
Tecnoguerra | ¿Internet está muriendo? Bots, vigilancia y el futuro de nuestros derechos digitales
En este impactante capítulo de Tecnoguerra, Daniel Vak Contreras conversa con Matías Aránguiz y Sebastián Dueñas, académicos de la Universidad Católica y expertos en derecho, ciencia y tecnología, sobre el rol creciente de la inteligencia artificial, la vigilancia masiva, la economía digital, el crédito social chino y los desafíos éticos y legales que enfrentamos en una sociedad cada vez más controlada por algoritmos. ¿Estamos cediendo nuestros derechos a las plataformas digitales? ¿Hay forma de regular un mundo dominado por bots y corporaciones? Dale play y entérate de lo que viene.
En un episodio especialmente revelador del programa Tecnoguerra, transmitido por El Periodista TV, los expertos en derecho, ciencia y tecnología Matías Aránguiz y Sebastián Dueñas abordaron con crudeza y claridad un nuevo campo de conflicto global: la infraestructura digital. Lejos de los campos de batalla tradicionales, hoy las guerras más relevantes se libran en las nubes digitales, los cables submarinos, los data centers y los satélites que cruzan el cielo. “La guerra de Ucrania con Rusia se define en la nube de Microsoft”, señalaron.
Durante la conversación, moderada por Daniel Vak Contreras, los especialistas advirtieron sobre el cambio radical en el paradigma geopolítico, donde la soberanía digital, la producción de chips, el poder de las Big Tech y la conectividad antártica están configurando un nuevo orden mundial.
Microsoft, Israel y el poder de las nubes
Una de las noticias más impactantes discutidas fue la decisión de Microsoft de restringir el acceso a su nube a ciertas unidades del ejército israelí debido a su accionar en Gaza. Este gesto no solo revela el poder que han acumulado las empresas tecnológicas como actores geopolíticos, sino que también abre una interrogante profunda: ¿quién gobierna realmente? “Antes se hablaba del poder de los Estados. Hoy es Gates, Musk, Bezos. Ellos están sentados en la misma mesa que Trump”, reflexionaron.
El debate también expuso un dato crucial: el principal uso energético de un data center no es el procesamiento, sino el enfriamiento. “Todo lo que genera calor debe ser enfriado, o se quema. Y eso requiere electricidad o agua. De ahí la importancia estratégica de territorios fríos como la Patagonia o la Antártida”, explicaron.
Hoy, los data centers ya no se miden por cuántos servidores tienen, sino por cuántos megawatts consumen. Esta realidad está generando una pugna silenciosa por fuentes de energía, acceso a agua y territorios propicios para alojar este tipo de infraestructuras.
Taiwán, TSMC y los chips de la guerra
Otra zona crítica identificada fue Taiwán, donde se fabrica más del 90% de los chips de última generación, utilizados no solo en celulares o computadores, sino también en misiles y aviones militares. “Taiwán es el corazón tecnológico del mundo, y está en disputa con China. Es una zona geopolíticamente explosiva”, señalaron.
Estados Unidos ha intentado reducir su dependencia con la ley Chips and Science Act, inyectando más de 52 mil millones de dólares para trasladar fábricas al país. Sin embargo, los proyectos enfrentan barreras de agua, energía y capital humano. “En Taiwán, los estudiantes sueñan con trabajar en TSMC. En Estados Unidos, prefieren Silicon Valley. Ese es un problema cultural también”, agregaron.
Chile también entra en el tablero global. La conectividad reciente de la Antártida abre una posibilidad única para el país: ser un hub de datos estratégicos en el hemisferio sur. “Este año, por primera vez, la Antártida está completamente conectada. Y todos la quieren. Incluido Javier Milei”, advirtieron. El gobierno regional de Magallanes, de hecho, ya inició estudios para tender un cable de fibra óptica hasta el continente blanco.
Pero también hay riesgos: “Debemos tenerle terror a los chinos en la Antártida. Son expertos en tecnología de doble uso: te ofrecen telescopios para mirar estrellas, pero están observando satélites. Así fue con el observatorio en el norte de Chile”, afirmaron.
En uno de los momentos más sorprendentes del programa, se reveló que existen drones submarinos capaces de cortar cables de fibra óptica a más de 4 km de profundidad. Hoy, más del 99% de la conectividad global depende de cables submarinos. Aunque se suele pensar en “la nube” como un espacio etéreo, en realidad está sujeta a una red física altamente vulnerable. “Con una simple sierra se puede dejar incomunicado un continente”, sentenciaron.
El problema es que, además, es difícil atribuir responsabilidades cuando ocurren interrupciones. “¿Fue un deslizamiento? ¿Un error técnico? ¿O un dron submarino enviado por un país enemigo?”, se preguntaron.
¿Dónde está Chile en esta guerra digital?
Ambos expertos coincidieron en que Chile tiene ventajas competitivas en el escenario digital: clima favorable, acceso al mar, capacidad tecnológica. Pero también denunciaron que el Estado aún carece de políticas concretas. “El Ministerio de Ciencia sacó una guía de inversión en data centers que no dice cómo invertir. Solo dice que hay que cuidar el medio ambiente e incluir a las minorías. Muy bien, pero eso no basta”, criticaron.
También reclamaron por la falta de formación profesional en ciberseguridad y tecnologías de punta: “No hay carreras porque no hay fondos. Hay que dejar de enfocarnos en los detalles y pensar en lo importante: formar gente, atraer inversión, construir soberanía tecnológica”.
El mensaje final fue claro: la guerra ya no es solo con armas, sino con datos, energía, chips, cables, satélites y software. Es una guerra permanente, silenciosa y global. Y Chile debe decidir si quiere ser protagonista… o simplemente un nodo más en el mapa digital del poder.
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