lobby del pollo: ¿por qué Chile mantuvo más tiempo cerrada la importación desde Argentina que desde Brasil?

Mientras Brasil retomó rápidamente sus exportaciones tras la gripe aviar, apenas duró poco más de un mes la prohibición, Chile prolongó la medida sobre Argentina, generando alzas en el precio interno y sospechas de presiones de lobby. ¿Quién fiscaliza estas medidas?

Un curioso fenómeno en el mercado avícola chileno ha encendido las alarmas de consumidores y expertos: la importación de pollo desde Argentina estuvo bloqueada durante mucho más tiempo que la procedente de Brasil, a pesar de que ambos países superaron sus brotes de gripe aviar.

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) suspendió temporalmente la entrada de productos avícolas desde Argentina tras detectarse un foco de influenza aviar altamente patógena en Buenos Aires. La medida incluyó carne de ave, huevos, pollitos y subproductos cárnicos, y se extendió semanas más allá de lo que duró la prohibición brasileña, cuyo país ya había superado el brote en Rio Grande do Sul y retomado exportaciones.

Argentina representa cerca del 8% de las importaciones de pollo en Chile, mientras Brasil es el proveedor principal. Sin embargo, el prolongado bloqueo a las aves argentinas coincidió con un aumento sostenido del precio del pollo en el mercado nacional, alimentando las sospechas sobre un posible beneficio para productores locales y presiones de lobby detrás de la medida.

“Si ambos países cumplieron los protocolos sanitarios y Brasil reanudó exportaciones con rapidez, resulta llamativo que la prohibición a Argentina se prolongara tanto”, advierte un experto. “No se trata solo de seguridad sanitaria; los efectos económicos y la falta de transparencia generan legítimas preguntas sobre intereses detrás de la decisión”.

Hoy, con la importación desde ambos países abierta, la situación se normaliza en parte, pero la duda persiste: ¿por qué se aplicaron criterios diferentes? ¿Fueron decisiones exclusivamente sanitarias o hubo factores económicos internos que presionaron la balanza?

El episodio del pollo deja en claro que incluso decisiones de salud pública pueden tener impactos directos en la economía y el bolsillo de los consumidores. Fiscalizadores y autoridades deberían revisar con rigor la gestión de estas medidas y exigir claridad, para evitar que los precios de un alimento básico sean moldeados por intereses ocultos y no por criterios técnicos.

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El Periodista