la llegada de nuevos residentes, parques y edificios en el sector. No se trata solo de abrir calles locales, porque de todas formas se genera un embudo hacia Concón y Reñaca, con el agravante de que en el medio se encuentra la extensa zona ocupada por la Armada.

Allí no solo existen instalaciones militares, sino también un vasto sector residencial reservado a dicha institución. Es un tema del que poco se habla, pero que tarde o temprano deberá asumirse: ¿no sería más lógico que la Armada cuente con un espacio adecuado en otro lugar, y que ese terreno —estratégico para la movilidad urbana— se devuelva a la ciudad? Ello permitiría proyectar una conectividad moderna, acorde con el crecimiento demográfico y vehicular.

Transparentar este problema es urgente. Viña del Mar no puede seguir postergando una discusión de fondo sobre su movilidad y su planificación urbana. De lo contrario, cada nuevo proyecto inmobiliario será una nueva traba en vez de un aporte a la calidad de vida de sus habitantes.

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El Periodista