
La máquina de la felicidad… ¿en viaje de ida? Chile presta a EEUU la imprenta de la Aurora de Chile, pieza clave de su historia republicana
La histórica imprenta con la que se publicó el primer periódico chileno será enviada en préstamo al Museo de la Revolución Estadounidense de Filadelfia. La decisión —comunicada por la embajada de EEUU y avalada por la Biblioteca Nacional— podría generar cuestionamientos por los riesgos que implica trasladar una reliquia de tal magnitud y su simbolismo en la construcción del país.
Una de las piezas más simbólicas de la historia republicana chilena, la imprenta con la que se publicó la Aurora de Chile en 1812, será enviada en préstamo a Estados Unidos, específicamente al Museo de la Revolución en Filadelfia, para formar parte de una exposición conmemorativa de los 250 años de la Declaración de Independencia de ese país.
La medida, tras ser comunicada hoy por la embajada de Washington en Santiago, genera sorpresa, inquietud y hasta críticas entre historiadores, periodistas y ciudadanos que ven con preocupación que este objeto único —descrito por Fray Camilo Henríquez como “la máquina de la felicidad”— viaje fuera del país con los riesgos que ello implica.
La decisión fue informada a través de un comunicado de la Embajada de Estados Unidos en Chile, que calificó la pieza como un «símbolo de los valores compartidos» entre ambas naciones. La jefa de misión adjunta interina, Heidi Hattenbach, visitó esta semana la Biblioteca Nacional para conocer el equipo histórico, acompañada por la directora de la institución, Soledad Abarca, quien apoyó el préstamo y ofreció un recorrido por la historia de la prensa chilena.
¿Una pieza clave fuera de casa?
La imprenta fue adquirida en 1811 en Estados Unidos y llegó a Chile de la mano de tres tipógrafos estadounidenses, entre ellos Samuel Burr Johnston, quien luego dejó testimonio del proceso político chileno en su libro Cartas de un tipógrafo yanqui. Con ella se imprimió la Aurora de Chile entre 1812 y 1813, y luego El Monitor Araucano, hasta octubre de 1814. Ambos periódicos fueron dirigidos por Fray Camilo Henríquez, considerado el padre del periodismo nacional.
Con más de 210 años de historia, esta imprenta no es solo una pieza técnica: es símbolo material del nacimiento del periodismo chileno y de la lucha independentista, un objeto patrimonial de primer nivel, comparable a una bandera de batalla o a una pluma firmante de una constitución.
A pesar de que se trata de un “préstamo”, la decisión ha generado inquietud en sectores que cuestionan que Chile envíe al extranjero una reliquia histórica de ese nivel, justo en momentos en que se discute la descolonización de museos europeos y la restitución de bienes patrimoniales a sus países de origen.
«Es legítimo participar en conmemoraciones internacionales, pero hay límites que no se deben cruzar. Este objeto tiene un valor inmaterial incalculable para Chile. No se trata de una réplica ni de una muestra gráfica, sino del artefacto original con que nació la prensa nacional. Su lugar es en Chile, protegido, exhibido y contextualizado por nuestra propia historia», señaló un académico vinculado al patrimonio que prefirió el anonimato.
El peso del simbolismo
La imprenta viajará en octubre como parte de la muestra «El viaje de la Declaración«, organizada por el gobierno de EEUU bajo la campaña «America 250», impulsada por el presidente Donald Trump, quien anunció grandes celebraciones patrióticas para conmemorar los 250 años de la independencia estadounidense.
Desde el mundo cultural chileno algunos también se preguntan cuál fue el criterio técnico y político que permitió esta cesión, y si existieron estudios de riesgo, compromisos internacionales o exigencias de seguridad que garanticen el regreso íntegro de la pieza a su país de origen.
“Chile ha sido históricamente víctima de la apropiación extranjera de sus bienes patrimoniales. Es preocupante que hoy seamos nosotros mismos quienes cedamos símbolos fundacionales, sin debate público ni resguardo político. La historia no se exporta”, opinó un exdirector de institución patrimonial.
¿Una oportunidad de visibilidad internacional o un riesgo innecesario?
La imprenta de la Aurora de Chile se va a EE.UU., y aunque el viaje tiene fecha de regreso, lo que pone en cuestión es la forma en que las autoridades valoran (o minimizan) los símbolos que nos dieron identidad como nación. Porque no basta con recordar que fue “la máquina de la felicidad”. También hay que protegerla como tal.
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