¿Qué criptomoneda sería cada candidato a la presidencia de Chile en 2025? La insólita comparación que revela su perfil político

Una mirada distinta al escenario electoral: experto compara a los ocho presidenciables con criptomonedas emblemáticas para entender sus fortalezas, riesgos y promesas de futuro.

En la carrera presidencial de Chile 2025, los candidatos buscan diferenciarse y conquistar a un electorado cada vez más fragmentado. En este contexto, surge una comparación tan creativa como reveladora: ¿qué criptomoneda sería cada uno de ellos?

La analogía permite entender los estilos, propuestas y percepciones públicas de los aspirantes a La Moneda, relacionándolos con activos digitales que millones de personas siguen a diario.

Rodrigo Durán Guzmán, especialista en opinión pública, magíster en comunicación estratégica y director de comunicaciones del exchange CryptoMKT, explica que “las criptomonedas, al igual que los candidatos, tienen narrativas, valores percibidos y niveles de confianza. Esta comparación ayuda a entender cómo se posicionan en un mercado – político o financiero – donde la credibilidad y la capacidad de proyectar futuro son claves”.

Los candidatos como criptomonedas:

Jeannette Jara – Ethereum (ETH)
Como Ethereum, Jara representa el intento de construir sobre lo existente. Propone cambios estructurales, pero desde la gobernabilidad, con foco en reformas sociales.

“Ethereum es la base para construir aplicaciones, y Jara se proyecta como la base de un nuevo ciclo progresista con foco en derechos sociales”, señala Rodrigo Durán Guzmán.

José Antonio Kast – Bitcoin (BTC)
Clásico, polarizador y con una comunidad fiel. Kast se asemeja al Bitcoin: muchos lo ven como el “oro digital” de la política de derecha, un activo de refugio para quienes buscan orden, seguridad y tradición.

Evelyn Matthei – Tether (USDT)
Estabilidad, confianza y pragmatismo. Cómo Tether en el ecosistema cripto, Matthei se presenta como una opción segura, predecible y funcional para quienes no quieren aventuras arriesgadas.

Franco Parisi – Dogecoin (DOGE)
Carismático, disruptivo y con un estilo que desafía a las élites. Parisi es el “Dogecoin” de la política: un fenómeno que moviliza masas con narrativa popular y un factor sorpresa difícil de ignorar.

Johannes Kaiser – Monero (XMR)
Polémico, extremo y defensor de libertades absolutas. Kaiser se parece a Monero: una criptomoneda que apuesta por el anonimato total, pero que genera resistencia en instituciones y mercados.

Marco Enríquez-Ominami – Solana (SOL)
Innovador y resiliente. Pese a múltiples caídas, MEO insiste en relanzarse, como Solana tras cada crisis técnica. Representa la promesa de velocidad e innovación, aunque con dudas sobre su estabilidad.

Harold Mayne-Nicholls – Cardano (ADA)
Reconocido en su trayectoria técnica y con perfil académico. Mayne-Nicholls, como Cardano, busca ser la opción racional, de construcción lenta pero confiable, con foco en la planificación.

Eduardo Artés – Bitcoin Cash (BCH)
Una versión radical de un proyecto ya conocido. Artés, como BCH, propone un quiebre con la institucionalidad y defiende una visión más extrema, que conecta con una minoría fiel pero intensa.

Política y criptomonedas: un espejo de confianza

Durán concluye que este ejercicio no es un juego superficial, sino una forma de entender cómo percibe la ciudadanía a quienes aspiran a gobernar.

“En política, como en el mundo cripto, la confianza es el principal valor. Cada candidato, al igual que cada criptomoneda, debe demostrar que puede sostenerse en el tiempo, resistir crisis y atraer nuevas generaciones de usuarios o votantes”, explica el también académico.

De esta manera, las elecciones presidenciales chilenas de 2025 se pueden leer también como un mercado político, donde los electores deciden en qué “activo” confiarán su futuro.

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El Periodista