Implantan dispositivo a paciente tetrapléjico para controlar un teléfono y un brazo robótico

Un equipo del Hospital Universitario TUM de la Universidad Técnica de Múnich realiza la primera cirugía de este tipo en Europa.

Un equipo del Hospital Universitario TUM de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) ha realizado una pionera cirugía en Europa, que ha consistido en la implantación de una interfaz cerebro-ordenador en un paciente tetrapléjico que podría permitirle controlar un teléfono inteligente y un brazo robótico.

Este dispositivo facilitará la investigación que podría ayudar a recuperar la independencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes, y es que los científicos esperan que el paciente Michael Mehringer, de 25 años, pueda controlar los mencionados dispositivos con su pensamiento.

«Espero poder volver a comer y beber de forma independiente y necesitar menos ayuda en la vida diaria», ha afirmado Michael Mehringer, quien sobrevivió a los 16 años a un grave accidente de motocicleta, a lo que le siguieron 14 meses de hospitalización, que incluyeron coma, cuidados intensivos y numerosas cirugías.

El profesor Simon Jacob de Neurotecnología Traslacional en este centro ha subrayado que se trata de la primera vez en Europa que se implanta una interfaz cerebro-ordenador en este tipo de pacientes.

«Nos enorgullece ser la primera institución académica de Europa en implantar dos dispositivos de este tipo», ha recalcado Jaboc, y es que en 2022 ya implantó un dispositivo similar una paciente con ictus y trastorno del lenguaje, lo que permitió mapear el procesamiento del lenguaje en el hemisferio derecho sano de su cerebro.

Cirugía de cinco horas

Tras una cirugía de más de cinco horas, el equipo logró implantar este dispositivo hecho a medida, que cuenta con 256 microelectrodos que capturan señales de la parte del cerebro que planifica y ejecuta los movimientos complejos de agarre.

«El mayor reto fue implantar los electrodos con absoluta precisión. Es la única manera de obtener registros precisos y medir las señales cerebrales de forma fiable», ha explicado el director del Departamento de Neurocirugía, Bernhard Meyer.

Tras la cirugía, ha comenzado una fase de investigación en la que Michael Mehringer y los científicos se reúnen en el laboratorio dos veces por semana, encuentros en los que conectan un ordenador al implante a través de un puerto para extraer la actividad neuronal de las señales transmitidas.

Estos datos se usan para entrenar algoritmos de Inteligencia Artificial (IA) que asocien patrones específicos de actividad cerebral con los movimientos que Michael Mehringer pretende realizar.

Así, usan la señal cerebral decodificada para controlar un cursos en la pantalla o un clic del ratón, y se espera que este procedimiento sirva para que el paciente aprenda a controlar un brazo robótico para sujetar objetos.

«En lugar de esperar que los humanos se adapten y aprendan a operar sistemas robóticos, el objetivo es diseñar sistemas que reconozcan la intención humana», ha explicado la líder del equipo, la doctora Melissa Zavaglia.

Tras un par de semanas de entrenamiento, el equipo ha logrado avances. Mientras Michael Mehringer intenta seguir el movimiento del cursor por un monitor, los investigadores pueden determinar, a partir de sus señales cerebrales, hacia dónde se dirige.

«Siempre mantengo una actitud positiva. Siempre tengo esperanza. Eso es lo que me impulsa a seguir adelante. Me enorgullece poder contribuir al avance de la investigación», ha afirmado Michael Mehringer.

Es por ello por lo que los investigadores se encuentran buscando jóvenes adultos de la zona de Múnich con lesiones medulares graves, por ejemplo, causadas por buceo o accidentes de tráfico, para que se unan al estudio y lograr «grandes avances» en investigación en los próximos años.

«Buscamos personas con espíritu pionero y una actitud positiva ante la vida. Sin embargo, es importante que los participantes comprendan que se trata de investigación, no de tratamiento. El resultado de la investigación no es tan predecible como, por ejemplo, tomar un analgésico que ha sido refinado y probado durante décadas», han concluido los investigadores.

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El Periodista