
El tiempo pone las cosas en su lugar: Teleférico que Matthei quiso frenar proyecta beneficiar a miles de personas
"Nos vamos a oponer con todos los medios contra ese proyecto", dijo categóricamente Matthei en 2017, refiriéndose a la conexión aérea que uniría las comunas de Providencia, Las Condes, Vitacura y Huechuraba en sólo 13 minutos, reduciendo hasta 45 minutos de viaje para miles de personas.
En política, las palabras quedan. También las decisiones. Y a veces, como en este caso, el tiempo se encarga de mostrar cuán equivocada puede estar una autoridad cuando antepone prejuicios, intereses particulares o visión estrecha sobre el bien común.
Nos referimos a la actual candidata presidencial Evelyn Matthei, quien en 2017 —cuando era alcaldesa de Providencia— se opuso con fuerza al proyecto del Teleférico Bicentenario, una innovadora iniciativa de transporte público que proyecta ser una realidad concreta para la Región Metropolitana.
«Nos vamos a oponer con todos los medios contra ese proyecto«, dijo categóricamente Matthei en ese entonces, refiriéndose a la conexión aérea que uniría las comunas de Providencia, Las Condes, Vitacura y Huechuraba en sólo 13 minutos, reduciendo hasta 45 minutos de viaje para miles de personas.
En una entrevista, Matthei argumentó que no había espacio físico en su comuna, que el sector ya estaba congestionado y que la instalación de torres y estaciones era una “locura”. Incluso advirtió que llevaría el tema a tribunales si era necesario.
Siete años después, el Teleférico Bicentenario no sólo se proyecta respetando las normas urbanísticas y ambientales, sino que además se perfila como una de las soluciones más modernas, sustentables y eficientes para descongestionar Santiago. Con 121 cabinas, una capacidad para transportar 6 mil pasajeros por hora y una inversión cercana a los US$80 millones, el proyecto será un hito en el transporte público chileno.
La oposición de Matthei, que en su momento fue frontal y mediática, quedó grabada como otro de esos gestos políticos que revelan más de lo que aparentan. Su rechazo no era técnico ni fundado en estudios; era más bien un reflejo de la defensa territorial y excluyente de ciertos sectores acomodados que no querían infraestructura pública “moderna” atravesando sus comunas.
El Teleférico, lejos de “dañar” Providencia, como ella decía, la integra a un sistema de transporte inteligente, que privilegia la eficiencia, el medio ambiente y la calidad de vida. La conectividad aérea evitará trayectos engorrosos, reducirá la huella de carbono, facilitará el acceso de trabajadores y estudiantes, y descongestionará calles y veredas, aportando al orden urbano que la propia Matthei decía perseguir.
Más aún: esta obra encarna esa “movilidad sana” que tanto proclamaba como alcaldesa, aunque en ese entonces no supo —o no quiso— verla.
¿Candidata presidencial o guardiana del status quo?
Lo preocupante no es solo el error, sino la incoherencia y falta de visión de futuro. Matthei se opuso al Teleférico cuando ya el mundo hablaba de transporte limpio, de conectividad sin barreras, de equidad territorial. Ella, en cambio, parecía hablarle a un electorado temeroso del cambio, enfocado más en la estética del barrio que en las necesidades reales de movilidad metropolitana.
Hoy, como candidata a la Presidencia, ese episodio debería ser revisado con ojo crítico. ¿Qué habría pasado si Evelyn Matthei hubiese tenido éxito en detener este proyecto? ¿Cuántas personas seguirían atrapadas en tacos interminables o sin acceso directo a sus lugares de trabajo o estudio?
Cuando se aspira a gobernar un país, no basta con representar bien a una comuna. Se requiere visión, apertura, compromiso con el bien común y —sobre todo— capacidad de reconocer el valor de proyectos que pueden cambiar vidas, incluso si no encajan en la estética de ciertos vecindarios.
El Teleférico Bicentenario no es solo una gran obra de transporte. Es también un símbolo de cómo las ciudades pueden evolucionar si las decisiones se toman con visión y no con prejuicio. Y también una advertencia: las autoridades que hoy dicen “no” al cambio, mañana podrían obstaculizar el progreso de todo un país.
Mientras miles de santiaguinos agradecen este nuevo medio de transporte, la pregunta queda flotando en el aire (como una cabina del teleférico): ¿qué otros proyectos de futuro habrían sido truncados si Evelyn Matthei hubiese tenido más poder?
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