
Francia se encamina a una nueva crisis política
A lo largo de la V República se han celebrado 41 mociones de confianza en Francia, la última de ellas en el año 2020, y ninguna de ellas ha provocado la caída del Gobierno convocante. Basta una mayoría simple, más votos afirmativos que negativos, para salvar la votación, pero el 'no' tiene salvo sorpresa las de ganar este lunes.
El Gobierno francés se tambalea y corre el riesgo de caer este lunes, víctima de una cuestión de confianza impulsada por el primer ministro, François Bayrou, que ha recurrido a este método de validación parlamentaria para sacar adelante su plan de recortes presupuestarios a sabiendas de que no tiene ningún tipo de garantías de superar la prueba de fuego.
Con el telón de fondo de unas cuentas que plantean recortes cercanos a los 44.000 millones de euros, Bayrou declaró el 25 de agosto que se jugaría su futuro al todo o nada. El rechazo generalizado de la oposición y de organizaciones sociales a medidas como la eliminación de dos días festivos nacionales o la congelación de prestaciones públicas no le dejaba, según el primer ministro, otra opción.
Así, tanto él como el presidente galo, Emmanuel Macron, se han esforzado en estas últimas dos semanas por apelar a la responsabilidad de todas las partes, advirtiendo de que existe «un peligro inmediato» para la estabilidad del país. El primer ministro sostiene que el peso de la deuda, que cerró 2024 en niveles cercanos al 113 por ciento del PIB, se hace ya insoportable.
Bayrou desde el inicio asumió que no le daban los votos, que no tenía una mayoría a su favor en la Asamblea Nacional, y en un gesto de buena voluntad convocó a todos los partidos a una ronda de contactos que concluyó sin avances. La ultraderecha salió de la cita descartando el «milagro» y, dentro de la izquierda, el otro gran bloque parlamentario, las formaciones se han dividido entre la crítica frontal y el abierto boicot.
En el mejor de los casos, Bayrou sólo ha conseguido del lado opositor un diagnóstico compartido sobre la delicada situación económica de Francia, pero nadie al margen de su bloque político parece coincidir en los tratamientos planteados para combatir la enfermedad de la deuda.
A lo largo de la V República se han celebrado 41 mociones de confianza en Francia, la última de ellas en el año 2020, y ninguna de ellas ha provocado la caída del Gobierno convocante. Basta una mayoría simple, más votos afirmativos que negativos, para salvar la votación, pero el ‘no’ tiene salvo sorpresa las de ganar este lunes.
DESFILE DE PRIMEROS MINISTROS
Macron ha convivido con cinco primeros ministros desde su fulgurante ascenso al poder en el año 2017. Se trata, en líneas generales, de figuras percibidas como moderadas y adscritas a posiciones políticas centristas o de centro-derecha y cuya estabilidad ha hecho aguas en el segundo mandato presidencial.
Las elecciones de 2022 dibujaron un nuevo marco parlamentario menos favorable a los intereses de Macron y que abocó a los sucesivos a forzar la aprobación de leyes clave a costa de someterse a una sucesión de mociones de censura. Élisabeth Borne fue la primera en sufrir este nuevo escenario antes de ceder el testigo a Gabriel Attal, visto por muchos como el delfín de Macron.
La victoria de Agrupación Nacional en las elecciones europeas llevó al presidente a convocar elecciones parlamentarias anticipadas en junio de 2024, en un nuevo escenario donde el pulso lo libraron principalmente la izquierda y la ultraderecha. Sin una mayoría clara, Macron volvió a apelar a las voces moderadas para plantear un Gobierno con el exministro y excomisario europeo Michel Barnier al frente, pero no duró ni tres meses.
En diciembre de 2024 comenzó la era Bayrou, un viejo conocido de la política en Francia y cuyo Gobierno ha adolecido de la misma falta de apoyo que su predecesor. Distintas caras pero una misma aritmética en la Asamblea Nacional, donde las espadas están ya en alto a la espera de lo que pueda ocurrir este lunes.
EL FOCO SOBRE MACRON
La inestabilidad política está pasando factura a Macron, hasta el punto de que dos terceras partes de los franceses piden la dimisión del presidente y elecciones presidenciales anticipadas, según una encuesta de la firma Odoxa-Backbone para el diario ‘Le Figaro’.
También la oposición ha intentado poner el foco en Macron, al considerarle responsable último de los problemas económicos que, según Bayrou, justifican los recortes planteados. La izquierda incluso ya ha anunciado que promoverá una moción de destitución contra el presidente en la Asamblea Nacional, un complejo proceso parlamentario que no tiene visos de prosperar.
Entretanto, Macron se ciñe al calendario y no da pistas de una potencial salida prematura del Elíseo. «Creo en la democracia, que consiste en que los ciudadanos votan para todo un mandato», declaró en una reciente comparecencia ante los medios en los que prometió ejercer el cargo «hasta el final», es decir, hasta el año 2027.
Los sondeos para unas hipotéticas presidenciales no dibujan tampoco un escenario especialmente prometedor para el movimiento ‘macronista’, ya que Agrupación Nacional es quien figura en principio en cabeza pese a que su tradicional candidata, Marine Le Pen, sigue inhabilitada por orden judicial.