
Luciano Carrizo, la promesa del ciclismo chileno que brilla en la pista internacional
Con solo 17 años, el ciclista nacional Luciano Carrizo ha cosechado una impresionante serie de medallas en el Campeonato Panamericano Junior y representó a Chile en el Mundial de Pista en Países Bajos. En entrevista con Velobike, relata sus inicios, su experiencia internacional y los desafíos que enfrenta el ciclismo en Chile.
Luciano Carrizo tiene apenas 17 años y ya se perfila como una de las mayores promesas del ciclismo chileno. Con una historia familiar ligada a este deporte —es sobrino del recordado ciclista Benito Carrizo—, Luciano ha cosechado en su primer año como junior importantes logros, entre ellos cuatro medallas en el Campeonato Panamericano de Pista en Lima, Perú, y una destacada participación en el reciente Mundial de Pista en Apeldoorn, Países Bajos.
En conversación con el programa VeloBike, Carrizo habló de su meteórico ascenso, los sacrificios personales, la falta de preparación previa al Panamericano debido al cierre del velódromo en Chile, y su gratitud hacia quienes lo han apoyado. “Nada de esto sería posible sin mis padres”, señaló emocionado.
Durante el Panamericano en Lima, Carrizo logró medalla en persecución por equipos, persecución individual y Madison, una exigente prueba que disputó junto a Raimundo Carvajal. “La Madison es una de las carreras más tácticas, hay que ir concentrado en todo: los cambios, los sprints, el estado del compañero… y confiar plenamente en las instrucciones del técnico desde fuera de la pista”, explicó.
Uno de los hitos de su corta carrera fue representar a Chile en el Mundial de Pista Junior, donde clasificó junto al equipo por haber ganado la persecución por equipos en el Panamericano. Aunque no obtuvo medallas, la experiencia fue transformadora. “Estar ahí, en ese velódromo lleno de público gritando como si fuera un estadio de fútbol, fue emocionante. Pero también me di cuenta de cuánto nos falta como país”, dijo.
Carrizo criticó la falta de recursos, uniformidad y apoyo técnico que vio en la delegación chilena comparada con potencias como Italia o Inglaterra. “Ellos no dejan nada al azar: alimentación, hidratación, recuperación, materiales, todo está planificado. Nosotros fuimos con ropa despareja, algunos con uniformes reparados, y bicicletas distintas”, lamentó.
Pese a ello, el joven ciclista se muestra optimista y motivado a seguir trabajando. Destacó el apoyo de su auspiciador BMC y agradeció al equipo técnico y a sus compañeros. También expresó el deseo de ver un crecimiento del ciclismo nacional. “Chile tiene talento, pero falta organización, recursos y pasión por hacer las cosas bien”.
Luciano Carrizo cierra la entrevista con una reflexión sobre el futuro: “Hay que dejar el apellido Carrizo bien alto. Ojalá algún día mis hijos digan: ‘soy hijo de Luciano’”. Con esa convicción y energía, promete seguir pedaleando hacia la élite del ciclismo internacional.
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