
A 80 años de Núremberg: el juicio que definió los crímenes más atroces vuelve a interpelar al mundo
Los procesos contra la cúpula nazi, que sentaron las bases del Derecho Penal Internacional, cumplen ocho décadas en un escenario global marcado por la impunidad, las guerras y el cuestionamiento al sistema multilateral.
Los juicios de Núremberg, iniciados en noviembre de 1945 contra las principales figuras del régimen nazi tras la Segunda Guerra Mundial, cumplen este jueves 80 años. El aniversario coincide con un momento crítico para el Derecho Internacional, que enfrenta crecientes vacíos, bloqueos y acusaciones de aplicación selectiva, muy lejos del espíritu que inspiró a las potencias aliadas a perseguir las atrocidades del Tercer Reich.
Los procesos fueron conducidos por el Tribunal Militar Internacional (TMI), integrado por Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia y Reino Unido. Su creación se sustentó en la Carta de Núremberg y en los acuerdos posteriores a la Declaración de Moscú de 1943, donde los aliados se comprometieron a castigar a los responsables de crímenes de guerra. Reuniones posteriores en Teherán y Yalta reafirmaron ese objetivo, que cristalizó en un histórico procedimiento judicial sin precedentes.
El primer juicio comenzó el 20 de noviembre de 1945 en la Sala 600 —hoy museo— y se extendió hasta octubre de 1946. En el banquillo se sentaron 24 altos cargos de la Alemania nazi y siete organizaciones vinculadas al régimen. Los cargos incluyeron “crímenes contra la paz”, “crímenes contra la humanidad”, “crímenes de guerra” y “conspiración”, que dieron forma al concepto moderno del Derecho Penal Internacional.
Entre las organizaciones declaradas criminales estuvieron el Partido Nacionalsocialista (NSDAP), el gabinete de Adolf Hitler y la Gestapo. El proceso concluyó con doce condenas a muerte —diez ejecutadas—, siete penas de prisión y tres absoluciones. Entre los ejecutados se encontraron figuras como Hans Frank, Wilhelm Frick, Joachim von Ribbentrop y Alfred Jodl. Hermann Goering, mano derecha de Hitler, se suicidó horas antes de su ejecución.
Otros líderes nazis recibieron penas de cárcel, entre ellos Karl Dönitz, Baldur von Schirach y Albert Speer, arquitecto de Hitler y ministro de Armamento. Tras el juicio principal, entre 1946 y 1949 se desarrollaron doce procesos adicionales que abordaron crímenes en áreas políticas, económicas, médicas y legales, incluido el célebre Juicio de los Doctores por experimentos humanos y programas de eutanasia.
Un legado que definió el siglo XX
Núremberg fue el modelo de los tribunales internacionales que surgieron después: la Corte Penal Internacional (TPI), los tribunales para Ruanda y la ex Yugoslavia, y la redacción de instrumentos clave como la Convención del Genocidio, las Convenciones de Ginebra y la Declaración Universal de Derechos Humanos.
El hito jurídico más influyente fueron los Principios de Núremberg, aprobados por la ONU en 1948, que establecieron que ninguna persona puede ampararse en leyes nacionales o en órdenes superiores para eludir su responsabilidad por crímenes internacionales.
La brecha entre los principios y la realidad
Ocho décadas después, el sistema enfrenta cuestionamientos profundos. Países como Estados Unidos, Rusia e Israel no han ratificado el Estatuto de Roma —base del TPI—, lo que limita la jurisdicción del tribunal y alimenta críticas por una aplicación desigual del Derecho Internacional.
La ausencia de detenciones de líderes con órdenes de arresto vigentes, como Vladimir Putin por la invasión de Ucrania o Benjamin Netanyahu por la ofensiva en Gaza, ha intensificado el debate sobre la impunidad global. Episodios como la invasión de Irak en 2003, sin autorización de la ONU, marcaron un punto de inflexión en la confianza hacia el sistema multilateral.
El peso histórico de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial en el Consejo de Seguridad, sumado al uso político del veto, ha paralizado iniciativas clave y ha impedido que numerosas víctimas vean justicia.
A 80 años de Núremberg, el aniversario no solo recuerda el juicio que definió las bases del orden jurídico internacional, sino también las brechas que aún persisten para hacer cumplir sus principios fundamentales.
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