Más allá de las estadísticas: Cómo Chile está redefiniendo la vida en pareja

Por Cristian Muñoz, Abogado y Socio Fundador de Muñoz Abogados y Cía.

En abril de 2015 comenzó a regir en Chile el Acuerdo de Unión Civil (AUC), una figura que otorgó reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo y, de paso, abrió un nuevo espacio para quienes deseaban formalizar su vínculo sin pasar por el matrimonio. En apenas una década, el crecimiento de esta alternativa ha sido sostenido, al punto de que hoy se está consolidando como un actor protagónico en la manera en que los chilenos entienden sus relaciones de pareja.

De acuerdo con cifras del Registro Civil y el Instituto Nacional de Estadísticas, desde 2015 se han celebrado más de 91 mil ceremonias de AUC. En 2024, se registraron 16.266, y en lo que va de 2025 ya superan las 9 mil; marcando una tendencia clara, los AUC representaban apenas el 11,5% de las uniones en 2022, pero escalaron al 15,4% en 2023, al 21% en 2024 y al 23,5% en 2025.

Si bien no han alcanzado en número a la institución matrimonial, el contraste es evidente. En 2022 hubo 68.482 matrimonios, en 2023 descendieron a 64.285 y en 2024 a 61.119. Para este año, a mitad de camino, se contabilizan poco más de 30 mil. La curva va hacia abajo, mientras la del AUC sube.

Ahora bien, conviene subrayar que no fueron precisamente las parejas del mismo sexo las que explicaron esta alza. Desde que el matrimonio igualitario entró en vigencia en Chile en 2022, la mayoría de las parejas homosexuales ha optado por esa figura, probablemente porque responde a una demanda histórica de reconocimiento y equiparación de derechos. El matrimonio, en este caso, no se percibe como una imposición tradicional, sino como la validación de un espacio largamente negado. En contraste, son principalmente las parejas heterosexuales las que se han inclinado por el Acuerdo de Unión Civil, privilegiando una alternativa que les ofrece mayor flexibilidad y que no carga con la simbología institucional del matrimonio. Así, mientras para unos representa la conquista de un derecho, para otros el AUC es una vía que se ajusta mejor a un estilo de vida donde los compromisos se conciben con menos rigidez.

El Acuerdo de Unión Civil aparece como un camino menos restrictivo, más temporal y de disolución expedita. Y es que efectivamente, las diferencias normativas son cruciales. Mientras el matrimonio exige testigos, trámites judiciales para disolverlo y plazos mínimos de separación (un año en mutuo acuerdo y hasta tres en casos de abandono unilateral), el AUC puede terminar por la sola voluntad de una de las partes. La ligereza de este mecanismo es, al mismo tiempo, su atractivo y su mayor crítica, ya que ofrece certeza legal, pero con menor peso simbólico y sin la carga de permanencia que tradicionalmente conlleva el matrimonio.

Es innegable que estos números evidencian una transición cultural. Chile está redefiniendo sus formas de amar, convivir y comprometerse, y el Acuerdo de Unión Civil es, cada vez más, el reflejo de esa nueva manera de entender los vínculos en un tiempo donde la flexibilidad parece imponerse sobre la permanencia.

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El Periodista