
Encuentran en Toronto las cenizas del destacado pianista chileno Alberto García Guerrero
El músico no solo se consolidó como intérprete, sino que también dejó una profunda huella como pedagogo, autor y promotor de la música de cámara y la difusión por radio, convirtiéndose en uno de los pianistas más activos de su tiempo.
En el Cementerio Anglicano St. James, el campo santo más antiguo de la ciudad de Toronto, fueron halladas las cenizas del destacado compositor y pianista chileno-canadiense Alberto García Guerrero, mentor del célebre Glenn Gould y figura clave de la historia musical en Chile y Canadá.
El descubrimiento fue realizado el pasado 7 de agosto por Luis Aravena Azócar, Administrador Público y Trabajador Social, y Patricio Bascuñán, profesor de Historia y Director de Solidaridad y Derechos Humanos de Casa Salvador Allende-Toronto (CASAT). Ambos se encontraban investigando las huellas del exilio y la migración chilena en Canadá, un fenómeno que se intensificó tras el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Sin embargo, su búsqueda partió por un chileno que emigró mucho antes: Alberto García Guerrero, oriundo de La Serena, quien llegó a Toronto en 1918 junto a su esposa Lily Wilson y su hija Melisande. En esta ciudad, García desarrolló una carrera excepcional como profesor del Conservatorio de Música de Toronto, donde influyó en generaciones de músicos, entre ellos Glenn Gould, considerado uno de los pianistas más notables del siglo XX.
Además de su carrera musical, García Guerrero también ejerció como Cónsul Honorario de Chile en Toronto, como lo recordó el actual cónsul general, Fernando Morales Godoy, tras conocer el hallazgo.
García había sido previamente una figura destacada en el ámbito cultural chileno, integrando el grupo intelectual Los Diez, fundando la primera orquesta sinfónica de Santiago y promoviendo la música moderna europea en el país. Tras su llegada a Canadá, no solo se consolidó como intérprete, sino que también dejó una profunda huella como pedagogo musical, autor y promotor de la música de cámara y la difusión por radio, convirtiéndose en uno de los pianistas más activos de su tiempo.
El hallazgo de sus restos inspiró a los investigadores y miembros de la comunidad chilena en Toronto a organizar un homenaje e instalar una placa conmemorativa en su honor. El grupo impulsor de esta iniciativa está compuesto también por Lillian Maldonado, sobrina-nieta del maestro; Marlinda Freire, destacada psiquiatra y académica de la Universidad de Toronto; el cineasta y director de Cultura de CASAT Luis Osvaldo García; y la periodista Mirna Concha.
Alberto García Guerrero falleció en Toronto el 7 de noviembre de 1959, pero su legado perdura tanto en los registros musicales como en la memoria cultural chileno-canadiense. Su figura, que une dos mundos a través del arte, vuelve a cobrar relevancia gracias a este redescubrimiento que permite rendirle el reconocimiento que merece.