El espejismo heroico: réplica a Marcela Cubillos

Por Renato Garin González, exconvencional constituyente.

Marcela Cubillos insiste en presentar la historia de la Convención (2021-2022) como una cruzada personal. Eleva a los llamados “37” a la categoría de defensores de la República, como si hubieran resistido en soledad la embestida de una mayoría desaforada.

Ese gesto narrativo recuerda la operación contraria de Elisa Loncon, que también procura investirse de heroína.

Ellas personifican el drama chileno. Dos polos que se necesitan, figuras que construyen su identidad a partir de un antagonismo absoluto, buscando en la épica la legitimidad que nunca obtuvieron en el terreno concreto. 

El relato de Cubillos omite pasajes decisivos. Abril de 2022, señalado como hito, coincide con el colapso de la comisión de Sistema Político, instancia en la que participó sin brillo. Allí incluso entregó su respaldo a Ricardo Montero, del Partido Socialista, para la coordinación, contradiciendo la supuesta muralla de resistencia que hoy proclama. La gesta se deshace al contrastarla con los hechos: su desempeño resultó opaco y sus alianzas, circunstanciales.

Tampoco recuerda escenas que revelan la liviandad de varios de los 37: la ronda bailada en el patio del exCongreso, la repartición de golosinas “Negrita” como gesto pueril contra un cambio de nombre, las insólitas conferencias de prensa, las propuestas «fotocopiadas» de la Constitución vigente, presentadas al pleno como si fueran una densa obra propia. Difícil reconocer en tales episodios la altura moral que ella pretende otorgar a su sector.

Al concluir la Convención, Cubillos difundió El rechazo de Chile, un libro de escaso espesor intelectual, distribuido gratuitamente en las calles, sin transparencia respecto de los fondos que lo hicieron posible. El texto prolonga la misma ficción: la derecha, y la propia Cubillos, como dique de contención frente al caos. Sin embargo, la derrota del proyecto constitucional de 2022 se explica menos por la acción de ese bloque que por la decisión de sectores de centroizquierda que, a pesar de la presión y las funas, señalaron con claridad que aquel texto no generaba un pacto compartido.

Cubillos y Loncon, en apariencia irreconciliables, coinciden en la misma necesidad de narrarse como protagonistas de un drama histórico. Ambas apelan a la figura del héroe solitario, ambas confunden representación con providencia.

Desde una mirada psicoanalítica, esa pulsión revela la dificultad de aceptar la política como terreno de límites y negociaciones, no como escenario de redenciones. Chile ha rechazado dos borradores constitucionales, señal inequívoca de que la ciudadanía no busca salvadoras ni guardianes, ni machis ni generalas, sino instituciones capaces de producir acuerdos que trasciendan la autocomplacencia de sus intérpretes.

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El Periodista